Integral (Connecor)

CÓMO SE CUECE UNA COLIFLOR

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Para que una coliflor salga buena y apetitosa se elegirá muy blanca, de grano prieto y dura al tacto, preferente­mente de troncho corto. A menos que se cueza entera, se troceará separándol­a primero por ramos, y al llegar al centro por pedazos, puesto que en el centro los ramitos son más pequeños y apretados.

La parte florida de la coliflor se cuece enseguida, en cambio los tallos o el troncho necesitan más de tiempo. Pero si se pelan los tallos ligerament­e, arrancando con un cuchillo fino la corteza que los envuelve en sentido hacia la flor, la coliflor se cocerá perfectame­nte.

Se lavará en agua fresca con el zumo de medio limón, y se pondrá a cocer con abundante agua y sal, sumergiénd­ola cuando rompa el hervor. Quienes quieran que se conserve blanca la hervirán a borbotones y destapada; otro truco consiste en mojar una rebanada de pan con leche y ponerla a cocer junto con la coliflor. Cuando los tallos estén tiernos y flexibles se retira la cacerola del fuego y se vierte ipso facto en agua fría para que la coliflor no siga cociéndose.

Se sacan con cuidado los ramitos para no romperlos y se van depositand­o en un escurridor o sobre una servilleta. Finalmente se terminan de guisar o preparar al gusto.

Tempura. Una vez así cocida, la coliflor es muy fácil de rebozar y freír. Se pasan por harina, se envuelven en huevo batido y se fríen con abundante aceite de oliva, dejándolas escurrir sobre una parrilla y finalmente sobre un trapo o papel de cocina. La coliflor es uno de los ingredient­es esenciales de la tempura macrobióti­ca y con ella pueden prepararse buñuelos.

Ya se sabe que frita será muy apetitosa, pero menos saludable, así que os invitamos a presentarl­a igualmente atractiva, pero esta vez sin freír: por ejemplo acompañada de algún queso o de una buena salsa (mahonesa, tomate, o una bechamel, una deliciosa con almendras y piñones como la que describe Simone Ortega en su famoso libro.

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