La amenaza de los «ángeles caídos»
Las bolsas temen que estos bonos terminen en impagos si no es por el salvavidas de los bancos centrales
La pérdida del ‘investment grade’ de un elevado número de empresas preocupa en el mercado.
Los ‘ángeles caídos’, aquellas empresas que han perdido su calificación de ‘investment grade’ hasta situarla en el bono basura, en el BBB-, se han convertido en la gran amenaza para mercados e inversores en esta crisis.
Sólo en el primer trimestre, Moody´s rebajó la calificación de 76 compañías, frente a las 70 rebajas que hubo en todo 2019. En marzo, se produjeron 59 recortes, con 16 empresas colocadas en perspectiva negativa.
Pero es más, el Banco Central Europeo (BCE) ha advertido de un aumento de los bonos corporativos emitidos por estas compañías y vaticina una nueva oleada en 2021 cuando aumenten los impagos.
De acuerdo con las previsiones de Fidelity, unos 215.000 millones de dólares en bonos estadounidenses y alrededor de 100.000 millones de euros en bonos europeos pasarán este año del grado de inversión al de ‘high yield’.
¿Cuál es la principal consecuencia?
El precio de los bonos de estas compañías duplica el que tenían antes del estallido de la crisis por «las expectativas de que se va a producir un notable aumento de las bajadas de las calificaciones de crédito», explica el BCE.
Se trata de una amenaza porque existe el riesgo de que estas compañías no puedan afrontar el pago de su deuda pero, al mismo tiempo, este peligro se amplifica por parte del mercado y de los inversores que, conscientes de las dificultades por las que atraviesan, exigen más rentabilidad a estos bonos corporativos.
Javier Molina, analista de eToro, reconoce que estamos en una situación excepcional que ha golpeado a compañías de la talla de IAG, Ford o Renault, donde las agencias de ‘rating’, tan denostadas durante la crisis financiera por no haber actuado antes, no han dudado en situarlas en bono basura.
Pero al mismo tiempo, Tatjana Greil-Castro, manager de Muzinich & Co, incide en que «puede haber potenciales oportunidades para inversores activos a largo plazo para posicionarse cuando los cambios de ‘rating’ no supongan un incremento del riesgo de ‘default’».
Porque, como Molina, quiere dejar claro que se trata de una situación coyuntural y no estructural, muy diferente a lo que ha ocurrido en multitud de empresas energéticas en los Estados Unidos. «Los sectores aéreo, hotelero o automovilístico han sido muy golpeados por la crisis sanitaria», explica Molina. Pero, una vez que se pase, «volveremos a viajar». Distinta es la situación de los ‘ángeles caídos’ del sector petrolífero de la primera economía: «Salvo que el barril de West Texas recupere los 70 dólares», seguirán en bono basura, vaticina el experto.
Se trataría de una situación asimétrica, como expone Michael McEachern, de la gestora Muzinich & Co. El gestor espera una tasa de recuperación algo diferente a la ‘V’ y, en «tal escenario, prevé que las tasas de incumplimiento sean mayores, especialmente en el sector de la energía, afectado por la caída de los precios del petróleo, pero en otros sectores también.
Ariel Belazel, responsable de renta fija global de Jupiter AM, reconoce que la cautela está plenamente justificada en los mercados de bonos corporativos. A pesar de las medidas de apoyo anunciadas por los gobiernos y los
El problema es si se entra en una espiral de desconfianza presionando hacia arriba las rentabilidades
bancos centrales, muchas empresas son vulnerables al riesgo de impago y podrían sucumbir antes de que lleguen los estímulos fiscales.
Otra duda acerca de esta situación es si un ‘ángel caído’ puede volver al cielo del ‘investment grade’. Molina insiste en que se trata de una situación momentánea. El problema, prosigue, es identificar el momento, «que puede ser de uno a dos años», lo que termine en solucionarse la emergencia sanitaria.
Los bancos centrales como bomberos
Los ‘ángeles caídos’ no podrían remontar si no fuera por la labor de los bancos centrales. El BCE se ha abierto a adquirir colaterales. Según un informe de ING, se espera que la institución aumente el volumen de su programa de compras especial por la pandemia incorporando este tipo de bonos. El universo de estos productos podría suponer un volumen de 70.000 millones de euros, de los cuales, 27.000 millones de euros vencerán en los próximos tres años.
La Reserva Federal fue pionera, «dada la incomodidad del mercado en el universo BBB, junto con el mayor nivel de apalancamiento en los mercados de crédito de los Estados Unidos, que hizo que el problema fuera especialmente agudo», explican desde ING. La rebaja de calificación de S&P a Ford, el 25 de marzo, bien podría haber sido el catalizador.
Si, finalmente, el máximo responsable de la política monetaria interviniera en
junio, habría que estar muy atentos. Paula Mercado, directora del servicio de estudios de VDOS, recomienda ser muy selectivo y quedarse sólo con los ‘ángeles caídos’ «que continúen teniendo fundamentales sólidos». El problema es que no siempre es posible acceder a la información para evitar posibles suspensiones de pagos.
Qué hacer con la cartera
Desde el punto de vista inversor, ¿qué implicaciones puede tener en su cartera esta situación? Dependerá del riesgo que esté dispuesto a asumir, pero puede ser una buena oportunidad para adquirir bonos como el de IAG, «que ofrece un plus de rentabilidad con vencimiento a 2025». La clave es hacer una selección de compañías, independientemente de su evolución en bolsa. «En aerolíneas primaríamos IAG o Lufthansa en detrimento de Ryanair o Norwegian», concluye Molina.
Mercado también es partidaria de mantener estos bonos en cartera puesto que «sus precios se suelen recuperar poco después de la rebaja de la calificación», mientras que deshacer posiciones por el temor a la caída de la calificación únicamente serviría para materializar las pérdidas.
Otra de las preguntas que cabe realizarse es qué pasará si hay un rebrote de la pandemia en octubre. En ese sentido, el gestor deberá incorporar esta situación como un nuevo parámetro a la hora de construir una cartera.
Pero, aparte de estos sectores, hay otros que tienen todas las papeletas para convertirse en ‘ángeles caídos’ el próximo año. Hablamos del sistema financiero, qué también ha sufrido bastante en bolsa, con Sabadell a la cabeza. Aunque Molina descarta una bajada del rating tras haber hecho los deberes a raíz de la ultima crisis. El riesgo que acecharía sobre ellos se materializaría en 2021 como consecuencia del incremento de los impagos por el final de las políticas fiscales.
Por otro lado, en los últimos años ha habido un gran apetito por la deuda ‘high yield’, como un mecanismo para aumentar la rentabilidad de las carteras asumiendo un mayor riesgo.
En relación a esto último, Andrea DiCenso, de Loomis Sayles (una gestora afiliada a Natixis IM), admite que ha habido inversores que buscaban oportunidades en ‘high yield’ para lograr una mayor rentabilidad. Ahora, estos inversores se centrarán en los bonos de ‘ángeles caídos’ porque, «aunque la recuperación no sea ahora, no tardará». La principal consecuencia de esta nueva situación es que el apalancamiento se reducirá en estas compañías.
La consecuencia de esta situación es que el apalancamiento de las empresas se reducirá