El fascinante mix de piezas de diseño y herencia familiar en esta casa proyectada por Batavia
Realización
David Pastor
Fotos
Belén Imaz
Texto
Andrés Rubín de Celis
Sofás en lino blanco de Verzelloni. Sofá de Nanna Ditzel. Lámparas de mesa de cristal Mercer, de Joan Gaspar para Marset. Mesa de centro de telar antiguo de olmo con jarrones diseño de Benjamin Hubert para Bitossi. Lámpara de pie de Ettore Sottsass para Artemide. Todo en Batavia.
Sofá de Nanna Ditzel con cojines seleccionados, sobre alfombra de yute teñido de ocre, de Nanimarquina. Al fondo, butaca
original diseño de Svend Skipper y lámparas, de mesa; de Poul Henningsen para Louis Poulsen, y de pie; de Bernard Schottlander para DCW. Todo en Batavia. Consola castellana antigua y velador propiedad de la familia.
Espejo francés del siglo y jarrones de cristal, de Tom Dixon;
ambos en Batavia.
Mesa Tulip y sillas Conference de Eero Saarinen, editadas por Knoll. Lámpara de suspensión Cirio, de Antoni
Arola para Santa & Cole, en Batavia.
Alrededor de la mesa Miura, de Konstantin Grcic para Plank. Sillas Søborg, de Børge Mogensen para Fredericia. Lámpara de suspensión diseño de Poul Henningsen para
Louis Poulsen. Todo procedente de Batavia.
La voluntad principal de sus actuales dueños al adquirir esta propiedad era la de escapar del bullicio de una gran ciudad como Madrid a un entorno más amable y verde, dentro de una distancia cómoda: apenas 40 kilómetros de la capital. También pesó en la decisión su capacidad futura de albergar de forma independiente a una familia creciente, ya que el terreno cuenta con varias construcciones –antiguas dependencias ganaderas–, entre las que la casa principal sería el objeto de la intervención de Batavia, que se ocupó tanto de la reforma de la misma como también del proyecto de interiorismo.
La primera fase fue sencilla: la estructura estaba creada, pero se optimizaron algunos espacios con modificaciones en obra. Los propietarios necesitaban no solo habitaciones, sino infraestructuras modernas y eficientes para la vida cotidiana de todo el clan (quizá el mejor ejemplo sea la demanda de que el comedor pudiese acoger cómodamente a una docena de personas). En lo que se refiere a los interiores, tanto los clientes, apasionados del buen diseño y sensibles al valor de la creatividad, como el equipo de la tienda y estudio de diseño, tenían cla
Mesas en teca y azulejo, diseño de Gordon Guillaumier para Roda. Lámparas de suspensión Santorini, de Sputnik Estudio, editadas por Marset. Las sillas, en madera y cuerda, son propiedad de los dueños.