SEGUNDO SEMESTRE: MÁS DE LO MISMO... O PEOR
El coronavirus ha demostrado que la única certeza a la hora de formular pronósticos es la imprevisibilidad. Al recapitular la avalancha de acontecimientos de la primera mitad del año se comprende la dificultad de adivinar cómo acabará la segunda. Antes de la pandemia, los analistas valoraban la confianza de los mercados; tras el Covid-19, se mide más que nada la esperanza. La diferencia es algo más que sutil: la primera deriva de los datos; la segunda es un acto de fe.
La evolución de la pandemia confirma que la recuperación de las economías solo es posible si se controla la emergencia sanitaria. En Europa –España incluida– se ha iniciado esa lenta y difícil mejoría, pero subsiste el peligro de que los rebrotes degeneren en oleadas de transmisión comunitaria que obliguen a nuevas restricciones. Es el caso de los países en los que las medidas no han sido suficientemente eficaces o duraderas. En los Estados Unidos, locomotora de los mercados financieros mundiales, y en otros países como Brasil, México, Israel o Suráfrica, la pandemia sigue en plena expansión por la reanudación prematura de la actividad y amenaza con agravar la crisis todavía más.
Consecuentemente, los seis meses venideros se caracterizarán por la incertidumbre que planea sobre los principales capítulos de la agenda: las negociaciones del fondo de reconstrucción y del marco presupuestario europeo 2021-2027; la capacidad de la presidencia semestral alemana de la UE para implantar un modelo diferente de solidaridad entre los Estados miembros; la culminación de un Brexit que evite el levantamiento de barreras arancelarias; el desenlace de las elecciones norteamericanas y, en España, las contorsiones que el Gobierno tendrá que realizar para que se aprueben unos presupuestos para 2021 de los que depende la legislatura.
¿Solidaridad o ‘nueva austeridad’?
El primero de esos capítulos entró esta semana en su fase más crucial con la primera cumbre presencial de los 27 jefes de Estado y de Gobierno de la UE celebrada desde febrero. Los movimientos recientes de los dirigentes europeos prefiguran una dura negociación en la que las posiciones de partida están muy alejadas. Alemania, junto a Francia, Italia, España y Portugal, pretende que dos terceras partes de los 750.000 millones de euros del fondo –en gran parte destinados a los países del Sur más devastados– sean transferencias asumidas por todos los
España tiene la esperanza de que la presidencia germana de la UE logre la aprobación del fondo de reconstrucción