Calentamiento global y polución son dos cosas muy diferentes
El CO2 es el mejor de los gases de la naturaleza, la molécula prodigiosa. Así lo definen los científicos que no están vendidos a la propaganda globalista. Sin embargo, después de 34 años de propaganda manipuladora y tendenciosa, lo han convertido en un gas tóxico peligroso y se ha conseguido plantar ese pensamiento en el disco duro de una sociedad ingenua y desinformada. ¿Ha cambiado el CO2… o lo que nos dicen de él?
¿Como es posible que las personas piensen y acepten que la cualidad física bioquímica y energética del CO2 ha cambiado? Lo que en realidad ha cambiado es la forma en la que la opinión publica lo ve, gracias a los intereses parciales de los políticos que intentan aplicar un impuesto nuevo sobre este gas*.
Hace solo una decena de años en una sala de cine, junto con los trailers de la película se podía ver una publicidad que animaba a invertir en CO2 como un negocio próspero en empresas por el cero neto y la acción transformadora. Me quedé con la mosca en la oreja y aunque aún no se veía con claridad la agenda globalista, había algo en el sentido común que me decía aquí hay gato encerrado.
¿Como podemos ignorar que los seres humanos producimos el CO2 para todo en nuestro diario vivir? para respirar, para comer, para caldear las casas, para transportarnos …
La vida en la tierra nació a partir de tres componentes, el CO2 de la atmósfera —que hace 3800 millones de años era muy abundante, había un 18%— y de oxígeno solo había 1%, el agua de los mares y la energía del sol. Estos son los tres componentes básicos de la vida, por supuesto el más básico de los tres es el CO2. A partir de ahí nació la vida, esa vida se alimentó de CO2 y fue transformando CO2 en oxígeno.
Respiración
Las plantas y las bacterias vegetales respiran CO2 y producen oxígeno. La vida animal utiliza el proceso contrario, toma oxígeno del aire, quema este oxígeno con la materia orgánica que nos dan las plantas y se produce CO2 como residuo.
Es decir, que en la naturaleza el CO2 no solo es el más esencial, sino que, con el paso del tiempo ha ido disminuyen
do progresivamente a medida que aumentaba la cantidad de oxígeno. Y esto ha sucedido porque las plantas durante millones y millones de años han ido respirando CO2 y devolviendo oxígeno a la atmósfera.
En estos momentos el porcentaje de CO2 es del 0,04 y el porcentaje de oxígeno es del 21%, es decir hay 550 veces más oxígeno que CO2.
¿Preocuparnos por si aumenta o si disminuye?
El CO2 no es solamente fundamental sino escasísimo; si disminuyera el CO2 podrían desaparecer las plantas y por supuesto desapareceríamos nosotros. Según Manuel Tohaira, “se nos ha hecho creer que los vehículos producen mil veces más CO2 que los humanos”, pero en sus investigaciones ha comprobado que producimos más o menos el mismo. Preocuparnos porque hay un poco más de CO2 es absurdo, en todo caso nos deberíamos preocupar porque el CO2 disminuya.
El CO2 se ha convertido en un instrumento de manipulación con el que se nos ha hecho creer que los humanos somos los responsables del calentamiento global y que el CO2 y el calentamiento global están intrínsecamente relacionados —lo que es absolutamente falso—. La atmosfera se calienta y se enfría por razones totalmente naturales y cíclicas, la tierra se ha calentado y se ha enfriado a lo largo de su vida muchas veces y acusarnos que somos los responsables de estos cambios, no solo es totalmente descabellado sino malvado y desalmado con todas las personas que están absorbidas por el sistema y cargan con esta culpa.
El ciclo del carbono
El científico Noboru B. Muramoto, en su libro Inmunología natural, nos describe el ciclo del carbono:
“El carbono es uno de los elementos más básicos e importantes, necesario para todas las formas de vida. El átomo de carbono y su manera de formar interminables combinaciones de moléculas a base de la denominada química orgánica o química vital.
Las plantas, de las que dependen todas las demás formas de vida, solo pueden obtener su carbono del dióxido de carbono o CO2 que existe en el aire en forma gaseosa. Como el CO2 se encuentra siempre en el aire, aunque en cantidades limitadas, debe ser suministrado constantemente. Este abastecimiento vital proviene de diversas fuentes, que pueden tener vida o no.
Una de las fuentes importantes de CO2 es la exhalación animal. Pero la cantidad más significativa proviene de la respiración microbiana. Los animales ingieren los carbohidratos —el combustible básico de la vida y de las plantas— después lo excretan en forma de CO2 con su respiración.
Si sobre la tierra hubiese suficiente cantidad de animales convirtiendo carbohidrato en dióxido de carbono en relación a la cantidad de plantas haciendo lo opuesto, entonces el ciclo del carbo
no tendría un equilibrio perfecto. Pero este no es el caso, hay mucho carbono que no puede ser aspirado y luego liberado en el medio ambiente como dióxido de carbono para el uso de las plantas. Hasta cierto punto, las plantas y animales mueren si mantienen demasiado carbono en sus sistemas. Si no hubiera forma de diferenciar este carbono en CO2, pronto cesaría toda vida vegetal y animal.
