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Carlyle avanza a la espera de un nuevo CEO
En agosto pasado la gestora estadounidense The Carlyle Group, creada en 1987, abrió una crisis al anunciarse la salida del Ceo, Kewsong Lee, que fue sustituido interinamente por William Conway, uno de los tres cofundadores. A 30 de septiembre el grupo tenía activos bajo gestión por valor de 369.000 millones de dólares (+23% sobre diciembre) en tres segmentos de negocio –capital riesgo, crédito global y soluciones globales de inversión– a través de un total de 520 vehículos. Carlyle tiene 26 oficinas en el mundo con 1.900 profesionales y es una de mayores y más diversificadas plataformas de capital riesgo, con casi 300 compañías participadas en la actualidad. El capital riesgo (private
equity) fue el negocio inicial del grupo y aporta casi el 45% de sus activos gestionados, con un peso mayor que el de sus competidores en gestión alternativa. Ocupa un lugar muy destacado en el sector, tal como sigue:
• Blackstone: Activos gestionados de 950.900 millones y capitalización de 129.000 millones.
• Brookfield: 750.000 millones bajo gestión y capitalización de 76.600 millones.
• Apollo: Activos bajo gestión, 523.300 millones. Capitalización de 39.000 millones.
• KKR: Gestiona 496.200 millones en activos y su capitalización es de 48.800 millones.
• Carlyle: Tiene 369.000 millones de activos bajo gestión y una capitalización de 10.800 millones
• Ares: Activos por 341.400 millones y capitalización de 24.300 millones.
En los nueve meses Carlyle aumentó un 10% su beneficio distribuible, hasta 1.476 millones y recibió 25.000 millones en nuevas aportaciones de capital. Su actual capacidad inversora es de 74.000 millones. A pesar de estas buenas cifras, la cotización ha caído un 49% en doce meses. La caída de cotizaciones ha sido generalizada entre los seis nombres mencionados, pero en el caso de Carlyle se ha visto acentuada por la indefinición respecto al nuevo equipo gestor.
A pesar de la debilidad de las principales economías, el sector de gestión alternativa contempla la actual disrupción de los mercados como una buena oportunidad, y Carlyle no es una excepción. Considera que está en una posición envidiable para impulsar el valor de la acción a largo plazo, y el nombramiento de un nuevo CEO, cuando se produzca, puede ser un fuerte catalizador.