** SOBRE LAS CUMBRES DEL CLIMA Y LO QUE SE PREPARA
En la revista nos mostramos sumamente escépticos ante las cumbres del clima. Las consideramos un espectáculo para justificar subvenciones de actividades que muy dudosamente van a favorecer un cambio real en la acción humana sobre el clima y la contaminación.
Al inicio del film Traffic, una película de Steven Soderbergh sobre el problema de las drogas en EE.UU., el personaje encarnado por Michael Douglas ha de afrontar una reunión de copetín con una serie de vividores del tema droga, en la que cada uno tenía un inútil chiringuito montado. Pues bien: el espectáculo de esas cumbres del clima, con obreros montando stands para que gobiernos y ONG s exhiban sus naderías no difiere mucho de eso que denunciaba aquella película. No queremos más cumbres con multiconferencias o kiosquitos
sostenibles (sic), o que nos repartan folletos (sean o no en papel reciclado), o notas de prensa —en realidad greenwashing a cargo de agencias de publicidad reconvertidas— o que día sí y otro también aparezcan meteorólogos con más y más estadísticas demostrativas de que hace más calor, de que se acaban los glaciares y de que el agua dulce será salada. Queremos cambiar las cosas de verdad.
Porque a efectos prácticos, da igual que Greta y los medios de comunicación se enfaden mucho o no. El peso de la evidencia científica que tanto agitan los políticos buscando un nuevo orden en el mundo, necesita algo más que prohibir unas pajitas de plástico para refrescos para, mientras tanto, seguir culpando — más o menos implícitamente— a la población. ¿Por qué lo hacen así?
Porque saben que la población prefiere quedarse en casa, en un buen sofá con entretenimiento pantallero. Nos conocen: somos emocionales y somos perezosos para actuar. Y esperan que se produzca un clamor democrático que pedirá (o no se opondrá) a ese nuevo orden , con un control autoritario absoluto, que nos preparan. Jaume Rosselló-Manetas.