Pero por supuesto, podemos agradecer una vez más al reino microbiano que esto suceda. Hongos y bacterias desintegran compuestos de carbono complejos en las excreciones y materia muerta iniciando procesos de descomposición y putrefacción.
En este proceso liberan de vuelta el CO2 hacia la atmosfera, manteniendo la vida en las plantas y el ciclo del carbono”.
El efecto invernadero
Según el profesor John Cristy, del departamento de atmósfera y ciencia de la universidad de Alabama en Huntsville dice “el efecto invernadero es apenas una parte del sistema climático de la tierra y el CO2 es un gas invernadero relativamente insignificante; la atmósfera está formada por una multitud de gases, un pequeño porcentaje de estos gases se llaman gases invernadero y de este pequeño porcentaje el 95% es vapor de agua, es el gas invernadero más importante. El CO2 no es un gas invernadero secundario, pero lo que está claro es que ninguno de estos gases son responsables del cambio climático”.
Mirar arriba: la troposfera
Para entenderlo debemos observar el cielo o una parte del cielo llamada troposfera, si se tratara de un calentamiento invernadero haría más calor en la mitad de la troposfera, a unos 12 kilómetros de la atmósfera, que en la superficie. Hay buenas razones que lo explican y tiene que ver con cómo funciona el efecto invernadero: el sol emite calor a la tierra y, si no fuera por los gases invernadero, esta radiación solar rebotaría hacia el espacio dejando el planeta frío e inhabitable.
Los gases invernadero retienen el calor en la troposfera terrestre a unos kilómetros de la superficie y es aquí, según los modelos climáticos, donde las temperaturas deberían ser más altas si son los gases invernadero los que causan el calentamiento.
Por su parte el profesor Frederick Singuer, director de los servicios nacionales del clima en USA indica que
“todos los modelos, absolutamente todos, calculan que el calentamiento debería ser más rápido según se asciende desde la superficie a la atmósfera”. La temperatura máxima sobre el Ecuador debería situarse a una altitud de 10 kilómetros, y lo que han descubierto él y otros destacados científicos es que en el planeta no se está calentando la atmósfera pero sí la superficie.
Esto no solo ha quedado demostrado desde los satélites, sino desde los globos sonda que ayudan a medir la temperatura. Y conf irma que el hombre no tiene nada que ver con el cambio climático (insistimos: ¡sí con la contaminación, el consumismo y otros desastres! N. del E.) y aún más claro que nada tiene que ver el CO2. Es decir, según las teorías recientes de culpabilización al hombre de este fenómeno, debería haber más calor en la troposfera que en la superficie y es exactamente lo contrario.
¿Como podemos pensar que el CO2 es polucionante, o que es un gas tóxico?
Todos estamos hechos de CO2
En el año 950 d.C. los vikingos descubrieron otra isla al oeste de Islandia a la que llamaron Groenlandia porque era verde. Luego, alrededor del año 1000 d.C., comenzó una edad de hielo menor y Groenlandia se volvió blanca porque estaba cubierta de nieve y hielo. Ahora esta edad de hielo ha terminado y Groenlandia se está volviendo verde otra vez y todo el mundo está alarmado. Este alarmismo se explota por razones políticas.
El CO2 es una bendición para el planeta y bueno para las plantas. El porcentaje de CO2 en la atmósfera es del 0,04% del cual el 0,012% es causado por actividades humanas.
Ha habido períodos fríos con 20 veces más CO2 en la atmósfera que ahora, el CO2 y el calentamiento no tienen nada que ver entre sí. Esta mentira es la narrativa creada para la introducción de un sistema social, con control total.
Vulcanismo submarino
La verdadera causa del aumento de las temperaturas es el fuerte aumento del vulcanismo submarino. La lava caliente calienta el agua de mar, el agua de mar más cálida, calienta la atmósfera y derrite los icebergs. Pero cuando se vuelven a enfriar toman dióxido de carbono y lo almacenan: en la escuela primaria aprendimos que la atmósfera y los océanos intercambian dióxido de carbono.
Que haya mucho más vulcanismo no es culpa de nosotros los humanos, pero que creamos que somos responsables del calentamiento global, dará pie para que de manera sumisa permitamos un sistema de control social, con la excusa del CO2 y otros, para que tengamos una movilidad reducida (quizá pocas personas seguirán teniendo coche y muy pocas podrán viajar en avión).
Sucesos que han ocurrido hace tiempo
Siendo pequeña mi abuelo me enseñó que cuando miraba la luz de las estrellas y de todos los cuerpos celestes, en realidad estaba mirando a cientos de años atrás, pues la luz que yo veía había sido emitida cientos quizá miles de años atrás. Con los océanos pasa algo semejante, son tan grandes y profundos que tardan años, siglos literalmente en calentarse y enfriarse, este desfase los científicos lo llaman “memoria de los cambios de temperatura”, los océanos tienen memoria de los acontecimientos del pasado, incluso de diez mil años.
