Entre 40 y 50 años: escaneando los unit linked
Este producto permite arañar más rentabilidad y ajustarse al perfil de riesgo
Los ahorradores a partir de 40 años ya tienen una carrera profesional consolidada, que les ha permitido elevar su nivel de ingresos. Paralelamente su devenir vital también implica incrementar sus gastos: hipoteca, hijos y coche se pueden comer una parte de su presupuesto.
Estos inversores no están dispuestos a renunciar a la búsqueda de cierta rentabilidad, superior a la que puedan obtener en depósitos y cuentas, pero son conscientes de que para ellos deben asumir cierto riesgo, pero éste tiene que ser limitado.
Los seguros de ahorro y, en especial, los unit linked serían los productos más adecuados. Y lo cierto, es que las aseguradoras han visto como su apuesta por ellos se está empezando a notar en su balance.
El producto que más creció en 2020
Los seguros unit-linked, aquellos en los que el tomador asume el riesgo de la inversión, son los que registraron un comportamiento más positivo en términos interanuales en 2020. El patrimonio bajo gestión creció un 12,50 por ciento, hasta los 16.016 millones.
La razón por la que llevan a las aseguradoras a apostar por estos productos principalmente es porque desplazan el riesgo hacia el cliente.
Desde el punto de vista del cliente, estos vehículos les da acceso a una rentabilidad algo superior a la de otros vehículos conservadores.
Elena Aranda, directora de Vida, Ahorro y Protección de AXA España, especifica que el tipo de cliente que se acerca tanto a seguros de ahorro como unit linked tiene
un doble objetivo: «Por un lado crecer su patrimonio, pero también con un especial interés de conservarlo». Pero para ello, «será importante que la cartera esté ajustada al nivel de riesgo que se disponga a asumir», recomienda.
Giran en torno a un seguro de vida
El unit linked se estructura en torno a un seguro de vida. ¿Esto qué quiere decir? Parte de las aportaciones que realiza el tomador se destinan a un producto de este tipo, destinado a sus herederos en caso de fallecimiento, y el resto, que es una parte importante, se destina a una cesta de fondos, como la que podría ofrecer cualquier entidad financiera, salvo que en este caso es el tomador quién decide, entre una oferta limitada por parte de la aseguradora, las inversiones que quiere.
A ello hay que añadir que ofrecen cierta protección del capital. Por ejemplo, en el caso del Generali Equilibrio Protección Plus, el objetivo es dar una protección financiera superior al 90 por ciento de su inversión, sin límite a que sea superior.
En el caso de Asigna iProtect comercializado por Axa el cliente tiene protegida el 85 por ciento de la inversión.
Esto, según José Benítez, director de vida, accidentes y salud de Generali, permitiría a los clientes «despreocuparse de la evolución de los mercados financieros a medio-largo plazo, invirtiendo con la tranquilidad de saber que participarán de las potenciales subidas de los mercados», pero teniendo un ‘colchón’ en caso de posibles bajadas.
El profesor de EAE Business School, Josep Beltrán, cree que atendiendo a estas características, sería adecuado para «inversores con cierto conocimiento del mundo financiero, que lo vean como una inversión a largo plazo y relativamente jóvenes» puesto que a menor edad menor cantidad de las aportaciones se destinará a pagar la prima del seguro.
En ese sentido, un elemento clave es que el cliente debe tener claro que este ahorro o inversión va a ser a medio-largo plazo -a partir de cinco años o más- porque así es «como podemos mitigar posibles efectos desfavorables tras momentos puntuales de excesiva volatilidad», aclara Benítez.
En el caso de los seguros de ahorro, el funcionamiento es similar, puesto que incluyen una cobertura en caso de fallecimiento del titular más un porcentaje adicional del capital aportado, aunque los importes estarían limitado en función de la edad. En este caso, la rentabilidad está asegurada y se conoce de antemano. Por ejemplo, el Plan de Ahorro Plus de Mutua Madrileña garantiza un 0,1 por ciento hasta el 31 de marzo, y se llevan a cabo revisiones periódicas. Aunque como destaca Aranda, en el caso de los unit linked, no hay límites en las rentabilidades que pueden ofrecer. «En 2020, algunos fondos de tecnología se situaron por encima de 40 por ciento», recalca.
