LA HABITACIÓN DEL BEBÉ
Pensando en el futuro de una forma práctica, una buena opción pasa por elegir cunas evolutivas, que cambian al ritmo del niño llegándose a convertir en cama o en otro tipo de mueble. No olvides crear un agradable rincón donde dar el pecho o el biberón, dormir al bebé o leerle un cuento.
Para tenerlo todo organizado y ahorrar espacio, te recomendamos que escojas muebles multiusos, como podría ser una cómoda que haga las veces de cambiador (así no quedará obsoleta pasado el tiempo). También te ayudarán las cestas de tela o mimbre y las cajas con motivos infantiles, para guardar juguetes, pañales, cremas o toallas.
Esta habitación debe ser un espacio cálido y confortable, que relaje al bebé, pero a la vez le permita descubrir el mundo y estimular sus sentidos. Por eso, no dudes en introducir complementos textiles, guirnaldas, peluches y figuras animadas. Si puedes, reserva también un espacio donde colocar un centro de actividades. Pero evita recargar el ambiente.
A la hora de elegir la gama cromática, lo ideal es optar por suaves tonalidades pastel (para evitar una sobreestimulación en el pequeño). Rosas, azules, grises, verdes, beige o un blanco roto combinado con otros colores son opciones muy socorridas. También puedes decorar con papel pintado e introducir las notas más vibrantes mediante los juguetes, que se recomienda sean de madera o tela.