Listillos no, gracias
¶Las primeras 15 sesiones del año jugaron al despiste. El resultado del grueso de las bolsas fue bueno –hay quien ganó hasta un 99 por ciento invirtiendo en el Mercado Continuo o, con menos riesgo, el 4 por ciento creyéndose a Apple—. Estas bondades contrastan con las proyecciones de los principales observatorios financieros. Pronostican un año complicado para la renta variable, con un equity del 3 por ciento de media global. Puede parecer contradictorio, pero todo es coherente. Al poner ambos escenarios sobre un dashboard –pasado y proyecciones— solo podemos concluir que la volatilidad volverá y que será extrema.
1. Visibilidad
La gasolina para la volatilidad la surtirá la escasa visibilidad sobre los datos macro, la recuperación o no de la economía china y unos resultados empresariales menos fecundos de lo esperado. Para muestra, la decepción que a fecha de hoy se puede consignar sobre los números y pronósticos de la banca de inversión y de las grandes tecnológicas. Volviendo a la macro, los datos consolidados no son tan malos como se esperaba. Pero que no sean tan negativos no significa que sean buenos. Si bien el grueso de los analistas trabaja con un escenario de aterrizaje suave, faltan elementos para descartar situaciones peores. Las que sí se pueden ignorar son las mejores. En el capítulo de tipos de interés, este año aún deberíamos ver una subida de tipos en la zona del euro hasta niveles del 3 por ciento (+33 por ciento) y no sería mucho pedir a la Fed que clarifique su hoja de ruta hasta el 5 por ciento. El patio ya está revuelto sin cisnes picoteando. Pero ¿y si aparecen?
2. Trampas
Sky News informó de que China solo prepara acciones militares sobre Taiwán a partir de 2027. Los próximos cuatro años deberían servir para cuadrar una composición internacional del agrado de Xi. Una vez lograda, esas campañas que ahora cuenta la tele británica en un 4K vigoroso quedarían desactivadas. Pero el filtrador de la historia saca desde ya provecho: Pekín puede solucionar ahora algunos problemas internos arengando a los suyos con la promesa de una guerra con guion de Gila. El reportaje tiene su importancia desde un punto de vista inversor: aleja el cisne negro más temido, aunque no existan garantías de nada. El año, en definitiva, no está para listillos –diría Escrivá—. Así que los mejores estrategas corren a atrincherarse en los sectores defensivos. Pero incluso ahí se tienden trampas. Este número de Inversión destapa el desastre de la carne falsa. Y advierte de que, en 2023, no bastará con escoger bien las temáticas, sino que habrá que seleccionar todavía con mucho más cuidado activos y tendencias.