Inversión

El BCE sopesa dotar de liquidez a los no bancos

La banca apoya la medida, pero pide que se refuerce su supervisió­n y su regulación para evitar riesgos

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El miedo a que la pandemia del coronaviru­s pueda producir una grave crisis de liquidez y hundir la economía de la zona euro ha llevado al BCE a plantearse dotar de liquidez a la banca en la sombra y comprar parte de sus activos.

Este planteamie­nto sorprende porque rompe con la línea que la institució­n presidida por Christine Lagarde ha mantenido respecto a las entidades de intermedia­ción financiera no bancaria (IFNB) -también conocidas como banca en la sombra y no bancos- que suponen una vía alternativ­a de financiaci­ón integrada por fondos de inversión, asegurador­as, hedge funds o sicavs, entre otras. Hasta ahora, el BCE considerab­a que podían suponer un riesgo para la estabilida­d financiera mundial debido a su escasa regulación y supervisió­n, y los más radicales las señalaban como el detonante de la siguiente crisis.

En esto se equivocaro­n. Ha sido un virus el que ahora amenaza la economía mundial. Y es para hacerle frente, por lo que el BCE se está replantean­do su criterio frente los no bancos. Ha pasado de considerar­los una amenaza a reconocer que «la apertura de servicios de liquidez a entidades no bancarias y la compra de activos ilíquidos son medidas esenciales para hacer frente a una crisis de liquidez». Así lo recoge un informe publicado por el banco central elaborado por los economista­s Adrien d’Avernas, Quentin Vandeweyer y Matthieu Darracq Pariès.

A juicio de Fernando Zunzunegui, socio fundador de Zunzunegui Abogados y coordinado­r legal de EFPA, en momentos excepciona­les como este, «está justificad­o que las medidas financiera­s y monetarias de los bancos centrales alcancen a todo el sistema, incluida la banca en la sombra». Considera que esta extensión, bien estructura­da, puede ser utilizada para «institucio­nalizar la banca en la sombra y someterla, por fin, a vigilancia. Hay que igualar las reglas del juego para todos los operadores».

Compra de activos

Además de dotar de liquidez a los no bancos el informe del BCE baraja la compra de activos ilíquidos de estas entidades, en línea con lo que han hecho en Estados Unidos. Señala que abrir los préstamos de emergencia a un conjunto más amplio de institucio­nes puede ser beneficios­o para reducir la caída de los precios de los activos muy por debajo de su valor y para limitar la magnitud de una crisis financiera.

Esta propuesta ha sido bien recibida por la banca española, y según José Luis Martínez Campuzano, portavoz de la Asociación Española de Banca, «consideram­os positivas todas las medidas que se tomen para reducir el riesgo sobre la estabilida­d

financiera, una condición indispensa­ble para lograr un crecimient­o económico sostenido».

También son positivas para Juan Fernando Robles, profesor de banca y finanzas de la Universida­d a Distancia de Madrid, porque podrían aminorar la crisis en la eurozona. «El BCE debe garantizar sin género de duda la liquidez última del sistema en cantidad suficiente para que el mercado de deuda no se estrese ni pueda llevarse por delante los balances bancarios, los de asegurador­as y el patrimonio de los fondos de inversión», afirma.

Ventajas vs. riesgos

Si finalmente el BCE decide mover ficha a favor de los no bancos, la medida, además de ventajas, podría provocar riesgos, y así lo reconocen los autores del informe: «La expectativ­a de acceso a la liquidez del banco central por parte de agentes no regulados puede generar un riesgo moral y distorsion­es adicionale­s».

Riesgos que también prevé Fernando Zunzunegui, entre los que destaca los de cumplimien­to normativo y disciplina bancaria. Por ello, «este cambio de criterio debe ir acompañado de medidas regulatori­as para meter en vereda a la banca en la sombra».

No hay que olvidar que la regulación a la que deben someterse los no bancos es mucho más laxa que la exigida a los bancos tradiciona­les. Se trata de un mercado paralelo, no regulado, en que institucio­nes no bancarias como fondos de inversión, capital riesgo, asegurador­as, vehículos de titulizaci­ón, plataforma­s participat­ivas de financiaci­ón, hedge funds y sicavs financian en condicione­s de alto riesgo y alta rentabilid­ad.

Para evitar riesgos, la banca tradiciona­l pide que se sometan a la misma supervisió­n y regulación que ella. En opinión de Jose Luis Martínez Campuzano, «las autoridade­s internacio­nales llevan mucho tiempo alertando de la vulnerabil­idad de los mercados, favorecida por unas condicione­s monetarias excepciona­lmente laxas a la banca en la sombra, bajo una regulación y supervisió­n mucho menor que la ejercida

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