Deuda de alta calidad para un nuevo mundo
En un escenario donde el virus sea historia, los expertos tienen claro que hay que dar prioridad al ‘investment grade’ o deuda de alta calidad La deuda pública y los fondos de rentas son otras alternativas interesantes. El ‘high yield’ exige ser más selec
Preparar las carteras para aprovechar las oportunidades exige ser extremadamente minuciosos.
Los mercados de renta fija tampoco se libraron de la fuerte volatilidad y las caídas provocadas por la expansión global del coronavirus. Los inversores no encontraron refugio en la seguridad tradicional de los bonos, lo que coincidió con una alarmante escasez de liquidez. Pero la acción decidida de gobiernos y bancos centrales ha calmado la tormenta. Y la renta fija ha entrado en una fase de relativa estabilidad. Por eso, este es el momento de mirar un poco más allá del ruido a corto plazo provocado por la pandemia y comenzar a reconstruir las carteras pensando en un mundo sin coronavirus. Es evidente que la contundente respuesta monetaria y fiscal a la pandemia ha contribuido a elevar el apetito por el riesgo. Pero para la renta fija esto supone un problema añadido. «El nivel de deuda mundial se disparará a niveles desconocidos, lo que va a provocar un ajuste al alza de los tipos de interés y ello implica caídas en los precios de los bonos», dice Víctor Alvargónzález, socio fundador de Nextep Finance. También hay que tener en cuenta que se ha incrementado el riesgo de crédito, es decir, la posibilidad de que muchas compañías que emiten bonos entren en quiebra. Ambas circunstancias exigen ser extremadamente minuciosos en la construcción de las carteras para aprovechar las oportunidades y las bajas valoraciones en un próximo escenario libre de coronavirus.
Los expertos tienen claro que la primera premisa pasa por buscar la calidad. «Hay que ir tomando posiciones en aquellas compañías que sean ‘investment grade’ o con calificación de grado de inversión», siempre
hasta ‘BBB’, dice Álvaro Antón, responsable para Iberia de Aberdeen Standard Investment. Y es que por debajo de este escalón se verá mucha volatilidad. En opinión de este experto, «en estas empresas vamos a tener unas rentabilidades atractivas, de aproximadamente del 3 por ciento». César Ozaeta, gestor de Abante, reconoce que esta también es su apuesta, ya que el grado de inversión «es la deuda que está comprando el Banco Central Europeo de compañías grandes, de calidad y bien gestionadas». Y las compras seguirán al menos hasta final de año. Incluso la Fed anunció que comprará por primera vez en su historia bonos corporativos de grado de inversión, hasta 300.000 millones de dólares. No obstante, en la deuda de alta calidad, el vencimiento es un elemento importante. Así, Alvargonzález apuesta por la renta fija de corto plazo y medio plazo «porque en la medida en que puedan subir los tipos de interés, esta deuda se renueva a un cupón mayor».
En las empresas de alta calidad habrá rentabilidades atractivas, de hasta el 3 por ciento
La deuda pública es la que más partido puede sacar a las medidas de los bancos centrales
Perfiles más tolerantes
Para perfiles más tolerantes al riesgo, no hay que perder de vista los bonos de alta rentabilidad, ‘high yield’, y la deuda subordinada financiera. Su caída ha sido muy fuerte pero probablemente hayan descontado un escenario demasiado malo. César Ozaeta recuerda que hay que extremar la vigilancia, pues probablemente habrá quiebras de empresas y más volatilidad, «pero pensando en el largo plazo, comprar estos activos ahora implica mucho valor», apunta. Otra alternativa que pone sobre la mesa Álvaro Antón son los fondos de rentas: «Nos gustan porque generan entre el 3 y el 4 por ciento de rentabilidad y creemos que todo lo que sea complementar la renta mensual es una alternativa muy buena».
A este abanico de opciones, Mar Barrero, directora de análisis de Arquia Profim, añade la deuda pública «que puede ayudar a dar cierta estabilidad a las carteras», junto con la renta fija de calidad. Esta deuda «es la que más se puede beneficiar de las políticas monetarias ultra acomodaticias adoptadas por los principales bancos centrales del mundo, pero muy especialmente por la Fed y el BCE», apunta. En deuda, Alfonso Escárate, gestor de Phylira, acota más y apuesta por los bonos italianos y españoles, «los únicos que darían rentabilidad positiva». Y como última alternativa, Luis García Langa, gestor de Sidiclear Sicav, propone los bonos ligados a la inflación, pues «si las políticas agresivas funcionan, podría haber un sobrecalentamiento de la economía», reflexiona.
Para los inversores que opten por fondos de renta fija, Barrero menciona el Nordea Flexible Fixed Income, con una cartera de calidad media-alta de nota ‘AA’. Además, Ozaeta apuesta por el Flossbach Bond Opportunities, posicionado en ‘investment grade’ pero con la posibilidad de exponerse más al ‘high yield’.