LA ENTREVISTA
EN SU ESTUDIO BICÉFALO SE ENCUENTRAN NO SOLO DOS HISTÓRICAS TRADICIONES DEL DISEÑO, LA NÓRDICA Y LA ITALIANA, TAMBIÉN TODAS LAS DISCIPLINAS A SU ALREDEDOR, QUE PRACTICAN SIN PREJUICIOS. DOS CABALGAN JUNTOS; SIEMPRE ABRIENDO CAMINO
Charlamos con Gamfratessi, uno de los estudios de diseño más cool, sobre arquitectura, creatividad e interiorismo
El lema de Stine Gam y Enrico Fratesi, tándem al frente del estudio de diseño más cool del planeta creativo hoy por hoy, el acrónimo GamFratesi, bien podría ser aquel histórico “tanto monta, monta tanto”. Con ocasión del lanzamiento de su nueva colección para Dedon, Rilly, tenemos la oportunidad de hablar con su 50% masculino. Italiano y danesa, os conocisteis siendo estudiantes de arquitectura. Y desde entonces formáis pareja, sentimental y profesional. ¿Es la vuestra la clásica historia de un enriquecedor contraste entre culturas? Stine y yo nos conocimos en 2004. Ella estaba en una estancia universitaria en Italia, y después yo iría a Suecia en la mía. Nos veíamos con mucha frecuencia, en Italia, Suecia y Dinamarca. Conectamos inmediatamente. El contraste de nuestras culturas, tradiciones y educaciones fue muy importante, sí, pero también el hecho de que compartíamos una idea, una visión, lo que nos acercó inmediatamente. Para ambos el encuentro fue muy enriquecedor, y los dos apostamos por dar lo mejor de nosotros mismos y ponerlo en común. Por abrir un diálogo que hoy
sigue igual de libre y de fructífero. Y, en 2006, formasteis el estudio bicéfalo GamFratesi. ¿Cómo ha sido esta primera década larga? Surgió de manera espontánea, no lo planeamos demasiado... No podíamos imaginarnos la aventura que entrañaría. Entonces éramos muy jóvenes y muy naifs. La idea era reducir la escala y especializarnos en mobiliario para abrir un nuevo camino. Pero lograr establecerse como diseñador lleva muchos años. Uno tiene que conseguir que le conozcan para poder entrar en la industria. Hay que producir prototipos, ir a ferias... Y, por otro lado, el proceso creativo, desde los materiales y los proveedores a la negociación con las editoras y la producción industrial, es siempre lento, a veces frustrante y no pocas te obliga a lo que parece empezar de nuevo. La clave en nuestro caso ha sido la pasión, que ha mantenido el entusiasmo intacto. Vuestro acercamiento al diseño combina, como no podía ser de otra forma, la especialidad y funcionalidad escandinavas con la sofisticación y la emocionalidad italianas. Una ecuación casi perfecta, pero imagino que difícil de equilibrar. No es fácil, no. El diseño nórdico tiende a la calma, a la simplicidad y a lo neutro, es muy contenido en la expresividad, mientras que la visión italiana busca manifestar y sugerir emociones intensas. El equilibrio debe ser muy sutil. Nuestra regla de oro es llegar cerca a las personas, pero sin obligarlas, sin gritarlas. Y para ello jugamos con elementos como las escalas y proporciones. Sí, lo que denomináis ‘microarquitectura’. ¿En qué consiste exactamente? La clave es la intimidad. Con nuestros muebles tratamos de crear espacios dentro de otro espacio. Trabajamos la escala. Y buscamos establecer relaciones con ellos. La filosofía detrás de todo producto GamFratesi incluye un concepto fuerte, expresado de forma inteligible, la apuesta por una gran calidad en los
“CON NUESTROS MUEBLES CREAMOS ESPACIOS DENTRO DE OTROS ESPACIOS. LA CLAVE ES LA INTIMIDAD: ESTABLECER RELACIONES ENTRE ELLOS Y EL USUARIO”
materiales y los detalles, su funcionalidad y la comunicación con el usuario, para quien está realmente concebido, y no para las marcas, para las ferias o revistas, ni para nosotros mismos. Pero vosotros no sólo proyectáis producto, también arquitectura, interiorismo, exposiciones... Tenéis una visión holística del diseño. Sí. Que se ha ido forjando con los años y la experiencia. Encontramos fascinante el reto del cambio de escala; pasar del detalle concreto de una silla a la caja que albergará un restaurante que, además, decoraremos. En el fondo se trata de una búsqueda común: encontrar soluciones para los múltiples problemas que uno va encontrando en el proceso, no tanto en tu background como en medio en que te mueves en cada ocasión. Todas esas disciplinas están fuertemente conectadas, así que nosotros las combinamos sin prejuicios. ¿Y cómo se trabaja a cuatro manos? Nosotros de forma muy natural: nos conocemos profundamente y hemos trabajado mucho juntos. Sobre la base de una relación fuerte, basada en el compromiso y la sinceridad, es más fácil; y se puede ir más lejos. Cuando las cosas salen bien, son doblemente buenas, y si no, se comparte el mal trago. Más difícil es lidiar con las marcas, ¿no? Es complejo, sí. Cuando una compañía te elige, lo hace porque le atrae tu trabajo, tu visión. Pero también piensa, claro, en su imagen de marca. El diseñador debe satisfacer a la editora, manteniendo su personalidad y alcanzando sus propios objetivos. En el fondo, se trata de contar una historia a dos voces. Nosotros seleccionamos bien los proyectos, y nuestra trayectoria nos avala a la hora de conseguir la confianza y libertad necesarias. Y, ¿en el caso de Dedon? Presentáis en el Salone vuestra segunda colaboración, Rilly. Presentamos solo dos piezas, el daybed y la tumbona de una colección que es mucho más amplia, y crecerá el próximo septiembre. Está creada sobre la combinación de cuerda natural, un material que ni Dedon ni nosotros habíamos utilizado antes, y tubo de aluminio, trabajando dentro de los límites dimensionales de la estructura que conecta asiento y respaldo para mantener un diseño elegante y dinámico. Nunca habíamos hecho outdoor hasta que Dedon nos lo propuso, y el reto ha sido maravilloso. Incluso si Aiir y Rilly son tan de interior como de exterior.