Elparchís
CURIOSIDADES Y LEYENDAS
¿Quién no ha jugado al parchís, uno de los juegos de mesa más famosos del mundo? Se trata de uno de los más populares del estilo conocido como Cruz y Círculo, con un tablero, un dado y 4 fichas para igual número de jugadores, aunque existen tableros para 6 y 8 personas. Su popularidad, junto con otros juegos similares como el ludo, el parqués o el parcheesi, es muy alta, e incluso hoy en día tenemos la posibilidad de jugarlo online, con el ordenador, o un tablet o smartphone. Veamos su historia. 8Q GDGR \ FXDWUR ÀFKDV
Hay otro juego, el pachisi, que o bien es anterior y el parchís su descendiente, o bien ambos surgieron en el mismo momento en el siglo IV, en la India medieval. En ambos casos, se trata de un juego prácticamente idéntico. Hay otro juego, el chaupar, que también podría ser el originario de ambos u otro contemporáneo. Mientras los historiadores siguen investigando para encontrar el auténtico origen, vamos a verlos un poco.
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El pachisi es un juego de mesa de tablero originario en la India medieval, que ha sido descrito históricamente como el Juego Oficial del País. El nombre deriva de la palabra hindú paccƯs, que significa «25», al ser éste el puntaje más alto que se podía obtener al lanzar las conchas de cauri que se utilizaban a modo de dado. Se juega del mismo modo que el parchís, con un tablero con forma de cruz simétrica, en donde las piezas de un jugador se mueven alrededor de éste en función del número que surja en el lanzamiento de cauris.
Como curiosidad, en 1938 la compañía estadounidense de juguetes y juegos Transogram, lanzó al mercado una versión del pachisi para el público masivo llamado Game of India, que finalmente fue comercializado para el nombre de Pa-Chiz-Si: The Game of India.
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Se cuenta que Akbar I el Grande, un gran gobernante mogol de 1556 a 1605, fue un excelente jugador de pachisi, sobre todo a tamaño real. Dieciséis esclavas jóvenes de su harén, separadas en grupo con sus respectivos colores, representaban las piezas, moviéndose a lo largo del tablero según el número del lanzamiento de los dados, los cuales tiraba el mismo emperador que se encontraba sentado en el centro.
Las dieciséis jóvenes estaban divididas en cuatro equipos diferenciados por el color de sus ropajes, y debían tratar de llegar al centro del tablero, donde, cómodamente sentado, esperaba el emperador, que ordenaba que le tirasen las conchas de caurí y decidía qué chica o equipo se movía.
El juego también se popularizó entre las clases humildes, que usaban como tablero un paño pintado o bordado y como fichas, pequeñas piedras coloreadas, y como dados, las conchas de caurí.
Las crónicas cuentan que a Akbar le gustó tanto el juego a gran escala, que ordenó construir más tableros gigantes, uno en cada uno de sus palacios. Quedan aún rastros de ellos en Agra y Allahabad, con suelos de mármol pintados.
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El chaupar es un juego de mesa anterior o contemporáneo al pachisi. Existe una representación de los siglos VI o
VII del dios Shiva y la diosa Parvati que están jugando al chaupar, aunque en él sólo se pueden ver los dados y no su distintivo tablero.
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Diversos investigadores han encontrado hay indicios que nos acercan al mundo maya del siglo VII. En el Códice Magliabecchiano vemos como Macuilxochitl (dios del amor, los juegos y la belleza) observa jugar a cuatro personajes una partida de patolli, un juego muy similar al parchís actual.
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Existe un documento de la dinastía Song (960–1279) que hace referencia al juego chino ch’u-p’u, el cual, según las fuentes, fue inventado en el oeste de India y se extendió a China en la época de la dinastía Wei (220-265).
Algunos historiadores creen que este juego puede estar relacionado con el chaupar, pero otros –la mayoría– creen que está más bien relacionado con el backgammon.
En la actualidad, además de jugar al parchís con un tablero, podemos hacerlo online y hasta desde tu teléfono móvil a través de una app, junto a jugadores o amigos de cualquier parte. Si quieres probarlo, puedes descargarte aquí las aplicaciones para Android y para iOS.
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Para conocer el origen del juego parchís, recordaremos la historia y leyendas de India y del imperio Mogol, y, sobre todo, de Akbar y sus obras, uno de sus máximos impulsores.
