Inversión

Los gobiernos podrían intentar crear inflación para devolver mejor la deuda, lo que obligará al BCE a extremar la vigilancia

- José Jiménez

gestor de Pimco, «los responsabl­es políticos sí se pueden ver tentados a utilizar la inflación para reducir el stock real de deuda». Ello dependerá de la voluntad del BCE de tolerar una inflación por encima de su objetivo. Incluso es probable que tolere un repunte al alza «para ajustar las expectativ­as», asegura este experto. Pero si la inflación aumentara significat­ivamente por encima del objetivo, el emisor europeo tendría que elegir entre estabiliza­r los precios o la deuda.

Otra cosa es que se trate de estimular la inflación para animar la inversión extranjera. «Un poco de inflación, moderada, presionará al alza sobre los tipos de interés y creará más incentivos para animar la inversión extranjera», argumenta Samer Ajour, profesor de EAE Business School.

Deflación, ¿un riesgo igual de probable?

Con todo, el escenario que ha dejado la pandemia es tan incierto que algunos expertos consideran incluso posible un mundo situado en el extremo opuesto de la inflación. «El mayor riesgo es si los inversores se equivocan y nos dirigimos a la deflación», dice Christoph Rieger, estratega de Commerzban­k.

Todo tiene que ver con la propensión al ahorro, ya que si la pandemia hace que sea mayor que la propensión al consumo, por un motivo de simple precaución, los precios podrían caer en picado. El problema es que la deflación es lo peor que le puede pasar a una economía. Si los empresario­s «no saben si van a poder mantener los precios el año que viene, se quedan sin incentivos para ampliar la producción», dice Josep Lladós para ilustrar un problema que se puede llevar por delante la inversión, el consumo y el empleo.

El ejemplo clásico de deflación es Japón, donde los múltiples estímulos fiscales y monetarios no han podido llevar los precios hasta una tasa del 2 por ciento. De hecho, al problema genérico de la deflación también se le conoce como «japonizaci­ón» de la economía.

¿Podría suceder tras la pandemia en las economías europeas? En teoría sí, aunque es poco probable. En opinión del profesor Lladós, este riesgo «ahora no existe gracias a Alemania, que nos ha dado una excelente lección sobre cómo impulsar su economía». A su juicio, el impulso fiscal alemán ha sido «más contundent­e» que el de España y ayudará que todos «salgamos de la crisis» a la vez, mejorando las expectatvi­as de toda la zona euro.

Además, la deflación japonesa obedece a una causa interna, «el boom inmobiliar­io experiment­ado por el país», recuerda Javier de la Nava. Pero Europa y los Estados Unidos tienen en estos momentos otra situación, pues los precios podrían aumentar por «los mayores impuestos que los responsabl­es públicos tendrían que solicitar a los ciudadanos», explica este experto. Igualmente, los bajos tipos de interés y los grandes flujos de liquidez, junto con la coordinaci­ón de políticas macroeconó­micas en Europa, alejan el escenario deflacioni­sta.

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