Visitamos la casa de Victoria Melián Randolph, con un estilo ecléctico y una impronta muy personal
Una rehabilitación total y una decoración ecléctica son las señas de identidad de la madrileña casa de la interiorista Victoria Melián Randolph. Aquí los recuerdos de familia tienen un lugar destacado
Buscaba un piso grande y luminoso en el barrio de Justicia, que pudiera restaurar y distribuir exactamente como yo quería”, comenta la propietaria de esta vivienda, que no es otra que Victoria Melián Randolph, socia fundadora del estudio de interiorismo Melián Randolph. Conocía muy bien la zona, ya que llevaba mucho tiempo viviendo en ella y no estaba dispuesta a trasladarse, así que indagó por el barrio, visitó páginas web de inmobiliarias y finalmente dio con esta casa de 220 m2. Se enamoró de ella en cuanto la vio: habían reformado la finca 15 años atrás, pero mantuvieron algunos elementos originales como el portón de entrada y las maravillosas cornisas decoradas que hay sobre los balcones, con cariátides. Por si fuera poco, está en un chaflán, dispone de seis balcones a calle y diez ventanas alrededor de un patio interior, algo que redunda en un inmenso caudal de luz durante todo el día. Así que lo tuvo claro desde el primer momento.
“Distribuí la casa de forma que pudiera recibir y la decoré con piezas familiares, como el biombo japonés del salón, nuevos diseños y creaciones propias”
Victoria Melián, interiorista
Victoria apostó por una rehabilitación integral y una decoración exquisita, donde los muebles antiguos se combinan con clásicos del diseño y el arte es protagonista. Creó un amplio hall, cerca de la cocina; transformó el gran pasillo en la actual cocina y lavadero; conservó el cuarto de invitados, aunque lo conectó con el baño en suite, que se dividió en dos para poder tener un aseo independiente; la antigua cocina y comedor se añadió al dormitorio principal para crear una cómoda zona de despacho, el dormitorio con baño incorporado y un amplio vestidor separado del resto de la casa; y, por último, el salón y el cuarto de televisión se comunicaron entre sí para obtener un espacio lo más diáfano posible. “Además, aproveché las ventanas y balcones para realizar algo con lo que siempre había soñado: llamé a mi amigo, el paisajista Alfonso Pérez-Ventana, para que decorara con plantaciones verdes todos los huecos, para suavizar la sensación tan urbana de la vivienda. En la cocina tengo aromáticas y en el resto vegetación verde, que en otoño se tiñe de rojo”, comenta orgullosa la interiorista. Y para rematarlo, apostó por una decoración de estilo ecléctico, por construir un hogar lleno de objetos personales y recuerdos de otras vidas. Todo un acierto.•