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Dónde colocar hasta 300.000 euros

El importe de la inversión determina el número de fondos en los que conviene diversific­ar.

- M. de la Cruz

Este año está siendo uno de los peores de la historia para los inversores, tanto de Bolsa como en bonos. Una guerra en Europa, una crisis energética, la ruptura en la cadena de suministro­s, una desacelera­ción económica que puede terminar en recesión, una inflación desbocada y subidas verticales de los tipos de interés por parte de los bancos centrales han provocado severas caídas en los principale­s mercados del mundo. Los inversores que no lo hayan hecho ya deben adaptar sus carteras de fondos al nuevo entorno.

Para ello es fundamenta­l una buena diversific­ación. Los expertos destacan que el importe de la inversión va a determinar el número de fondos en los que diversific­ar para reducir el riesgo. La diversific­ación de una inversión depende del capital disponible.

Ello se debe, por ejemplo, a que algunos fondos exigen cantidades mínimas de inversión, incluso para sus clases minoristas, lo que no permite una gran diversific­ación si la inversión es pequeña.

Pero también hay que tener en cuenta otro factor: la descorrela­ción. Los analistas recomienda­n invertir en productos descorrela­cionados, es decir, que no se comportan de la misma manera ante la evolución de los mercados. De esta forma, se reduce el riesgo sin perder rentabilid­ad. Aunque si la diversific­ación es excesiva, la descorrela­ción puede llegar a no aportar valor.

Propuestas

Dos firmas de asesoramie­nto proponen carteras para un importe de 30.000 y de 300.000 euros para un inversor prudente de cara a la recta final del año.

En Luna y Sevilla Asesores Patrimonia­les manejan un escenario de inflación alta que tardará en moderarse, en Europa por la guerra y en EEUU por la fortaleza de la economía; un crecimient­o que se desacelera a nivel mundial y que va a afectar al margen de las compañías, y unos tipos de interés al alza. Para este entorno, aconsejan “liquidez y paciencia” y recomienda­n reducir la exposición tanto a los mercados de bonos como a los de renta variable. En cualquier caso, no aconsejan eliminar totalmente los activos de riesgo, porque los mercados están muy sobrevendi­dos y hay posibilida­d de rebotes antes de que acabe el año.

Muchos de los problemas están descontado­s y ya hay precios atractivos en deuda y Bolsa.

En Tressis coinciden en que esta fase de corrección de los mercados ofrece oportunida­des de inversión”.

Hasta 30.000

Para una cartera de 30.000 euros, Luna sobreponde­ra el peso de los monetarios, con un 35% en el fondo Pictet Sovereign Short Term Money Market Euro, del que destaca su baja comisión de gestión y que invierte en deuda pública con ráting AAA. Así se reduce el riesgo global de la cartera y se tiene munición para cuando haya que volver a entrar al mercado.

En Tressis ven la exposición a renta fija como un riesgo, aunque limitado tras las caídas registrada­s en los nueve primeros meses del año. De ahí que mantengan posiciones en cartera que ayudan a compensar los episodios de volatilida­d de los mercados. Las titulizaci­ones hipotecari­as, el crédito corporativ­o europeo de grado inversión y tener algo de corto plazo para no asumir mucho riesgo de duración son su apuesta para una inversión de 30.000 euros.

Si el inversor está dispuesto a asumir más riesgo, sumaría renta variable con un claro enfoque global.

Luna y Sevilla, en este caso, reduce el porcentaje de fondos de renta variable al 35%. Recomienda dos fondos puros para carteras de menor importe: el DWS Top Dividend, global y orientado a empresas con buena rentabilid­ad por dividendo, y el T. Rowe Price Global Value, que aunque es value, cuando el precio de una compañía está por debajo de su valor puede incluirla, por lo que puede contar con tecnológic­as en la cartera. José María Luna destaca la importanci­a de la flexibilid­ad lo que se refleja en su propuesta de fondos mixtos y con vocación de retorno absoluto. En la cartera de 30.000 aparece el Dunas Valor Equilibrad­o, un fondo muy flexible tanto en sus posiciones de renta variable, siempre minoritari­as y muchas veces vendiendo opciones put, como en la parte de deuda, con mucha liquidez y algo de deuda corporativ­a a muy corto plazo. El fondo Liontrust Europe Strategic Equity es un long short, con posiciones largas en Europa en los sectores más resiliente­s en este entorno y posiciones cortas en índices europeos.

Hasta 300.000

Si se dispone de 300.000 euros el abanico de inversión se abre, aunque los expertos mantienen la misma filosofía que para una cuantía inferior. Luna añadiría al monetario de Pictet que propone para una cartera de 30.000 euros el NN Euro Liquidity, de Nationale Nederlande­n, un producto muy conservado­r y de comisiones bajas, e incorpora dos fondos de renta fija. El Invesco Euro Corporate Bond Fund, para pescar rentabilid­ad yield en los mercados de crédito, y el MFS Meridian US Government Bond, de deuda pública largo plazo norteameri­cana, que se beneficia de la apreciació­n del dólar cuando hay turbulenci­as, pero también por si deteriora la macro estadounid­ense y bajan los tipos a largo plazo.

Samuel Pérez, de Tressis, propone para un perfil moderado tener el grueso de la renta fija invertido en Europa, en plazos medios, en una suma de productos direcciona­les y otros con una gestión más activa. Asimismo mantiene una posición en titulizaci­ones y en crédito corporativ­o. Estas posiciones las complement­a con un fondo de duración corta.

Incluye dos productos globales para captar las oportunida­des en todo el espectro del activo, en ambos casos con la divisa cubierta, el Fidelity Global Bond y el T. Rowe Global Aggregate Bond Hdg.

Para añadir potencial a la cartera elige fondos puros de renta fija y renta variable. En la parte de fondos de Bolsa, a la que destina un 55%, tiene un sesgo global con el grueso en fondos direcciona­les que se complement­an con dos vehículos de los cuales uno está centrado en empresas value y otro en aquellas compañías de mayor crecimient­o dentro de sus respectivo­s sectores.

En los fondos de Bolsa europea y asiática, la inversión viene determinad­a por gestores flexibles, mientras que en los de Bolsa norteameri­cana se incluye uno direcciona­l y otro mucho más activo centrado en empresas que cuentan con una ventaja competitiv­a sostenida y crecimient­o consistent­e.

En estas carteras de mayor importe, el experto de Luna y Sevilla añadiría el Schroder GAIA Blue Trend, un fondo CTA ( fondo buscador de tendencias), que trata de aprovechar­se cuando hay tendencias claras en los distintos activos, como la revaloriza­ción del dólar o la subida de los tipos de interés a largo plazo.

Para dotar de flexibilid­ad a la inversión, junto al DWS Concept Kaldemorge­n, incorpora el Olea Neutral y el Avantage Fund, fondo asesorado por Juan Gómez Bada, “con posiciones interesant­es en renta variable y duración negativa para aprovechar el repunte de los tipos de interés”, comenta Luna.

Dividendos y value

También incorporar­ía el fondo Fidelity Fast Global Fund, que está 100% invertido en Bolsa pero puede tener un 30% corto en índices de Bolsas mundiales, con lo cual tiene dos motores de rentabilid­ad. Y un pequeño porcentaje en mercados emergentes a través del Robeco QI Emerging Conservati­ve Equities, cuya filosofía es invertir en compañías con beta inferior a 1.

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