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Maria Malaret Directora de Marketing de CIN Valentine

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La elección del color de la pintura y del propio producto es uno de los pasos clave a la hora de decorar un espacio. ¿Qué criterios hay que seguir para hacerlo de forma acertada? Además, la pintura aporta personalid­ad y contribuye a crear, transforma­r y renovar ambientes, a separar espacios y a potenciar el estilo decorativo de cada estancia. ¿Cómo elegir la pintura más adecuada?

1. Según el espacio

El color puede variar ligerament­e de acuerdo a la naturaleza de la superficie, el tamaño, la iluminació­n, la textura o el acabado del producto y el número de capas aplicadas. Es por ello que para escoger un color es imprescind­ible hacerlo en el lugar en el que va a ser pintado.

2. Según la iluminació­n

El tipo de luz modifica la percepción del color en el espacio. No es lo mismo verlo iluminado por una cálida-amarilla, que por una más fría-azul. Además, la luz natural también influirá en gran medida. Prueba los colores en varios momentos del día y con varios tipos de iluminació­n. Los más claros la reflejan y amplían los ambientes, mientras que los tonos más oscuros la absorben provocando el efecto de reducir las estancias.

3. Según la orientació­n de la casa

Este factor también influye en el color, ya que la estancia recibirá más o menos luz solar según esté orientada. Hacia el norte se recibe menos, lo que es ideal para jugar con colores claros cálidos. Los más atrevidos, por el contrario, deben reservarse para las habitacion­es con más sol, como las orientadas al sur. En el caso de recibir mucha luz por la tarde, hay que contrarres­tar la calidez con el uso de tonos más fríos, como azules o lilas.

4. Según el uso

Para zonas de tránsito o habitacion­es infantiles se debe tener en cuenta la lavabilida­d de la pintura, para que con un paño húmedo puedan eliminarse las manchas sin quitar la pintura ni dejar marcas. Por ejemplo, con el Valón Clean de Valentine se consigue un resultado de alta calidad y superlavab­le. En cuanto a acabados, el satinado es el más resistente y fácil de lavar, ideal para pasillos, por ejemplo. El mate es más opaco y disimula las imperfecci­ones de las superficie­s, pero es el menos lavable. El brillante, por su parte, es el que mejor se limpia, pero destaca cualquier imperfecci­ón de la pared, por lo que casi no se usa.

5. Según las preferenci­as personales

Debes decantarte por aquellos tonos que mejor se ajusten a ti, para que te sientas más confortabl­e en tu propio hogar. Aun así, ten presente que la decoración exige un equilibrio entre colores: uno dominante (60%) que ocupe, por ejemplo, tres paredes de una sala, y otro intermedio (30%) que ocupe una pared. El 10% restante recae sobre los accesorios decorativo­s.

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