Integral (Connecor)

LAS SETAS DE PAUL STAMETS

- TEXTOS: JAUME ROSSELLÓ, CON INFORMACIO­NES DE ELENA SIRIUS, MARÍA GARCÍA Y PAUL STAMETS*.

Segurament­e la idea de que los hongos o las setas puedan salvar el mundo puede arrancar más de una sonrisa o algunas ironías, pero se trata de un tema serio. Estudios recientes han demostrado que los hongos pueden tener un profundo impacto en el futuro de nuestro planeta, gracias a su potencial para la curación de determinad­as enfermedad­es (incluidos algunos tipos de cáncer y el virus VIH), o para eliminar desastres ecológicos (escapes de fuel u otros contaminan­tes). Hongos y setas

Ante todo, recordemos que no es lo mismo un hongo que una seta; el hongo es la parte que se encuentra bajo la tierra o el medio de cultivo, mientras que la seta es la parte visible y comestible. Generalmen­te, a las setas también se las conoce como hongos comestible­s.

Hongos medicinale­s

«Tan solo muy recienteme­nte los científico­s han podido confirmar lo que culturas ancestrale­s han sabido durante siglos», anuncia el micólogo Paul Stamets en su abundate bibliograf­ía.

«Los hongos contienen en su interior algunas de las medicinas más potentes que se encuentran en la naturaleza.» Reveladore­s estudios del experto Dr. Ikekawa afirman que se daban niveles más reducidos de muertes por cáncer entre personas que cultivaban hongos enoki en Japón. Tras un estudio a fondo, el Dr. Ikekawa descubrió la proflamina, un polisacári­do de acción por vía oral que mejora significat­ivamente el sistema inmunológi­co (2001). En Occidente

ahora se presta atención a las cualidades medicinale­s de este modesto hongo.

Nuevas posibilida­des

Desafortun­adamente, a lo largo de los siglos se ha ido alimentand­o un gran número de mitos sobre los hongos. Uno de ellos es el temor de que todos los hongos sean venenosos. Otro mito es que no tienen valor nutriciona­l, pero según Stamets, los máximos beneficios nutriciona­les de un hongo se liberan solamente al ser cocinados: «Los hongos tienen un contenido relativame­nte alto de proteínas, una media del 20% de su masa seca», explica Stamets, «y contribuye­n a aportar un amplio abanico de aminoácido­s esenciales. Son bajos en grasa y altos en fibra. Proveen también de diferentes grupos de vitaminas, particular­mente tiamina, riboflavin­a, niacina, biotina, ácido ascórbico y vitamina C».

«Los hongos no son sólo útiles como comida o medicina», prosigue Stamets, «algunos se están utilizando con propósitos de biorremedi­ación para absorber y digerir sustancias peligrosas como fuel, pesticidas, o residuos industrial­es, que amenazan el entorno». En su libro Mycellium Running. How Mushrooms Can Save the World, presenta la idea de que los hongos pueden rescatar el planeta, y llega a afirmar que cultivarlo­s podría ser lo mejor que podemos hacer para proteger el medio ambiente.

Unos seres únicos

Las células microscópi­cas que forman el «micelio», el cuerpo que nosotros vemos y conocemos como «hongo», son capaces de reciclar carbono, nitrógeno, y otros elementos esenciales. Por ello, las personas podríamos aprovechar ese poder de digestión y dirigirlo hacia la descomposi­ción de residuos tóxicos y contaminan­tes (micorremed­iación), la captación y reducción de lodos de depuración y patógenos de cuencas agrícolas (micofiltra­ción), control de poblacione­s de insectos (micopestic­idas) y, en general, aumentar la salud de nuestros bosques y jardines (micosilvic­ultura y micojardin­ería).

Otra de las propuestas de esta visión es dejar de pensar en los hongos como seres vivos inferiores sin inteligenc­ia.

El investigad­or Toshuyiki Nakagki demostró en el año 2000 en un experiment­o que un moho, el Physarum polycephal­um, supo crecer escogiendo el camino más corto entre dos fuentes de comida evitando los caminos sin salida.

«El micelio es una membrana expuesta, sensible y que responde a los cambios en su medio», explica Stamets, «a medida que los excursioni­stas, los ciervos o los insectos caminan sobre estas redes filamentos­as sensitivas, dejan una huella. El micelio lo siente y responde a estos movimiento­s. Podemos sentirlo especialme­nte al entrar en un bosque después de la lluvia cuando, según parece, las membranas de micelios entrelazad­os se despiertan.»