Una cesta de fondos flexible
Si algo caracteriza a los unit linked es su flexibilidad y gran versatibilidad que ofrecen y que se puede traducir en una rentabilidad mayor que la que se pueden lograr con otros productos más conservadores.
Para ello, estos vehículos se articulan a través de una cesta de fondos, lo que en palabras de Beltrán permite al ahorrador «gestionar su cartera». El cliente puede llevar a cabo una gestión activa de su cartera eligiendo entre una selección de fondos que le ofrecen.
No obstante, también las aseguradoras llevan una gestión activa, lo que permitiría delegar esa toma de decisiones en manos profesionales.
Se pueden rescatar cuando se necesite sin tener que cumplir otros supuestos
Pero, además, de ser flexible, es un producto líquido, no sólo se puede rescatar en forma de rentas vitalicias, si no que en caso de necesidad se podría recuperar la inversión en cualquier momento.
Facilitan las aportaciones pequeñas
En ambos casos, no es necesario llevar a cabo grandes aportaciones. En Mapfre, la aportación inicial es de tan sólo 3.000 euros. A la que es posible añadir las periódicas. En los seguros de ahorro partirían desde 30 euros al mes, y en torno a los 40-50 euros mensuales en los unit linked, algo que, en el caso de los fondos de pensiones o planes no sería posible, ya que esas aportaciones se diluirían.
Benítez insiste en la importancia de realizar aportaciones periódicas (por ejemplo, mensuales), ya que permiten crear un capital a largo plazo al tiempo que se mitiga el riesgo de caídas de los mercados financieros, dado que el cliente está invirtiendo en un momento de mercado diferente con cada aportación, pero eso no impide que se detengan cuando no se pueda aportar.
Desde el área de Mapfre Vida añaden como ventaja «la gestión automatizada y sin coste adicional de las primas del cliente, ya que se realiza en todo momento una selección automática de los fondos de inversión que componen la cartera óptima». Así, en el Programa Horizonte Inversión de Mapfre, dicha selección automática se ajusta y evoluciona teniendo en cuenta el perfil del cliente y el plazo estimado de tiempo en el que piensa mantener su inversión (dicho de otra manera, él mismo establece su horizonte temporal de inversión).
Por otro lado, también es muy útil de cara a la planificación financiera y de la herencia. En el caso de los unit linked al no formar parte de ella, «no se incluye dentro de la legítima» especifica Beltrán, por lo que el tomador puede decidir, libremente, elegir a su beneficiario sin tener que acogerse a los requisitos obligatorios.
En cuanto a las rentabilidades que puedan ofrecer, desde Mapfre Vida reconocen que vendrá dada por la exposición a la renta variable que puede instrumentar un producto de ahorro unit linked, y que será mayor o menor en función del riesgo asumido por el cliente.
El cliente puede hacer cambios en la cesta de fondos, pero el número de movimientos estará limitado
Cuentan también con ‘peros’
No obstante, como todo producto de ahorro e inversión también tiene sus riesgos. Beltrán enumera varios. Por un lado, las comisiones que la entidad aseguradora cobra por el producto, que podrían reducir una rentabilidad ya ajustada, especialmente en los más conservadores.
Por otro lado, si el ahorrador hace aportaciones pequeñas, éstas no pueden generar un gran capital al final de la inversión, puesto que una parte se destina a la prima y otra a la cesta de fondos.
Beltrán también añade como limitación que si un inversor decide hacer líquida su inversión y traspasarla a fondos de pensiones deberá tributar por las ganancias obtenidas «algo que no ocurre en los fondos, que se puede saltar de una categoría a otra sin tener que tributar», recuerda. Alfonso Valdivieso, socio director de DPM Finanzas, explica que la cesta de fondos que ofrece la aseguradora es más reducida que si «el ahorrador la eligiera él mismo». Finalmente en caso de quiebra de la aseguradora, el cliente pasaría a ser acreedor.