POCA ACEPTACIÓN
léfonos que están dentro del rango. Si alguien enferma, esos «saludos» se suben a un servidor central, que puede buscar coincidencias con otros teléfonos, notificando a las personas que estuvieron dentro del rango del paciente diagnosticado.
Uno de los principales problemas es asegurarse de que haya una masa crítica de personas que se den de alta. La mayoría de estas aplicaciones son de uso voluntario y necesitan un número significativo de usuarios para ser eficaces.
Un estudio de la Universidad de Oxford publicado el pasado abril y basado en una simulación de una población urbana de 1 millón de habitantes, demostró que la transmisión del virus podía suprimirse si participaba al menos el 80 por ciento de los usuarios de smartphones, lo que equivale a aproximadamente al 56 por ciento de todas las personas. Es un número muy elevado. Incluso en Singapur, que tiene una población en gran medida acostumbrada a seguir las órdenes del Gobierno, solo el 35 por ciento de los ciudadanos han descargado la aplicación, con una de las tasas de utilización más altas del mundo.
En Noruega, uno de los primeros países de Europa en lanzar una aplicación nacional de rastreo de contactos, los usuarios activos se limitaron a unos 600.000, es decir, el 11 por ciento de la población, antes de que la autoridad nacional de protección de datos afirmara que el software suponía una amenaza desproporcionada para la privacidad del usuario y lo desconectara. La aplicación de Noruega, llamada Smittestopp, usaba tanto el GPS como el Bluetooth para advertir a los usuarios cuando habían estado en contacto con alguien que había dado positivo, algo que la autoridad en materia de protección de datos consideró que era demasiado invasivo.
Pero contar con el beneplácito de los defensores de la privacidad tampoco es garantía de éxito. La aplicación austriaca Stopp Corona cuenta con el apoyo de Max Schrems, un autor local conocido por sus campañas contra Facebook por infracción de la privacidad. Hasta la fecha, se ha descargado unas 635.000 veces en un país de casi 9 millones.
En los Estados Unidos, algunos estados como Nueva Jersey y California que en un primer momento expresaron interés en aplicaciones de rastreo de contactos han dejado