Hambre de savia nueva en la bolsa española
La oleada de estrenos bursátiles que se espera en los próximos meses quiere emular el éxito de las OPV tecnológicas
El reloj de la cuenta atrás para las salidas a bolsa ya está en marcha. Y el mercado se está preparando para ello. Tras un 2020 tremendamente parado (en el que tan solo Soltec salió en bolsa), diversas compañías de energías renovables han expresado su voluntad de bautizarse en el parqué, aprovechando el tirón de todo lo que suene a verde.
El auge de la inversión socialmente responsable, unido al impulso que los poderes públicos (desde el Gobierno hasta Bruselas) quieren dar a este tipo de energías limpias ha provocado el caldo de cultivo perfecto para que numerosas compañías se estén planteando seriamente dar el salto.
Quieren emular el éxito cosechado por las OPV tecnológicas en 2020, cuando causaba furor todo lo que tuviese que ver con el sector de la tecnología. Ahora le toca el turno a las renovables y las compañías no quieren desaprovechar la oportunidad, sabedoras de que la bolsa paga actualmente más que el sector
privado por este tipo de activos. «En el sector de las renovables es donde hay más hambre, más apetito», comenta Enrique Quemada, consejero delegado de One to One Corporate Finance.
«El mercado está premiando que haya jugadores puros de renovables cotizando», añade Álvaro Navarro, experto de Mirabaud Securities en España.
En realidad, este fenómeno ya ha comenzado en Europa, donde las OPV de renovables han recaudado 336 millones de dólares en los últimos 12 meses, según datos de Bloomberg. Incluso en España, la única compañía que se atrevió a dar el paso el año pasado, Soltec, pertenece a este sector.
Pero, en las últimas semanas, se ha producido un frenesí de noticias, que afectan incluso a compañías de la talla de Repsol o Acciona.
En el caso de la petrolera, su consejero delegado, Josu Jon Imaz, confirmó el 18 de febrero pasado que baraja la salida a bolsa de la filial de renovables o, en su defecto, la búsqueda de un socio para esa parte del negocio. «Aún no hay nada decidido, pero nos hemos dado un plazo de 18 meses para definir cuál es el vehículo», dijo Imaz.
Se trata de una decisión que tiene gran sentido estratégico para Repsol, pues la compañía va a necesitar mucha inversión para alcanzar el objetivo de 7.500 megawatios de renovables en 2025 (desde los 1.100 que tiene actualmente instalados).
Financiar el crecimiento del área de energías limpias (así como«reducir los costes de capital y reforzar el balance») también ha sido la motivación que ha llevado a Acciona a anunciar una medida similar. Aunque la compañía de Entrecanales es aún más ambiciosa en su plan de expansión: quiere duplicar la capacidad instalada en 2025.
Crecimiento y aflorar valor
En todo caso, el crecimiento no es el único objetivo de Repsol y Acciona. También buscan dar visibilidad y aflorar valor en esas divisiones. «Las renovables están cotizando con múltiplos muy altos y hay un gran apetito por ellas. Sin embargo, al estar en empresas como Repsol; que su principal actividad es el petróleo, o Acciona, que tiene otros negocios, esa parte no se está entendiendo bien», apunta Fernando Romero, analista de Ábaco Capital.
