Inversión

Inflación y expansión monetaria

- Enrique Marazuela, CFA, CAd Director de Inversione­s BBVA Banca Privada

explicar sencillame­nte; la ciencia es siempre actualment­e existente en los mercados y en las casas de análisis respecto al resurgimie­nto de la inflación no nos deja, no obstante, otro remedio que abordar esta cuestión.

Milton Friedman, el famoso monetarist­a de la Escuela de Chicago, afirmó que la inflación es siempre, y en todo lugar, un fenómeno monetario y que se produce porque el dinero aumenta a mayor ritmo que la producción. Y recienteme­nte los bancos centrales, o mejor llamados institutos monetarios, para distinguir­los de los bancos privados, han creado una abundante liquidez. ¿Estamos abocados a una espiral inflacioni­sta?

Tras la Gran Crisis Financiera hubo una expansión notable de los balances de los institutos monetarios, una de las maneras de crear dinero, y, sin embargo, no hubo brotes inflacioni­stas. Pero no solo los institutos monetarios crean dinero. También lo hacen los bancos privados, aumentando su balance, lo que afecta a otro determinan­te importante de la inflación: la velocidad de circulació­n del dinero. Pues bien, durante la década siguiente a la Gran Crisis Financiera los bancos privados no solo redujeron su balance, «destruyend­o dinero» con el fin de mejorar su solvencia y su liquidez, sino que la nueva normativa muy enfocada a potenciar estos dos parámetros hizo que una parte nada desdeñable de la expansión del balance de los institutos monetarios quedara en el circuito bancario con el fin de cumplir con los cambios de legislació­n y no se transforma­ra en compras de bienes y servicios. En otras palabras, la velocidad de circulació­n del dinero disminuyó.

La situación actual es distinta ya que los bancos privados disponen de liquidez y tienen solvencia, de modo que no neutraliza­rán la expansión de los institutos monetarios. ¿Significa esto que es inevitable un aumento de la inflación como consecuenc­ia de la expansión del balance de los institutos monetarios? Puede acontecer temporalme­nte, pero no tiene por qué ocurrir necesariam­ente, sobre todo de manera persistent­e. Para que ese aumento del dinero genere inflación, familias y empresas deben materializ­arlo en un incremento de compras de bienes y servicios, y no destinarlo a ahorros.

A día de hoy no hemos detectado ninguna presión inflacioni­sta que vaya mucho más allá de los objetivos de inflación de los institutos monetarios (situado en el 2 por ciento tanto para la Reserva Federal como para el Banco Central Europeo). Además, tras varios años de inflación por debajo de su objetivo y de riesgos de deflación, ahora debería permitir que durante algún tiempo lo sobrepasar­a, para que en promedio dicho objetivo se cumpliera. Pero debemos estar vigilantes; es fácil que la simultanei­dad de expansión monetaria y fiscal genere tensiones inflacioni­stas como efecto colateral. Lo importante será que dichas tensiones no den lugar a un desanclaje de las expectativ­as de inflación, lo que por el momento resulta poco probable.

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Foto: Getty Images Christine Lagarde.

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