Construirse la jubilación
Los temores sobre el futuro del sistema público de pensiones no son nuevos. En 1994 las declaraciones de políticos y organismos internacionales se centraban en las dificultades que presentaba el «Estado del Bienestar»
A principios de 1994 era el entonces ministro de Economía Pedro Solbes quien recomendaba a los ciudadanos suscribir planes privados de jubilación. Unos meses después, los expertos del FMI y del Banco Mundial, reunidos en Madrid, encendían las luces de alarma.
El mensaje estaba claro: el Estado del Bienestar no se encontraba en sus mejores momentos. Los déficits públicos apretaban e incluso podían llegar a ahogar a los sistemas públicos de pensiones.
La conclusión era que protegerse, construirse alternativas y no confiar solo en lo que podía ofrecer el Estado dentro de 20 o 30 años, era la mejor opción. Los que lo hicieron entonces, seguro que afrontan o han afrontado el paso a la jubilación con más tranquilidad, sobre todo a tenor de la inquietante reforma de las pensiones que está en marcha.
La revista Inversión explicaba que existían muchas alternativas para comenzar a construirse una cobertura privada para la jubilación (fondos de pensiones, planes de jubilación, fondos de inversión, seguros, acciones...). Lo importante era tener claro el objetivo finalista de este ahorro: construir una cobertura a largo plazo, complementaria de la que puedan ofrecer las arcas públicas. Cada uno de los productos de ahorro a largo plazo tiene sus ventajas e inconvenientes. Interesan más a un perfil de inversor que a otro. Pero todos tienen algo en común: están específicamente diseñados para el largo plazo, para ofrecer rentabilidades más elevadas cuanto más tarde se quiera recuperar lo invertido.
Con esta idea el inversor hace bien en construirse una jubilación a su medida.
Portada de Inversión del 14/OCT/1994