Según el profesor John Cristy “cuando alguien dice he visto cambios en el océano atlántico, esto quiere decir que estos cambios se han dado en una parte remota del océano probablemente 100 o más años atrás y sus efectos se ven ahora en el océano norte”. Y es que se nos olvida a los humanos que el planeta, sus cielos, los mares, las plantas, los animales y nosotros somos una interconexión, una unicidad.
La narrativa climática es parte de la agenda política de los oligarcas occidentales.
El vino con 0,04% de alcohol no puede emborracharte. Incluso si el CO2 mundial fuera un gas de efecto invernadero —que no lo es—, un 0,04% en la atmósfera nunca podría provocar el calentamiento global. Las variaciones del clima en el pasado fueron totalmente naturales, ¿que nos hace pensar que ahora es diferente?
Los científicos con sentido común responden, el verdadero responsable de cambios climáticos es el sol, en concreto las manchas solares. Cuando ha habido pocas manchas solares, ha coincidido con edades de hielo y cuando las manchas solares aumentan las temperaturas suben, en realidad el cosmos es un caos significativo, un misterio fascinante. Aun en este momento, en el que somos alrededor de 8.000 millones de personas, somos un punto insignificante comparado con el sol, nunca tendríamos la capacidad de producir un calentamiento global.
¡En marcha! Contra la contaminación
• Lo que sí estamos creando es la polución medioambiental a gran escala, creada mayoritariamente por los dirigentes que permiten las estelas químicas de los aviones para el control del clima, y que diariamente rocían en nuestras tierras, cultivos, ríos y sobre nosotros estroncio, bario, óxido de aluminio y cadmio en nanoformas.
• Contaminamos el agua con los vertidos de desechos industriales, sustancias como productos químicos tóxicos, metales pesados y nutrientes en exceso.
• La reciente obsesión por los paneles solares y la costosísima energía eólica que nos vendieron como panacea, son disruptores del paisaje y una amenaza para nuestras aves; es otra forma de polución.
• La generación excesiva de residuos sólidos, incluidos plásticos de un solo uso y plásticos en general.
A nivel local y personal hay ciertas
acciones que podrían mejorar nuestra calidad de vida evitando la contaminación y polución:
1. Dejar de beber agua en botella de plástico. Este tipo de recipientes tardan 500 años en descomponerse y liberan micropartículas perjudiciales para la salud.
2. No arrojar un chicle al suelo. La goma de mascar se compone, sobre todo, de plástico neutro y, además de ensuciar las calles, puede matar por asfixia a muchas aves si la confunden con alimento.
3. Evitar consumir alimentos con aceite de palma. Las enormes plantaciones intensivas dedicadas a la obtención de este ingrediente contribuyen a la deforestación de las selvas tropicales.
4. No dejar las colillas en la playa. Ocupan el primer puesto del ranking de residuos más numerosos en las costas, tardan hasta 10 años en degradarse y desprenden metales contaminantes.
5. No echar las toallitas desechables al water. Estos productos no se deshacen como el papel higiénico y causan la gran mayoría de los atascos en las depuradoras y los alcantarillados.
6. No soltar un globo de helio al aire. Resulta peligroso, en mayor medida, para las aves, los peces y otros animales marinos que pueden asfixiarse si los ingieren por error.
7. No tirar las pilas a la basura. Contienen mercurio —uno de los metales más tóxicos del mundo—, tardan entre 500 y 1.000 años en desaparecer y una sola de estas baterías puede contaminar hasta 3.000 litros de agua.
8. No tirar las mallas de los packs plásticos. Estos aros de plástico atrapan animales como peces y tortugas, ocasionándoles mutilaciones, malformaciones, o incluso la muerte.
9. Un grave problema son las granjas porcinas, de aves y la ganadería, y léeme bien, no me refiero al CO2, me refiero a que supuestamente no podemos dar de comer a 8000 millones de humanos pero alimentamos a 25.000.000 de pollos y a 20.000.000 millones de cabezas de vacuno y porcino. Devastamos el Amazonas y otras selvas tropicales para plantar soja para alimentar animales: esta devastación de uno de los pulmones del planeta es probablemente una de las peores formas de contaminación.
Y en esta dirección podemos contribuir los consumidores para que bajen estas cifras pornográficas de polución y salud medioambiental.
Todos somos responsables de la contaminación… ¡pero no del calentamiento global!
Para saber más:
* Información complementaria en: Los créditos de carbono y el mercado voluntario: ¿solución o distracción?
https://es.mongabay.com/2024/01/ los-creditos-de-carbono-y-el-mercado-voluntario-solucion-o-distraccion/?mc_cid=248f14f7f9&mc_eid=bb943f3e46
* En el próximo número: Primer resumen de los artículos disponibles