Los investigadores trabajan con la mayor celeridad. Este virus forma parte de una familia que ya conocen
y Shanghái son antiguos alumnos suyos. «Podían lograrlo sin problemas».
También había constatado cómo los donantes de fondos pierden interés por las enfermedades emergentes tras calmarse el pánico inicial que provoca un brote. Por ejemplo, el síndrome respiratorio agudo grave, o SARS, se contuvo con relativa rapidez en 2002, y tan pronto como eso ocurrió, los fondos para investigación empezaron a escasear. El laboratorio de Ho había desarrollado anticuerpos que podían haberse empleado en tratamientos para el SARS, otro coronavirus, pero llegó demasiado tarde: no pudo recaudar los 20 millones de dólares que necesitaba para seguir avanzando por su cuenta. «A nadie parecía importarle», explica. «Es frustrante». Si hubiese recaudado aquellos fondos, es posible que ahora estuviese más cerca de desarrollar un tratamiento para el nuevo coronavirus.
A mediados de enero, la magnitud de esta epidemia se hizo evidente. El Gobierno chino planeaba imponer la cuarentena en la ciudad de Wuhan, y se habían detectado casos en otros cuatro países. Los investigaGRUHV KDEtDQ LGHQWLÀFDGR HO YLUXV \ KDEtDQ compartido su secuencia genética. Ho también creía que, en esta ocasión, el Gobierno chino aportaría fondos para seguir investiJDQGR ©+DQ DSUHQGLGR OD OHFFLyQª DÀUPD Decidió ponerse manos a la obra.
Ocho semanas después, el virus ya se ha extendido por todo el mundo. Contar a los enfermos y calcular las tasas de infección y mortalidad son ejercicios diarios que se llevan a cabo con cautela y temor. La pandemia de gripe de 1918 mató al menos a 50 millones de personas. La pandemia del VIH ha infectado hasta el momento a 75 millones y ha acabado con la vida de 32 millones de personas. Aunque sigue siendo incierta, la tasa de mortalidad del Covid-19 parece mucho menor, pero la enfermedad se contagia con facilidad. Si afecta tan solo al 1 % de la población mundial, estaríamos hablando del contagio de 75 millones de personas y, en base a las tasas de mortalidad actuales, del fallecimiento de 1 millón de personas.
Los investigadores del laboratorio de Ho, DVt FRPR GH -RKQVRQ -RKQVRQ 3À]HU 5HJH neron y al menos otras 10 compañías farmacéuticas y de biotecnología están trabajando con la mayor celeridad posible para encontrar tratamientos. Este virus forma parte de una familia que ya conocen. Trabajan lo más rápido posible para probar compuestos antiguos mientras diseñan programas para crear medicamentos nuevos. Una de las compañías más avanzadas es Gilead Sciences Inc., que está haciendo pruebas con remdesivir, un medicamento antiviral probado en pacientes con ébola y con coronavirus en todo el mundo. Gilead espera comunicar sus primeros resultados en abril.
Los investigadores afirman que pueden dominar este coronavirus, pero por ahora la enfermedad avanzará más rápido que ellos. Puede transcurrir un año o más antes de que se desarrolle un tratamiento para el Covid-19. Hasta que eso ocurra, tendremos que contenerlo con distancia y jabón, y con los medicamentos de los que ya disponemos.
Incluso cuando ya exista un tratamiento, es probable que el Covid-19 se quede entre nosotros más tiempo del que nos gustaría. Tal como explica Ho, erradicar por completo una enfermedad con este índice de propagación es extremadamente difícil. Solo se ha conseguido eliminar un virus con estas características, la viruela, y se necesitaron 20 años.
Una mañana de marzo, antes de que la ciudad de Nueva York empezase a cerrar sus establecimientos, Ho dedicó un tiempo a