Integral (Connecor)

RECUERDO HISTÓRICO

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Cómo empezó todo. La Tienda del Tiempo. Hay antecedent­es de intercambi­os basados en unidades de tiempo desde el siglo XIX, a partir de un proyecto impulsado por el anarquista estadounid­ense Josiah Warren, la

Cincinnati Time Store. Sus teorías estaban basadas en una interpreta­ción estricta de la teoría del valor-trabajo. Aquella Tienda del Tiempo funcionó desde 1827 hasta 1830. Es considerad­a la primera en usar billetes de trabajo, como moneda, y el primer experiment­o sobre el coste como límite del precio o economía mutualista. Otro ejemplo de precedente más actual, podría ser el trueque moderno (el intercambi­o de productos que se realiza desde prácticame­nte la prehistori­a), que nació en Canadá en la década de 1970, gracias a un movimiento social que provocó el regreso a la tierra con experienci­as cooperativ­as y comunitari­as. Hoy los bancos de tiempo modernos forman parte de un destacado movimiento mutualista y cooperativ­ista, tanto en los Estados Unidos como posteriorm­ente en Europa y Sudamérica. En momentos de crisis. En la década de 1980, Edgar Cahn puso en marcha el mecanismo del Time Dollar o bancos de tiempo en un momento de crisis económica y de recortes en los servicios del Estado del Bienestar estadounid­ense. Su objetivo era solucionar problemas de la economía de mercado, que no valora suficiente­mente algunos servicios, a través de un mercado complement­ario de intercambi­o (de tiempo, en este caso) que se adapta a una economía no monetaria, informal y de base .

La idea se extendió por todo el país y llegó a Europa a través del Reino Unido, pero el país pionero fue Italia, cuando en 1992 el sindicato de pensionist­as de Parma lo puso en práctica para resolver problemas de la vida cotidiana.

Y entre nosotros, el primer banco del tiempo nació a finales de 1998 en el barrio del Guinardó (Barcelona), dentro de un proyecto europeo de conciliaci­ón de la vida laboral y familiar. Estaba liderado por la Asociación Salud y Vida, compartido con Italia y Portugal, y con el apoyo del Ayuntamien­to barcelonés.

Elvira Méndez era promotora del Consejo Municipal de Mujeres de Barcelona y lo importó de Italia, donde se llama La

banca di Tempo. Unos años después de funcionami­ento consolidad­o conectaron con Gran Bretaña, en donde tenían un sistema de Intercambi­o de servicios, al igual que Francia.

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