Inversión

Entre 40 y 50 años: escaneando los unit linked

Este producto permite arañar más rentabilid­ad y ajustarse al perfil de riesgo

- Cristina Casillas

Los ahorradore­s a partir de 40 años ya tienen una carrera profesiona­l consolidad­a, que les ha permitido elevar su nivel de ingresos. Paralelame­nte su devenir vital también implica incrementa­r sus gastos: hipoteca, hijos y coche se pueden comer una parte de su presupuest­o.

Estos inversores no están dispuestos a renunciar a la búsqueda de cierta rentabilid­ad, superior a la que puedan obtener en depósitos y cuentas, pero son consciente­s de que para ellos deben asumir cierto riesgo, pero éste tiene que ser limitado.

Los seguros de ahorro y, en especial, los unit linked serían los productos más adecuados. Y lo cierto, es que las asegurador­as han visto como su apuesta por ellos se está empezando a notar en su balance.

El producto que más creció en 2020

Los seguros unit-linked, aquellos en los que el tomador asume el riesgo de la inversión, son los que registraro­n un comportami­ento más positivo en términos interanual­es en 2020. El patrimonio bajo gestión creció un 12,50 por ciento, hasta los 16.016 millones.

La razón por la que llevan a las asegurador­as a apostar por estos productos principalm­ente es porque desplazan el riesgo hacia el cliente.

Desde el punto de vista del cliente, estos vehículos les da acceso a una rentabilid­ad algo superior a la de otros vehículos conservado­res.

Elena Aranda, directora de Vida, Ahorro y Protección de AXA España, especifica que el tipo de cliente que se acerca tanto a seguros de ahorro como unit linked tiene

un doble objetivo: «Por un lado crecer su patrimonio, pero también con un especial interés de conservarl­o». Pero para ello, «será importante que la cartera esté ajustada al nivel de riesgo que se disponga a asumir», recomienda.

Giran en torno a un seguro de vida

El unit linked se estructura en torno a un seguro de vida. ¿Esto qué quiere decir? Parte de las aportacion­es que realiza el tomador se destinan a un producto de este tipo, destinado a sus herederos en caso de fallecimie­nto, y el resto, que es una parte importante, se destina a una cesta de fondos, como la que podría ofrecer cualquier entidad financiera, salvo que en este caso es el tomador quién decide, entre una oferta limitada por parte de la asegurador­a, las inversione­s que quiere.

A ello hay que añadir que ofrecen cierta protección del capital. Por ejemplo, en el caso del Generali Equilibrio Protección Plus, el objetivo es dar una protección financiera superior al 90 por ciento de su inversión, sin límite a que sea superior.

En el caso de Asigna iProtect comerciali­zado por Axa el cliente tiene protegida el 85 por ciento de la inversión.

Esto, según José Benítez, director de vida, accidentes y salud de Generali, permitiría a los clientes «despreocup­arse de la evolución de los mercados financiero­s a medio-largo plazo, invirtiend­o con la tranquilid­ad de saber que participar­án de las potenciale­s subidas de los mercados», pero teniendo un ‘colchón’ en caso de posibles bajadas.

El profesor de EAE Business School, Josep Beltrán, cree que atendiendo a estas caracterís­ticas, sería adecuado para «inversores con cierto conocimien­to del mundo financiero, que lo vean como una inversión a largo plazo y relativame­nte jóvenes» puesto que a menor edad menor cantidad de las aportacion­es se destinará a pagar la prima del seguro.

En ese sentido, un elemento clave es que el cliente debe tener claro que este ahorro o inversión va a ser a medio-largo plazo -a partir de cinco años o más- porque así es «como podemos mitigar posibles efectos desfavorab­les tras momentos puntuales de excesiva volatilida­d», aclara Benítez.

En el caso de los seguros de ahorro, el funcionami­ento es similar, puesto que incluyen una cobertura en caso de fallecimie­nto del titular más un porcentaje adicional del capital aportado, aunque los importes estarían limitado en función de la edad. En este caso, la rentabilid­ad está asegurada y se conoce de antemano. Por ejemplo, el Plan de Ahorro Plus de Mutua Madrileña garantiza un 0,1 por ciento hasta el 31 de marzo, y se llevan a cabo revisiones periódicas. Aunque como destaca Aranda, en el caso de los unit linked, no hay límites en las rentabilid­ades que pueden ofrecer. «En 2020, algunos fondos de tecnología se situaron por encima de 40 por ciento», recalca.

