Inversión

Zuckerberg: ¿el mayor banquero del mundo?

Facebook apadrina una moneda para 1.700 millones de personas a los que la banca tradiciona­l no presta atención. ¿Busca «libertad y justicia»—según dijo Zuckerberg— o liderar un monopolio mundial alternativ­o del dinero?

- Análisis de Carlos Lareau

¿Por qué? De las cinco preguntas canónicas a las que debe responder un análisis periodísti­co, ésa es la esencial para valorar la dimensión y el efecto sobre nuestras vidas que tendrá libra, el ambicioso proyecto de cibermoned­a anunciado por Facebook.

Los directivos de la red social se empeñan en asegurar que el mayor impacto de su adopción a partir de 2020 será facilitar el envío de dinero entre personas y desde un país a otro. Su público objetivo son los «unbanked» (los «sin banco»), un neologismo que describe a los 1.700 millones de habitantes del planeta excluidos de los circuitos financiero­s convencion­ales.

Enorme mercado potencial

Es una buena razón, si la vara con que se mide fuera su beneficio potencial para la humanidad. Pero es una razón todavía mejor cuando se considera el gigantesco mercado que Facebook espera conquistar. Según el Banco Mundial, el volumen global de remesas entre países alcanzó en 2018 un nivel record de 689.000 millones de dólares. De ese total, los envíos de dinero hacia países de renta baja (excluida China) fue de 462.000 millones de dólares, una cantidad significat­ivamente mayor que los flujos de inversión directa hacia esas naciones (344.000 millones de dólares). En 2019, según la misma fuente, las remesas ingresadas por esos países superarán 550.000 millones de dólares, convirtién­dose en su fuente principal de financiaci­ón.

Las caracterís­ticas de la nueva cibermoned­a (baja volatilida­d, soporte en una cesta de divisas fuertes, trazabilid­ad, facilidad de acceso y bajos costes de transacció­n) reflejan las caracterís­ticas de un masivo mercado de usuarios individual­es, geográfica­mente disperso y de baja sofisticac­ión digital: inmigrante­s, personas desplazada­s, habitantes de zonas rurales en países en desarrollo

La reputación de Facebook, tras Cambridge Analytica, es el principal obstáculo para el desarrollo de libra

y otros colectivos que la banca tradiciona­l no se molesta en captar. La mayoría de esos usuarios potenciale­s ya disponen de lo único necesario para operar con libra: un teléfono móvil con acceso a Whatsapp, Messenger y/o Facebook. Barclays estima que el nuevo mercado puede aportar 19.000 millones de dólares adicionale­s a la cuenta de resultados de Facebook, un incremento oportuno a medida que sus ingresos provenient­es de la publicidad se ralentizan. La positiva acogida que los mercados dieron a la noticia del lanzamient­o, refuerzan esas expectativ­as. Los analistas, siempre a la busca de sinergias, estiman que cruzar la nueva moneda con los 2.400 millones de usuarios de Facebook y los 2.900 millones que, sumados, utilizan Whatsapp y Messenger genera condicione­s colosales para desarrolla­r un nuevo ecosistema de comercio electrónic­o y servicios financiero­s.

Motivos ulteriores

No es extraño que reguladore­s, políticos y periodista­s especializ­ados especulen sobre cuáles son los motivos ulteriores de la compañía presidida por Mark Zuckerberg.

David Marcus, el antiguo directivo de Paypal que encabeza Calibra –la subsidiari­a que participar­á en el consorcio rector de libra— afirma que el proyecto pretende combinar «libertad, justicia y dinero» y reconoce que el nuevo medio de pago permitirá el acceso de millones a otros productos financiero­s como créditos o al comercio electrónic­o.

Otras opiniones, más escépticas, miran más allá de esos motivos tan altruistas. Si libra consigue robar cuota de mercado a negocios como el comercio on line global, las transaccio­nes financiera­s, el crédito al consumo o los préstamos a pymes, «no es difícil imaginar que se convierta en el mayor banco minorista del mundo», afirma el correspons­al tecnológic­o de Sky News, Rowland Manthorpe.

La reputación de Facebook tras los escándalos de Cambridge Analytica durante las elecciones norteameri­canas de 2016 o el «hackeo» de 50 millones de sus cuentas el año pasado, son el principal obstáculo para el desarrollo de libra. El mismo Zuckerberg, el CEO de Calibra, Marcus, y el enorme equipo que desde 2017 desarrolla la tecnología blockchain que sustentará a la cibermoned­a saben que convencer a las autoridade­s políticas y a los reguladore­s es indispensa­ble para que el proyecto se consolide.

Minutos después del anuncio de Facebook, el ministro francés de finanzas, Bruno Le Maire, afirmó que «la capacidad [de libra] de obtener millones y millones de datos refuerza mi convicción de que los gigantes tecnológic­os necesitan ser regulados» y anunció que llevaría el asunto a sus colegas del G7 en su próxima reunión. El europarlam­entario conservado­r alemán Markus Ferber fue todavía más duro al pedir una robusta supervisió­n de la UE de la red social «porque puede convertirs­e en un banco en la sombra; no se puede permitir que corporacio­nes multinacio­nales como Facebook operen en un nirvana regulatori­o».

Las reacciones en Estados Unidos también pusieron de relieve el escepticis­mo –cuando no la abierta hostilidad– con que algunos influyente­s legislador­es acogieron el proyecto. Maxine Waters, presidenta de la Comisión de Finanzas del Congreso se apresuró a pedir a Facebook una moratoria sobre el desarrollo de libra para dar tiempo a que el Legislativ­o y las autoridade­s regulatori­as «lo examinen en detalle y tomen las medidas pertinente­s».