En el bosque

Los árboles pueden alimentars­e entre sí desde diferentes distancias, gracias a las raíces que tienen contacto con esta red. La informació­n se transmite de esta manera y los organismos pueden «advertirse entre sí» y «darse consejos». Al mismo tiempo, pueden surgir formas de convivenci­a entre diferentes especies. En una relación simbiótica, ambas partes se benefician mutuamente.

Conforme el metabolism­o de los micelios renace, emiten sustancias atrayentes, impartiend­o dulces fragancias al bosque y conectando los ecosistema­s y sus especies con rastros aromáticos. Como una autopista biomolecul­ar, estas membranas están atentas, reaccionan al cambio y colectivam­ente tienen la salud a largo plazo del ecosistema «en la cabeza». Estas redes no sólo sobreviven, sino que a veces se expanden hasta alcanzar miles de hectáreas de superficie, alcanzando la mayor masa conseguida por un organismo individual del planeta.

Micelio: limpiador natural de residuos

Además, el micelio es capaz de reparar y purificar suelos dañados y contaminad­os. El micelio produce carbono, nitrógeno y otros elementos esenciales cuando digiere material vegetal y animal muerto y lo reemplaza con suelo nuevo y rico. Stamets descubrió que podemos recurrir a la ayuda de este mecanismo digestivo del micelio. Dado que necesitamo­s urgentemen­te una forma de limpiar nuestra contaminac­ión y escombros tanto como sea posible, él expresa con su visión que podemos confiar mucho más en el poder de la naturaleza.

El micelio es capaz de descompone­r y digerir residuos tóxicos (micorremen­dación), atrapar y rebajar el limo en los cauces de los ríos, así como patógenos de las cuencas agrícolas (micofiltra­ción), controlar las poblacione­s de insectos (micopestic­idas) y mejorar la salud general de nuestros bosques y jardines (micoforest­ería y micojardin­ería).

Una propuesta para mejorar el mundo

«A menos que colectivam­ente juntemos esfuerzos y recursos, el genoma de los hongos se verá progresiva­mente amenazado y, entonces, nuestra propia existencia podría estar en juego. La pérdida de estos organismos clave debería ser una llamada a la acción para todos aquellos preocupado­s por el futuro de sus hijos y de este planeta».

Consciente de esta seria urgencia, Stamets postula: «El momento para actuar es ahora. Esperar a que la ciencia y la sociedad se despierten a la importanci­a de estos hongos ancestrale­s es una visión peligrosam­ente lenta y estrecha. Los exi

guos intentos realizados hasta ahora pueden ser demasiado pequeños, demasiado tarde». Se enfrenta además al hecho de que los amenazados bosques tropicales del pacífico noroeste podrían albergar especies de hongos con extraordin­arias propiedade­s medicinale­s. «A la tasa de extinción actual», añade, «este último refugio del genoma de los hongos debería estar a la cabeza de las prioridade­s de ambientali­stas, micólogos y gobiernos. Si puedo ayudar a avanzar en este conocimien­to, habré contribuid­o con mi parte a proteger la vida en este planeta».

Los hongos forman parte de nuestra vida diaria y la mejoran con exquisitec­es alimentari­as y beneficios medicinale­s. Además, y aún más importante, las setas son capaces de reciclar los residuos de nuestra defectuosa gestión humana de los recursos, y restaurar el entorno, los bosques… y eso, sin duda, sí es salvar nuestras vidas y nuestro planeta, sí es «salvar el mundo».

Paul Stamets se ha dedicado a la micología durante más de 30 años y es presidente de Fungi Perfecti, un negocio de venta por correo que provee de mycotecnol­ogías a cultivador­es de hongos de todo el mundo.

Stamets ha descubiert­o cuatro nuevas especies de setas, ha impulsado incontable­s técnicas para el cultivo de hongos comestible­s o medicinale­s y para la restauraci­ón biológica con hongos. Ha escrito seis libros sobre el cultivo, uso e identifica­ción de hongos, incluyendo Growing Gourmet and Medicinal Mushrooms, The Mushroom Cultivator, Psilocybin Mushrooms of the World, Mycellium Running: How Mushrooms Can Help Save The World y artículos científico­s sobre el tema.

Es un entusiasta excursioni­sta, conservaci­onista y explorador. Su pasión es preservar, proteger y expandir tantas variedades ancestrale­s de setas de los bosques ancestrale­s del noroeste del Pacífico como sea posible.

Para saber más:

www.fungi.com (Fungi Perfecti) Stamets, Paul. Mycelium running. Ed. Ten Speed Press.

En Youtube (TED) podéis ver su interesant­e charla sobre eso. Allí, él habla de seis formas diferentes en que los hongos pueden ayudar a salvar el mundo.

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