LA ENTREVISTA
Conversamos con Laura Carrillo
Las hermanas Carrillo diseñan y deciden en equipo, creando interiores que, a lo largo y ancho del globo, muestran siempre un inconfundible sello de carácter y profesionalidad. Hablamos con la benjamina, Laura Carrillo, del estudio familiar y de su visión personal del oficio
Dicen que los hermanos pequeños suelen ser independientes hasta casi el desapego, pero Laura, la benjamina del clan Carrillo es, por contra, la carta que completa una mano perfecta. Graduada en Diseño de interiores por la Escuela Oficial de Artes Decorativas de Madrid, tiene clarísimo que “haber tenido tres maestras desde pequeña, cada día, ¡y en casa!, es un verdadero privilegio”. Y, de hecho, recuerda divertida que de niña, en el colegio, le llamaban la atención porque escribía las redacciones en plural… Un punto de vista en equipo que es la esencia del estudio que comparte con sus hermanas. Hay quienes asocian a Carrillo con grandes proyectos, sobre todo internacionales, aunque también trabajáis –y mucho– en España, y en todas las escalas: alternas la remodelación de un hotel en Punta Cana con redecorar una pequeña vivienda en Madrid... ¿Qué tienen en común todos esos trabajos?
La personalización. Y la pasión que pongo en cada uno de ellos. Diría que el común denominador es la dedicación. Me entrego por igual al proyecto de una pequeña residencia privada –que, por cierto, a veces son los más complejos– y a uno de contract enorme, porque en ambos he de conseguir lo mismo: que el resultado sea único. Y, así, indago en ese algo que hace a esa casa o ese hotel especial, irrepetible. Tu trabajo es, en mi opinión, siem
pre marcadamente arquitectónico, equilibrado y natural, sólido, y muy actual. ¿Cómo lo ves tú?
Creo que esos adjetivos me definen bien… ¡Gracias! Yo no suelo hacerlo con palabras, sino en mis decoraciones, pero diría que soy fiel a un estilo contemporáneo, elegante y, sobre todo, muy personal. Las tendencias son útiles, pero efímeras; la personalidad es, en cambio, un sello imborrable. Cuando te pones con un nuevo proyecto, ¿por dónde empiezas? Nuestro trabajo es muy sensitivo, tiene mucho que ver con conectar: con el cliente, con el proyecto... Cada uno es una nueva y diferente ilusión, siempre tiene circunstancias, finalidades, personalidades o condiciones diferentes. Lo que busco siempre en cada trabajo es dar forma a esa ilusión.
Tenéis un ‘showroom’ exquisito, ¿tarjeta de presentación ante los clientes, catálogo de vuestras referencias creativas, nostalgia del antiguo negocio familiar...? ¿Cómo lo concebís vosotras?
Para mí es un maravilloso laboratorio de ideas. Tengo en él todo lo que necesito: catálogos, materiales, formas, texturas… Imagino que como el resto de interioristas, yo necesito ver y tocar, sentir, cuando elijo lo que utilizaré. Y tengo la suerte de tenerlo todo al alcance de la mano. Por otro lado, para el cliente es también una gran ventaja poder ver físicamente una lámpara, las telas… Y, en cuanto a la referencia a nuestros orígenes, para nosotras es algo muy especial seguir trabajando en el mismo sitio donde mis padres iniciaron la empresa, habiendo respetado y mantenido sus rasgos más característicos... ¡Es un lugar cargado de energía!
Y ya que hablamos de vuestra rica tradición familiar, ¿cuál sería la lección más importante aprendida de vuestros padres, aunque sea a través de tus hermanas mayores? Su legado es difícil de resumir en una sola lección, pero diría que querer es poder. Y también la capacidad de sobreponerse a los momentos difíciles por el amor al trabajo.
“SOY FIEL A UN ESTILO CONTEMPORÁNEO, ELEGANTE Y, SOBRE TODO, MUY PERSONAL. LAS TENDENCIAS SON ÚTILES, PERO EFÍMERAS; LA PERSONALIDAD ES UN SELLO IMBORRABLE”