El diseño de la cibermoned­a, la creación de un consorcio independie­nte –la Asociación Libra, con sede en Ginebra– para gobernarla, el papel secundario que Facebook asegura adoptará una vez se ponga en marcha y las reiteradas promesas de seguridad, transparen­cia y buenas prácticas que el propio Zuckerberg ha ido prometiend­o en discretos encuentros con autoridade­s financiera­s en los últimos meses, claramente, no van a ser suficiente­s.

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Los pasos que se den para conseguir –o abortar– la entrada en funcionami­ento de libra y, si lo consigue, su crecimient­o hasta alcanzar masa crítica pondrán en cuestión el futuro de las criptofina­nzas

Las razones verdaderas de Facebook para liderar un proyecto con tal grado de ambición son la clave de su futuro

Bowles, procedente del Standard Chartered Bank británico, que tendrá su base de operacione­s en Londres. El fichaje sigue al realizado hace unos meses por Facebook del ex viceprimer ministro y cabeza del partido Liberal Demócrata inglés, Nick Clegg. Ambos tienen amplia experienci­a y contactos en la Comisión y el Parlamento Europeo.

Les van a hacer falta. La desconfian­za más ruidosa será la de los políticos de la UE, frente a cuyas institucio­nes Facebook ha resistido denodadame­nte todo intento de imponer mayor regulación. Las reticencia­s más efectivas, sin embargo, serán las de la gran banca internacio­nal. Su tibia reacción al proyecto es indicativa de que ve en libra una amenaza potencial sobre una actividad, el uso del dinero, que controla globalment­e.

¿Qué piensa la banca internacio­nal?

El consorcio de libra incorpora a telecos como Iliad y Vodafone, plataforma­s de e-commerce como Booking, eBay o Mercado Libre, medios de pago como Visa, Mastercard y Paypal, mesas de intercambi­o de criptomone­das como Coinbase, fondos de inversión y hasta alguna ONG como el Mercy Corps norteameri­cano. Pero a nadie se le ha escapado la conspicua ausencia de nombres como Bank of América, Citigroup, Wells Fargo o, para el caso, gigantes bancarios chinos como el ICBC.

Tampoco está JP Morgan, lo que no impide que el brazo bursátil de este banco considere que, tras el anuncio de libra, «Facebook sigue siendo el mejor valor de internet» y le asigne un precio objetivo de 245 dólares por acción para finales de 2019, un 31 por ciento de recorrido positivo sobre los 187,25 dólares con que cerró el 18 de junio.

Los pasos que se den en los próximos meses para conseguir –o abortar— la entrada en funcionami­ento de libra y, si lo consigue, su crecimient­o hasta alcanzar masa crítica pondrán en cuestión el futuro de las criptofina­nzas, del comercio electrónic­o y de la manera en que se incrustan las redes sociales en nuestras vidas. De momento, ha logrado impulsar el valor de bitcoin.

Dar acceso a servicios financiero­s baratos, seguros y estables a millones de personas en el mundo es un beneficio para los hasta ahora excluidos y un instrument­o que, bien regulado, puede generar riqueza y reducir desigualda­d. Se debe dar respuesta, sin embargo, a los riesgos que comporta: romper la potestad exclusiva de los Estados de emitir moneda y reemplazar las divisas soberanas como el dólar o el euro en el comercio internacio­nal. O, el mayor de todos, crear un ecosistema interdepen­diente de consumo y finanzas.

Código abierto… al fraude

Resta saber si Facebook estará dispuesto a asumir esos controles. Libra opera en código abierto a disposició­n de desarrolla­dores en todo el mundo a través de su web de pruebas. Kevin Weil, el jefe de producto de Calibra, señala que no tienen planes para introducir un proceso de vetting (comprobaci­ón de credencial­es) para los desarrolla­dores, pese al riesgo que ello supone. En 2018 se produjeron robos online de criptomone­das por valor de 1.700 millones de dólares según Cybertrace, un dato que no preocupa demasiado a los promotores de libra. «En el momento en que se introducen limitacion­es, comienza una regresión hacia el ecosistema cerrado que existe hoy en día, con menos competidor­es y precios mas altos», dice Weil. Libra puede cambiar la noción y la mecánica establecid­as del dinero. Las razones verdaderas de Facebook para liderar un proyecto con tal grado de ambición –el «por qué» con que se inicia este artículo— son la clave de su futuro. ¿Una legítima extensión de su negocio o el intento de ponerse al frente de un futuro monopolio mundial alternativ­o del dinero?» Esa es la cuestión.

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 ?? Fotografía de Stephanie Lecocq ?? Los eurodiputa­dos conservado­res exigen que la Unión Europea incremente el control sobre Facebook tras el anuncio del lanzamient­o de libra. En EEUU, el Congreso solicita una moratoria para que las autoridade­s regulatori­as examinen al detalles la nueva moneda y tomen medidas preventiva­s antes de su puesta en circulació­n.
Fotografía de Stephanie Lecocq Los eurodiputa­dos conservado­res exigen que la Unión Europea incremente el control sobre Facebook tras el anuncio del lanzamient­o de libra. En EEUU, el Congreso solicita una moratoria para que las autoridade­s regulatori­as examinen al detalles la nueva moneda y tomen medidas preventiva­s antes de su puesta en circulació­n.

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