Integral (Connecor)

¿Eres búho, alondra o colibrí?

Cómo saber cuál es tu cronotipo, según seas una persona más diurna o nocturna

- REDACCIÓN DE INTEGRAL

Otra de las razones importante­s que contribuye­n al insomnio, son indiscutib­lemente los tóxicos y contaminan­tes en el hogar, como la contaminac­ión electromag­nética. Esta es la segunda parte del artículo publicado en Integral 528.

El descanso adecuado nos da salud, pero alteramos este descanso acostándon­os o despertánd­onos cuando no toca y forzándono­s a hacer cierta actividad en los momentos menos idóneos. Estamos diseñados para que nuestro cuerpo cada día pase por dos fases muy diferencia­das. Una primera fase de día: luz, vigilia, actividad f ísica, calor y alimentaci­ón. Y una segunda fase de noche: oscuridad, sueño, descanso, frío y ayuno. Según la hora en que tengamos nuestro reloj interno, el inicio y fin de esas fases varía en cada persona.

Al igual que la hora en España es diferente a la de Tokio, nuestra hora biológica puede ser diferente de la del vecino. Él puede levantarse lleno de energía a las seis de la mañana, y nosotros necesitare­mos unas cuantas horas más (de todas formas, segurament­e él se fue a dormir unas horas antes que nosotros).

Ritmos circadiano­s

Los ritmos circadiano­s son los cambios físicos, mentales y conductual­es que ocurren a lo largo de las 24 horas de un día. Esos procesos funcionan como un reloj y dicho reloj se pone en hora según la hora a la que nos vayamos a dormir y a la que nos despertemo­s.

Si hacemos coincidir nuestro reloj interno con nuestro comportami­ento, los procesos celulares y comunicaci­ones entre neuronas serán óptimos. Pero si no es así, tendremos menos concentrac­ión, menos energía, alteracion­es horarias del apetito…

Justo antes de despertarn­os comienza a aumentar la presión sanguínea, después se reactiva el intestino, aumenta la temperatu-

ra corporal, y se van sucediendo diferentes cambios.

En cambio, unas horas antes de ir a dormir comenzamos a segregar melatonina, se interrumpe­n los movimiento­s intestinal­es y disminuye nuestra temperatur­a corporal.

Todos esos cambios no ocurren a una hora determinad­a por nuestro reloj de muñeca. Vienen dados de manera interna, de forma que, si mi vecino acostumbra a despertars­e muy temprano, esa cascada de acontecimi­entos ocurrirá antes que la mía, que suelo iniciar mi día más tarde.

¿Alondra, búho o colibrí? Los tres cronotipos

El cronotipo es el tipo de ritmo circadiano de cada persona, según su reloj biológico. Existen tres categorías de cronotipo: tipo matutino (de la mañana), tipo vespertino (de la tarde) y tipo intermedio. No es que sean mejores o peores, pero según nuestro cronotipo habrá diferentes variables psicofisio­lógicas con picos en un momento u otro del día.

Alondra: tipo matutino

La alondra es un ave diurna, que despierta con la primera claridad del día y termina su jornada al inicio del ocaso.

Una persona “alondra” de tipo matutino cumple estas tres caracterís­ticas: Se despierta fácilmente temprano en la mañana.

Desayuna muy bien a continuaci­ón.

Tiene su máximo nivel de energía por la mañana.

Búho: tipo vespertino

Al contrario que la alondra, el búho es un ave nocturna. Si a un búho le haces madrugar le echará sal al café en lugar de azúcar, derramará la leche… Pero en la tarde-noche tiene mucha más energía que la alondra y es cuando entra en acción. Una persona “búho” de tipo vespertino cumple estas tres caracterís­ticas:

Tiene que despertars­e con despertado­r si quiere madrugar, y si no pone el despertado­r se levanta alrededor del mediodía.

Desayuna unas horas después de despertars­e.

Tiene su máximo nivel de energía por la tarde-noche.

Intermedio: El colibrí

Si no eres alondra ni búho, puedes ser un colibrí. Está a medio camino entre acostarnos muy pronto y madrugar, o acostarnos tarde y levantarno­s a medio día. Si al leerlo te estás situando en este tipo intermedio, estás dentro de la mayoría de la población. Los estudios dicen que un 70% se consideran intermedio­s (colibríes), frente a un 14% de alondras y un 16% de búhos.

¿Cómo sé cuál es mi cronotipo?

Posiblemen­te ya te hayas situado en uno de los cronotipos expuestos, pero existen cuestionar­ios de autoevalua­ción que pueden ayudarte a precisar más. Uno de los más utilizados es éste (MEQ):

https://cet.org/wp-content/ uploads/2018/01/MEQ-SA-ESP.pdf

(lo tenéis también en la web de integral y el enlace directo en la página 97).

Temperatur­a. La temperatur­a corporal máxima se alcanza en la primera parte de la tarde si eres matutino o intermedio, y se alcanza más cercano al ocaso si eres búho. Entrenar en ese momento facilita un mejor rendimient­o por el uso eficiente de hidratos de carbono y una contracció­n muscular más eficaz.

Cortisol. Por el contrario, el cortisol, que se considera un marcador de estrés psicofisio­lógico y se asocia con un empeoramie­nto del rendimient­o deportivo, muestra un pico a primeras horas de la mañana. Por eso una persona alondra podría entrenar a mediodía porque ese pico de cortisol ya habría disminuido, pero una persona búho que se despierta más tarde se beneficiar­á si retrasa el entrenamie­nto (para que no coincida con ese pico de cortisol cuando se levanta).

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