Esperan que su andandura en solitario goce de mayor ‘sex-appeal’ para los inversores. Y la jugada podría salirles bien pues se trata de divisiones con gran atractivo, según Álvaro Navarro, experto de Mirabaud Se
curities en España. «Son proyectos que, hasta ahora, han ido muy bien. Porque se ha reducido mucho el coste de inversión en estas tecnologías. La fotovoltaica hace 10 años era mucho más cara y también en la eólica ha habido un descenso progresivo de los costes», dice este experto. Aunque estas inversiones también tienen su cruz. «Necesitan mucha financiación. Muchos de los proyectos se financian mediante ‘project finance’, donde la deuda no tiene recurso a la matriz (solo al proyecto), lo que permite niveles de apalancamiento muy altos. Además, los precios han sido buenos pero es cierto que a futuro van a tener que lidiar con el tema de un coste cada vez más competitivo», advierte Navarro. Aun así, poniendo todo esto en la balanza, Gisela Turazzini, consejera delegada de Blackbird Bank, lo tiene claro: «La oportunidad en las compañías segregadas de Repsol y Acciona puede ser interesante en función del precio de colocación». Algo más de riesgo encarnan, en cambio, otros proyectos de renovables que también barajan dar el salto a la bolsa en los próximos meses. Aunque operan en un área de negocio con golosas perspectivas de futuro, se trata de actores menos conocidos, sobre los que el mercado aún no ha puesto su foco (a diferencia de las compañías cotizadas, cuyas tripas son examinadas por los analistas en cada presentación trimestral). Uno de ellos es Capital Energy, una compañía con casi veinte años de andadura y que cuenta con una de las mayores carteras de proyectos de energía renovable (alrededor de 38 gigawatios de potencia en España y Portugal,
de los que casi 8,5 ya disponen de los permisos de acceso concedidos). Como las anteriores, estudia salir a bolsa (o buscar un socio) para sufragar la fuerte expansión del negocio, que le ha llevado a pasar de 30 a casi 350 empleados en cuestión de tres años.
Además de Capital Energy, otras empresas del ramo como Opedenergy, Factor Energía y Gransolar también se plantean un bautizo.
De cristalizarse su estreno en bolsa, se unirán a competidoras como Solaria, Audax, Solarpack, Grenergy o Soltec que, desde que aterrizaron en el parqué están dando un barniz muy verde a la bolsa española y aportando interesantes rentabilidades a sus inversores (salvo en el caso de Audax, con peor trayectoria).
En todo caso, es preciso andarse con ojo pues aunque muchos expertos niegan que exista una burbuja en este tipo de activos, otros empiezan a ver señales de recalentamiento excesivo. «Hay que ser selectivo y cuidadoso con la bolsa en general y con las burbujas en particular. Cuando se monta una burbuja, es mejor no estar en ella. Las empresas hay que comprarlas cuando están deprimidas», avisa Quemada al respecto.
OPV en el sector financiero
Dejando de lado las renovables, el sector más prolífico en la oleada de OPV que se avecinan en los próximos meses, también se van a pro
ducir estrenos bursátiles en otros segmentos. Uno de los más madrugadores podría ser el financiero, con el bautizo de la división de seguros de Bankinter, Línea Directa. Aplazado en varias ocasiones durante los últimos años (la última en 2020 debido a la pandemia), la consejera delegada del banco, Dolores Dancausa, ha informado recientemente de que espera dar el paso antes de la junta de accionistas, prevista para el 21 de abril, si logra la autorización de los supervisores. El objetivo en este caso es aflorar valor porque Línea Directa pertenece a un sector anticíclico (a diferencia de la matriz), que podría tener mejor trayectoria bursátil por su cuenta. Aunque esta decisión dejaría algo coja a la matriz, que siempre ha contado con la pata de Línea Directa para aportar uno de los balances más respetados del sector. «El negocio es rentable, con mejores perspectivas que el financiero y una política de dividendos atractiva. Puede ser interesante entrar», apunta de Nuria Álvarez, de Renta 4, sobre este listing (no OPV). Más allá de la aseguradora, este sector también está pendiente del estreno de la plataforma de fondos española Allfunds, que podría salir valorada entre 7.000 y 9.000 millones de euros, aunque la operación probablemente se cerrará en la bolsa de Ámsterdam para lograr uno de los objetivos de la compañía con este movimiento: lograr visibilidad en el extranjero para seguir impulsando la internacionalización. En todo caso, que haya un elevado número de candidatas no quiere decir que todas vayan a llegar a la bolsa este 2021. Daniel Galván, de GBS Finance, lo resume así: «La estadística y la lógica me dicen que muchas operaciones se caerán. Bien porque las compañías encontrarán un socio o porque el mercado no pueda absorber tantas OPV».