TRAS UNA CAÍDA COMO ESTA… ¿SE DEBE COMPRAR, VENDER O MANTENER?
Suele decirse que para invertir en valores hay que mirar a largo plazo. La volatilidad y el riesgo de perder el capital forman parte del ‘precio de entrar en los mercados’, pero eso no implica que mantener la calma en momentos de caídas sea tarea fácil.
En los 148 años transcurridos entre 1871 y 2019 ha habido 11 ocasiones en las que las acciones (del índice S&P 500) han perdido, al menos, el 25 por ciento de su valor. Por ello, a la hora de entrar en el mercado es importante tener una estrategia en caso de caídas inesperadas.
Cuando el mercado se deja un cuarto de su valor (una posición en la que muchos se encuentran actualmente), los inversores pueden actuar de tres formas: deshacer posiciones, mantener la inversión o aumentarla (de una sola vez o mediante aportaciones periódicas). Teniendo en cuenta estas posibles vías de actuación, vamos a analizar cuánto tiempo habría tardado un inversor en recuperar su capital inicial tras las caídas más llamativas.
Existe el riesgo de que ciertas personas
queden tan marcadas por las pérdidas que no puedan invertir durante un tiempo o que necesiten efectivo por cualquier razón. Esto les llevaría a deshacer posiciones. No obstante, nuestro análisis demuestra que, históricamente, esa es una de las peores decisiones financieras que una persona puede tomar. Así, los inversores que salieron del mercado en 1929, después de la primera caída del 25 por ciento, habrían tenido que esperar hasta 1963 para recuperar su inversión inicial. Sin embargo, si hubieran permanecido invertidos, habrían recuperado el dinero en 1945. Hay que tener en cuenta que el mercado llegó a caer más de un 80 por ciento.
Aumentar la inversión tras una caída es una decisión muy personal. No todos los inversores podrán comprar más, aunque así lo deseen. Los que opten por esta decisión podrían pensar que siempre que incrementemos una inversión, el valor de la cartera aumentará más rápido y, por lo tanto, el tiempo que tardaremos en recuperar la inversión inicial será más corto que si no se hace nada. Sin embargo, la historia demuestra que esta diferencia solo es relevante si se decide incrementar la inversión en un porcentaje significativo. Si analizamos las grandes caídas de la historia, vemos que el período de recuperación se acortó en seis de los once casos, pero no produjo ninguna diferencia en cuatro y resultó una decisión peor en uno de los ejemplos. De hecho, de las seis ocasiones en las que se consiguió reducir el tiempo de recuperación, esta reducción solo fue significativa en una ocasión: la Gran Depresión, la peor de todas las crisis. En este caso, la inversión periódica y recurrente habría reducido en casi 7 años la recuperación de la inversión, en comparación con los 15 años que hubiera necesitado otro inversor.
Mantener la inversión
Por lo tanto, la historia demuestra que los inversores que se mantienen firmes a su inversión inicial probablemente obtengan un mejor resultado a largo plazo. Las cicatrices mentales de lo que estamos viviendo estarán con nosotros durante una generación, pero las heridas financieras no tienen por qué permanecer tanto tiempo.
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