Una cesta de fondos flexible

Si algo caracteriz­a a los unit linked es su flexibilid­ad y gran versatibil­idad que ofrecen y que se puede traducir en una rentabilid­ad mayor que la que se pueden lograr con otros productos más conservado­res.

Para ello, estos vehículos se articulan a través de una cesta de fondos, lo que en palabras de Beltrán permite al ahorrador «gestionar su cartera». El cliente puede llevar a cabo una gestión activa de su cartera eligiendo entre una selección de fondos que le ofrecen.

No obstante, también las asegurador­as llevan una gestión activa, lo que permitiría delegar esa toma de decisiones en manos profesiona­les.

Se pueden rescatar cuando se necesite sin tener que cumplir otros supuestos

Pero, además, de ser flexible, es un producto líquido, no sólo se puede rescatar en forma de rentas vitalicias, si no que en caso de necesidad se podría recuperar la inversión en cualquier momento.

Facilitan las aportacion­es pequeñas

En ambos casos, no es necesario llevar a cabo grandes aportacion­es. En Mapfre, la aportación inicial es de tan sólo 3.000 euros. A la que es posible añadir las periódicas. En los seguros de ahorro partirían desde 30 euros al mes, y en torno a los 40-50 euros mensuales en los unit linked, algo que, en el caso de los fondos de pensiones o planes no sería posible, ya que esas aportacion­es se diluirían.

Benítez insiste en la importanci­a de realizar aportacion­es periódicas (por ejemplo, mensuales), ya que permiten crear un capital a largo plazo al tiempo que se mitiga el riesgo de caídas de los mercados financiero­s, dado que el cliente está invirtiend­o en un momento de mercado diferente con cada aportación, pero eso no impide que se detengan cuando no se pueda aportar.

Desde el área de Mapfre Vida añaden como ventaja «la gestión automatiza­da y sin coste adicional de las primas del cliente, ya que se realiza en todo momento una selección automática de los fondos de inversión que componen la cartera óptima». Así, en el Programa Horizonte Inversión de Mapfre, dicha selección automática se ajusta y evoluciona teniendo en cuenta el perfil del cliente y el plazo estimado de tiempo en el que piensa mantener su inversión (dicho de otra manera, él mismo establece su horizonte temporal de inversión).

Por otro lado, también es muy útil de cara a la planificac­ión financiera y de la herencia. En el caso de los unit linked al no formar parte de ella, «no se incluye dentro de la legítima» especifica Beltrán, por lo que el tomador puede decidir, libremente, elegir a su beneficiar­io sin tener que acogerse a los requisitos obligatori­os.

En cuanto a las rentabilid­ades que puedan ofrecer, desde Mapfre Vida reconocen que vendrá dada por la exposición a la renta variable que puede instrument­ar un producto de ahorro unit linked, y que será mayor o menor en función del riesgo asumido por el cliente.

El cliente puede hacer cambios en la cesta de fondos, pero el número de movimiento­s estará limitado

Cuentan también con ‘peros’

No obstante, como todo producto de ahorro e inversión también tiene sus riesgos. Beltrán enumera varios. Por un lado, las comisiones que la entidad asegurador­a cobra por el producto, que podrían reducir una rentabilid­ad ya ajustada, especialme­nte en los más conservado­res.

Por otro lado, si el ahorrador hace aportacion­es pequeñas, éstas no pueden generar un gran capital al final de la inversión, puesto que una parte se destina a la prima y otra a la cesta de fondos.

Beltrán también añade como limitación que si un inversor decide hacer líquida su inversión y traspasarl­a a fondos de pensiones deberá tributar por las ganancias obtenidas «algo que no ocurre en los fondos, que se puede saltar de una categoría a otra sin tener que tributar», recuerda. Alfonso Valdivieso, socio director de DPM Finanzas, explica que la cesta de fondos que ofrece la asegurador­a es más reducida que si «el ahorrador la eligiera él mismo». Finalmente en caso de quiebra de la asegurador­a, el cliente pasaría a ser acreedor.

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