Una villa portuguesa de los años cincuenta con interiores repletos de arte, objetos ‘vintage’ e iconos de diseño
Una casa portuguesa de los años cincuenta que transforma su interior en un espacio amplio, luminoso y abierto. Arte, piezas ‘vintage’ y clásicos del diseño visten las estancias creando una atmósfera ecléctica de gran valor y mucho encanto
Si, como decían los representantes de la firma de moda Ann Taylor, “lo más importante al vestir es una sonrisa”, a la hora de decorar una casa es vital dar con una estética que nos defina y nos haga únicos. Y, sin duda, esta vivienda es un buen ejemplo de ello.
Ubicada en Portugal y edificada en los años cincuenta, conserva su estructura exterior original, aunque poco más. Sus interiores se han rehabilitado por completo en la búsqueda de espacios abiertos, estancias amplias, salones para recibir y largos senderos de luz que te dirigen desde la entrada principal hacia el salón, el comedor y, finalmente, a un importante espacio exterior donde descubrimos un magnífico porche, el jardín y una piscina de grandes proporciones.
Se trata de una finca en tonos rosas
“Apostamos por hacer convivir y rivalizar en protagonismo piezas de diversa factura y procedencia con iconos del diseño, logrando una estética ecléctica muy vivida” Carmo Amaro y Nuno Benito, diseñadores e interioristas
y gran vegetación, cuya estética nos recuerda a las lujosas mansiones de los Hamptons, de arquitectura funcional, elegante, de belleza simple, y que, en este caso, encaja con la estética tradicional de la zona.
Sus dimensiones y la altura de los techos han permitido un diseño interior muy especial, del que se han encargado los creativos Carmo Amaro y Nuno Benito, que hicieron convivir y rivalizar en protagonismo piezas de todas las épocas, de diversa factura y procedencia, con otras de diseño, verdaderos iconos, poniendo en bandeja una estética ecléctica que aboga por un original combinado de estilo a medio camino entre lo vintage y lo contemporáneo, que da como fruto un escenario acogedor donde priman el color, las texturas y la mezcla de materiales, y donde el arte, esencialmente con cuadros de autores portugueses, tiene un protagonismo incontestable.
Los colores son otro de los elementos destacados del proyecto. Aquí, el azul de los textiles y las piezas de vibrantes tonalidades aportan viveza y suavizan sus líneas con propuestas en maderas naturales y coordinados en blanco. La madera de sucupira, el estuco en las paredes y el mármol veteado son una clara apuesta por la calidad; un intento de revolucionar la estética campestre poniendo en valor la nobleza de sus materiales.