LAS CLAVES DE GOLEMAN PARA NO QUEMARTE EN EL TRABAJO (AUNQUE SEA COMO PARA QUEMARSE)
• Concentración y focalización: que estando concentrados damos lo mejor de nosotros mismos, lo sabemos. Pero el top de la focalización podría traer unas formas de actuar extrañas, o insostenibles en el tiempo. Goleman cuenta el caso real de un neurocirujano que estaba en una operación complicadísima de unas 5 horas y al terminar y salir se dio cuenta de que parte del techo del quirófano se había desplomado y él ni siquiera era consciente. Puede ocurrir en tareas y profesiones donde es necesario una concentración exquisita, y a la vez una distancia emocional.
Por eso, describe que los cirujanos que practican las especialidades con más riesgo, como la neurocirugía, tienen activado un nodo especial del cerebro para marcar esa distancia: “Tienen que suprimir la reacción ante el dolor y el sufrimiento de otra persona, tiene su utilidad en el trabajo, pero lo cierto es que se puede terminar perdiendo la capacidad de empatía también con los que le rodean”. Así que Goleman cree que es más adecuada la focalización, que es a lo que todos deberíamos trabajar día a día.
• La focalización se puede crear, y se consigue a través de la concentración, pero es una decision asumida por uno mismo, e implica tener claros nuestros objetivos (del día, del mes o del año). “Controlar la atención es para la mente lo que la condición física cardiovascular es para el cuerpo; igual que un corazón en forma permite cumplir más adecuadamente cualquier tarea física, la plena focalización mejora cualquier tarea que emprendamos”, asegura Goleman. Para trabajarlo, es fundamental utilizar prácticas de atención plena y respiración.
• Respirar, dejar pasar y volver a centrarnos: el experto en inteligencia emocional recomienda abiertamente en su obra la práctica de la atención plena o ‹mindfulness› como la que permite ejercitar esta capacidad. La neurociencia define ese estado cerebral, en el que nos ha llamos en nuestro mejor momento, como ‹armonía neuronal›. Las redes neuronales exigidas por la tarea que llevamos a cabo se activan más plenamente, mientras que las irrelevantes para la tarea en cuestión permanecen relativamente desactivadas. Esto nos permite estar concentrados en lo que hacemos.
Si la focalización de la atención puede convertirse en una puerta de entrada a lo mejor de nosotros mismos, la distracción —que se manifiesta en el cerebro como la activación de redes irrelevantes para lo que estamos haciendo— constituye una salida rápida de esa zona . Las tentaciones son enormes hoy en día, por lo que también debería serlo trabajar y ejercitar esa capacidad.
• Empatía: en este punto, aunque explica su utilidad para todos los niveles de la organización. Las ventajas de una cultura empática son múltiples, desde el aumento de la innovación, un mayor compromiso y la retención de talentos. Los estilos de liderazgo basados en el control, la dominación y el señalamiento constante de los errores en vez de los logros, provoca que las personas con talento y alto rendimiento se frusten y busquen nuevas oportunidades, mientras que los mediocres permanecerán . Goleman vuelve de nuevo al ejemplo de los hospitales y explica que cuando se entrevistó a distintos trabajadores de las unidades de oncología de varias hospitales, se vio que el verdadero motivo de estrés tenía más que ver con la sobrecarga de trabajo, la presión del tiempo, los conflictos interpersonales y la sensación de falta de apoyo por parte de la dirección que con el contacto diario con el dolor y la muerte .
• Cada día no es un juicio: el autor relaciona este aspecto con la perfección, tanto en la autoexigencia desmedida del empleado como en la de sus superiores. El ideal de que debemos uir de continuo es insostenible, esta forma de pensar genera un estrés interno que se ve por ejemplo en los nuevos profesores que creen que tienen que inspirar a todos los niños de sus clases todos los días, o en los recién estrenados abogados que se machacan a sí mismos cada vez que pierden un caso, pero sabemos que con el tiempo se modula porque sería incompatible con la vida vivir así .
• Pero no es solo un tema de autoexigencia propia, Goleman explica también que los malos líderes tienden a generalizar y por un error puntual ampliar la crítica al trabajo completo de una persona . Las correcciones, explica, deben estar basadas en hechos concretos, nunca en público y siempre desde el respeto. La corrección bien realizada anima al trabajador a ver una oportunidad de mejora y querer hacerlo, la mal hecha merma la creatividad y propicia el estrechamiento . Así, el mal estilo directivo suele estar relacionado con personas rígidas que no llevan bien plantearse otras formas de trabajar ni admiten sugerencias de sus subordinados, lo que a la larga, merma el talento y la creatividad de los empleados .
• Descanso y vida personal: la inteligencia emocional pasa ineludiblemente por buscar un equilibrio entre la vida laboral y persona, las investigaciones de Goleman y el equipo Cherniss demuestran que el antídoto contra el estrés provocado por las amenazas, cuando el ambiente de trabajo no es óptimo y no se consigue mejorar, consiste en relajarse más, en tener más momentos donde pasemos al sistema parasimpático, al modo de recuperación del cuerpo y el cerebro . A mayor estrés en el trabajo, más necesidad de encontrar momentos fuera que nos conecten con nuestra esencia.