TRADICIÓN CERÁMICA
DETESTA QUE SE LA REDUZCA A UNA SOLA DISCIPLINA, PUES ES ESCULTORA, CERAMISTA, DISEÑADORA, PROFESORA... Y CREADORA DE SUGERENTES OBRAS (POR NO HABLAR DE SUS PENSAMIENTOS). ¿SU LEMA? ‘LO QUE PIDA CADA PIEZA’
María de Andrés nos habla de su trabajo y de su amor por el arte cerámico
Visitar un taller entraña penetrar en la intimidad de la creación. Con los materiales, los bocetos y las pruebas, con las herramientas, las piezas y los fiascos, se mezclan el esfuerzo, las expectativas, el talento y el oficio, y el misterio del proceso creativo. En el de María, al fondo del jardín de un edificio residencial al norte de Madrid, la conversación empieza sin rodeos: “Uno se forja a sí mismo como artista”. Tu trabajo se inscribe entre la tradición cerámica y el arte escultórico. ¡Claro! Yo estudié Cerámica Artística en la Escuela de Arte Francisco Alcántara, aquí en Madrid, y mi mirada ha sido siempre escultórica, sí. Mis piezas parten de la escultura: hago un modelado macizo y de él surge el objeto, que puede ser un jarrón, un vaso, una tetera... lo que sea. También una escultura, un trofeo, etc. De barro o hierro. Así que, sí, mi trabajo se inscribe en la intersección de esas dos disciplinas. Y encuentro otro par que concilias muy naturalmente en él: su vocación artística y la praxis artesanal. Yo produzco manufacturas totalmente artesanales, hechas a mano con cuchillo, palillos para modelar y demás
“POR FIN ESTAMOS RECONOCIENDO EL VALOR DE LA CERÁMICA. ME GUSTA HABLAR DE PONER EL ACENTO EN QUE NUESTRA SOCIEDAD AHORA ESTÁ CAPACITADA PARA VALORARLA”
herramientas tradicionales, pero mi concepto va mucho más allá de la artesanía. Tiene otra vocación, mayor: la del arte. Por eso incluso tus piezas más ‘comerciales’ superan la mera funcionalidad. La función es para mí otra faceta más a tener en cuenta durante el proceso creativo, pero de ningún modo el motor del mismo y nunca el objetivo principal. ¿Y cuáles son ese motor y ese objetivo final? La interpretación de un objeto sea el que sea desde un punto de vista estético. Para mí, prima la belleza. Busco que cada objeto haga disfrutar con los sentidos. Primero con la vista, luego con el tacto, y así sucesivamente. Y después, claro, que sea útil, que sirva a las personas. Pero ese es un valor añadido. En otro orden de cosas, personalmente, busco también estímulos, retos si lo prefieres, hasta el punto de que diseñar es, para mí, una búsqueda constante, casi un estado de ánimo en pos de lo distinto. ¿Qué te guía en esa búsqueda? La intuición. Buscas formas de manera intuitiva, dejándote llevar por el barro. Yo siempre digo: “Lo que la pieza pida”. Dialogo con ella, la escucho, pruebo... y las formas me llevan. Muchas veces, por ejemplo, trabajando el ángulo recto, te sometes al plano y la arista y acabas forzando, a tu vez, al barro. La curva, en cambio, es más suave, dúctil, fluida, más libre. No conozco guías fiables más allá de mi propia intuición. ¿Cómo ves el actual ‘boom’ de la cerámica con la perspectiva de tus años en el oficio? Por fin estamos reconociendo el valor de la cerámica, colocándola en el lugar que merece. En otros países como Gran Bretaña, Alemania, Escandinavia o los Estados Unidos lleva décadas en los museos y galerías de arte, mientras en el nuestro siempre ha sido la hermana pobre de las disciplinas artísticas. No me gusta hablar de boom, sino poner el acento en que nuestra sociedad por fin está capacitada para valorarla. ¿Cómo ves el sector hoy? Con la crisis cerraron un buen número de fábricas y talleres en España. Y eso es una verdadera lástima. Significa, desde cualquier óptica, perder riqueza. Ahora, a mí me gusta enfocarlo desde la oportunidad que brinda para repensar la cerámica y colocarla al nivel internacional en el que debería estar. Y, para ello, deberíamos empezar por promover una conexión fuerte, una interacción, entre los artesanos y artistas y las compañías de producto cerámico nacionales, de Sargadelos a Porcelanosa, pasando por Keraben o La Cartuja. Mira cómo le ha ido a Lladró con Jaime Hayón, por ejemplo. Aquí hay muchísimo talento, ¡démosle oportunidades! •