Inversión

Lo caro y lo barato es relativo

Diferencia­s entre fondo y ETF El coste de la gestión no lo es todo

- Jorge Del Canto. www.escueladea­cciones.com

Hoffman, Shefrin, Odean o Barber son investigad­ores y autores de algunos de los estudios sobre el comportami­ento de los inversores, entre las decenas de informes sobre la materia. Coinciden en señalar el mejor rendimient­o y beneficio de la inversión colectiva frente a la inversión en solitario tanto en gestión activa como pasiva, ya sea de renta fija, variable, mixta o alternativ­a.

Los fondos de inversión son las institucio­nes de inversión colectiva más populares entre los ahorradore­s. Entre sus misiones está permitir el acceso de cualquier inversor a distintos modelos, mercados y estrategia­s de inversión. Se presentan en forma de fondos tradiciona­les, en los que el colectivo carece de personalid­ad jurídica, o los fondos cotizados (ETF por las siglas en inglés de Exchange Traded Funds) que emiten las participac­iones como títulos negociable­s igual que una acción ordinaria.

Mientras que los ETFs se contratan de forma análoga al de cualquier acción, en tiempo real durante el horario de negociació­n de la bolsa, las participac­iones de un fondo tradiciona­l se intercambi­an por un valor liquidativ­o que se conoce tras el cierre del mercado y que normalment­e será el de dos días después de haber solicitado la suscripció­n o el reembolso.

Al mismo tiempo, la diferencia de contrataci­ón supone un sobrecoste para los ETFs, porque está sujeta a las comisiones de contrataci­ón y custodia, así como a los cánones que aplica el mercado, idéntica a las de compra, venta y custodia de las acciones. En cambio, la suscripció­n o reembolso de las participac­iones de los fondos tradiciona­les no suelen estar sujetas a comisión, lo que supone una ventaja de cara a reaOL]DU SHTXHxDV DSRUWDFLRQ­HV \ VXPDU HO EHQHÀ cio del ahorro periódico. Otra diferencia son los gastos de gestión que se aplican a los fondos tradiciona­les y a los ETFs. Mientras la media de los fondos de inversión está por encima del 1 por ciento anual, es raro ver una comisión superior al 0,40 por ciento en un ETF. La diferencia puede parecer escasa, pero el efecto acumulado a largo plazo es notable.

2WUR DVSHFWR D WHQHU HQ FXHQWD HV OD ÀVFDOLGDG DSOLFDEOH D DP bos tipos. Hoy en día los fondos tradiciona­les gozan de la posibilida­d de traspasar el importe de un fondo a otro, sin que DÁRUH HO UHVXOWDGR REWHQLGR *UDFLDV D HVWD WpFQLFD DO QR VXIULU retención por los rendimient­os obtenidos, se logra reinvertir la totalidad del capital acumulado y disfrutar de todo el potencial del interés compuesto.

Pero no es sencillo elegir entre las modalidade­s en que se presentan y los miles de fondos y ETFs disponible­s. Los costes, la HÀFDFLD R OD ÀORVRItD GH OD JHVWLyQ PDUFDQ GLIHUHQFLD­V QRWDEOHV entre un puñado de fondos y el resto.

Algún estudio realizado por Morningsta­r.es relaciona de forma inversa los costes de gestión de los fondos con su rentabilid­ad. Pero en mi opinión se debe huir de una generalida­d. No en vano, los fondos más contratado­s suelen estar entre los menos rentables de su categoría y clase, tal vez porque la demanda está creada desde la oferta y no a la inversa.

La mayoría de los fondos de inversión son menos rentables que sus índices de referencia, por lo que en muchas ocasiones hubiera sido mejor replicar al índice a través de un ETF, lo que no impide que éstos también se queden por debajo de su índice, aunque menos.

Lo caro y lo barato es relativo. Un fondo que cobre poca comisión, pero pierda frente a su índice de referencia, será caro en relación con otro con una comisión más alta pero que, descontada del valor de cada participac­ión, genera un EHQHÀFLR PD\RU SDUD HO LQYHUVRU

Lo difícil es localizar esos fondos y lo sencillo contar con alguno de los asesores profesiona­les, alejados de los intereses del marketing de una PDUFD TXH SUROLIHUDQ SDUD EHQHÀFLR GH ORV DKR rradores. El asesor no solo debe ser capaz de encontrar el fondo que busca, también de hacerle comprender cómo y en qué invierte, cuáles son las expectativ­as a distintos plazos e integrarlo en su cartera.

Calibrar la diferencia de costes entre fondos de ETFs y tradiciona­les es clave para la rentabilid­ad

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