En el poema épico Maharabata aparece un juego de dados (es una variación del chaupar) en el que participan las deidades Yudhishthira y Duryodhan. En la obra de Devidasa de Nurpur (169495) que se conserva en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, los Dioses Shiva y Parvati juegan al chaupar.
En el libro India y sus príncipes nativos (1876) se explica una curiosidad sobre el palacio de del siglo XVI en el norte de India: el juego de pachisi fue jugado por akbar de una manera verdaderamente regia. El propio tablero, dividido en cuadrados rojos y blancos, siendo el tablero el suelo del patio de su palacio y una enorme piedra levantada a casi un metro y medio de altura representaba el punto central.
Fue en el palacio de Fatehpur Sikri donde akbar y sus cortesanos jugaron este juego. A su vez, dieciséis esclavas de su harén, con los colores de las fichas del juego, representaban las piezas y se movían entre los cuadrados (casillas) de acuerdo con el lanzamiento de los dados. Otros autores aseguran que las dieciséis muchachas eran elegidas entre las indias más bellas. Se dice que al emperador le gusto tanto jugar el juego a esta gran escala, que hizo construir un campo gigante a modo de tablero para el pachisi en todos sus palacios, y aún quedan rastros de ellos en Agra y Allahabad.
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Existen leyendas que han pasado de generación en generación y que suelen
versar sobre los reyes y estos jugaban. Una de ellas habla de un rey que tenía dos ratones entrenados, que se llamaban Sundhree y Mundhree. Durante el juego, el rey distraería a sus oponentes con detalles, historias y cuentos, pero entre medio de ellos pronunciaría Sundhree y Mundhree, momento en el cual los ratones entrarían y moverían las piezas sin que los oponentes, distraídos por las palabras del rey, lo notaran.
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Agra (antes llamada Akbarabad) es una de las ciudades mas conocidas de la India por su imponente Taj Mahal. La edad de oro de Agra comenzó con los mogoles, e incluso fue su capital bajo los reyes Akbar, Jahangir y Shah Jahan. Akbar fue quien dotó a esta ciudad de una majestuosidad digna de una capital. Además de transformar la ciudad en un centro de aprendizaje, comercio, arte y religión, ordenó construir las murallas imponentes del Gran Fuerte Rojo, y ordenó construir en las afueras la ciudad Fatehpur Sikri para convertirla en la capital del imperio, desde 1571 hasta 1585.
Por cierto, fue el nieto de Akbar, Shah Jahan, quien ordenó construir (16321653) el imponente Taj Mahal para albergar a su esposa favorita, Mumtaz Mahal.
Allahabad (la capital judicial del estado de Uttar Pradesh) también fue fundada en 1575 por el emperador Akbar por su ubicación estratégica a orillas del río Yamuna, en donde construyó varios fuertes, uno de ellos con un magnífico patio para jugar a tamaño gigante.
En Europa
La forma más familiar del famoso juego la tenemos que buscar en la segunda mitad del siglo XVI, en un juego que Francisco I de Médici regaló a Felipe II. Algunos comparan el sentido del juego y su aspecto con el de los laberintos medievales que recreaban simbólicamente el camino de la vida y las rutas de peregrinación. En realidad, es difícil saber cómo llegó el juego hasta Occidente. Es muy posible que lo introdujeran los musulmanes, que en el siglo VII ya habían adoptado el ajedrez del Imperio sasánida, y que llegase a Europa occidental en el siglo IX con la invasión islámica de la península ibérica y tras haberse jugado anteriormente en el Imperio bizantino.
Los ingleses introdujeron el juego en Europa en el siglo XVIII, durante la colonización del subcontinente indio. La propia reina Victoria se hizo muy aficionada al juego, y en 1862 apareció a la primera versión occidentalizada, que recibió el nombre de parkase.
Considerado por la aristocracia como un divertimento de salón para adultos, durante el juego se aceptaban apuestas y muy pronto le hizo la competencia a los juegos de cartas. Con el tiempo apareció una versión infantil, mucho más sencilla si cabe, que se llamó Ludo (yo juego, en latín). Poco a poco, el juego fue dejando los salones para instalarse en las mesas familiares de toda Europa con nombres muy diferentes: en Alemania se le bautizó como Mensch-ärgeredich-nicht (literalmente: «No te enfades, hombre»); en Italia, Chi va piano va sano («Quien va despacio se vuelve sano»); en Francia Le Jeu de Dada («El juego de Dada»); en Suiza Eile mit Weile («La prisa hace desperdicio»), y en Finlandia Kimble.