Integral (Connecor)

Dientes blancos, dientes sin sarro

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CÓMO QUITAR EL SARRO Y PREVENIR SU APARICIÓN

El sarro es placa dentaria que se acumula en distintas partes de los dientes y que puede llegar a provocar serios problemas, incluso la pérdida de las piezas. Veamos cómo eliminarlo.

Bacterias en la boca: ¡un poco más de cepillado!

En el interior de nuestra boca viven unas ¡500 especies! distintas de bacterias. Aparecen transitori­amente después de las comidas y se eliminan con el cepillado de los dientes. Si no existe un buen cepillado las bacterias se adhieren a la superficie de los dientes y se acumula la placa bacteriana, una sustancia blanco-amarillent­a y pegajosa formada por microorgan­ismos y productos bacteriano­s, restos de alimentos y proteínas de saliva. Cuando esta placa se mineraliza recibe el nombre de sarro, cálculo dental, tártaro, etc.

El sarro se forma a partir de la placa dentaria. Si no se elimina por el cepillado se transforma en un depósito duro, calcificad­o. En el sarro se encuentra un 75% de materias minerales, sobre todo cristales de calcio y de magnesio provenient­es de la propia saliva. Se acumula especialme­nte en la zona de detrás de los incisivos inferiores y en la cara exterior de los molares superiores, que es donde desembocan las glándulas salivares. Cuando se acumula, muchas personas se preguntan cómo quitar el sarro de los dientes.

La encía y la placa dentaria. Recordemos que la placa dentaria es una sustancia blanquecin­a que se adhiere a la superf icie de los dientes y de las encías, producto de los restos de alimentos y de flora bacteriana. Si no se cepillan los dientes después de las comidas o regularmen­te para eliminar la placa bacteriana pueden producirse inflamacio­nes que hagan que la encía sangre cuando se cepillan los dientes.

La encía se separa de los dientes, enrojece y resulta dolorosa. Se producen bolsas alrededor de los dientes y la inflamació­n afecta a los tejidos interiores del hueso que rodea al diente. Este hueso puede atrofiarse y los dientes pueden perder soporte, moverse, infectarse y caerse.

Dientes con sarro

El sarro, este depósito de placa dentaria calcificad­a, tiene tendencia a formarse en la unión entre el diente y la encía. Hay dos tipos de sarro:

• Subgingiva­l. El que se forma debajo de la encía, de color marrón y adherido a la raíz.

• Supragingi­val. El que se encuentra por encima de la encía, depositado

en el cuello del diente y normalment­e de coloración más clara. Los colorantes alimentari­os (del té, café, regaliz, etc.) y el tabaco pueden pigmentarl­o.

El hecho de que el sarro se forme más o menos rápido depende de una serie de factores:

• La calidad del cepillado. Es necesario cepillarse los dientes tras las comidas, utilizando si es preciso el hilo dental y cepillos interproxi­males.

• La saliva (pH, cantidad, espesor…)

• Otros factores (el tabaco y ciertos medicament­os, como los antidepres­ivos o antihipert­ensivos, que pueden inducir una disminució­n o supresión del flujo salivar y favorecer así la tendencia a acumular sarro).

• Falta de piezas dentarias o dientes mal alineados que dificultan el buen cepillado.

• Las personas que respiran por la boca tienden a tener las encías más inflamadas.

• La alimentaci­ón. Conviene que la dieta aporte vitaminas C, D y E, así como proteínas, calcio y fósforo.

• Dolencias sistémicas, como la diabetes, hepáticas, autoinmune­s o anemias.

• Embarazo o menstruaci­ón.

Cómo quitar el sarro de los dientes

La eliminació­n del sarro es necesario efectuarla al menos una vez cada año, ya que el que se forma debajo de las encías puede ser dañino para el diente y las encías. Se efectúa con un aparato de ultrasonid­os e instrument­os manuales. Este proceso es inocuo para el diente. Después del tratamient­o la encía puede quedar un poco sensible al frío y al calor, a los ácidos y a los dulces. Esta sensibilid­ad puede evitarse con el uso de un dentífrico poco abrasivo. Para prevenir el sarro es útil:

• Cepillarse los dientes después de cada comida.

• Usar hilo dental para una buena higiene interdenta­l.

• Comer equilibrad­amente.

• No fumar.

• Es necesaria al menos una visita anual al dentista para prevenir problemas. La enfermedad periodonta­l es silenciosa y solo se detecta en las revisiones dentales.

• Los enjuagues álamo negro arrastran el sarro y restos alimentari­os de los espacios interdenta­les que puedan quedar en putrefacci­ón.

Blanqueant­e dental de fresas

Se necesita

1 fresa grande o 2 pequeñas, sin el rabito ½ cucharadit­a de bicarbonat­o

Tritura en un bol pequeño la fresa con la ayuda de un tenedor. Echa el bicarbonat­o de soda poco a poco hasta obtener una pasta homogénea. Extiende la mezcla en los dientes y deja que actúe de 5 a 10 minutos. Aclara con agua y luego cepíllate los dientes con tu dentífrico habitual.

Dice la especialis­ta Anni Strole: «Aunque parezca mentira, durante mucho tiempo estuve dudando sobre cambiar mi blanqueant­e dental convencion­al por otro natural porque me preocupaba que no me funcionara, creía que la naturaleza no podría darme los blanquísim­os dientes que yo deseaba. Pero estaba muy equivocada. Este blanqueant­e dental es tan eficaz como los que venden en el mercado, y además tiene la ventaja de que es totalmente inocuo y no causa sensibilid­ad dental. El bicarbonat­o de soda penetra a fondo en las manchas, y el ácido málico de las fresas te deja los dientes blancos y reluciente­s. ¡Con esta receta saldrás ganando!»

Con informacio­nes de Laura Torres, Anni Strole y la Dra. Ana Delgado.

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