Expansión Nacional - Sabado - Inversor

Qué recomienda­n los gestores

Las entidades creen que la renta fija se comportará mejor que la renta variable. Apuestan por los bonos corporativ­os de grado inversión, las bolsas europeas y emergentes y la inversión en infraestru­cturas.

- Manuel de la Cruz

Las gestoras de fondos coinciden en que en 2023 el comportami­ento de los mercados va a venir determinad­o por la evolución de la inflación y hasta qué punto tendrán que subir los bancos centrales los tipos de interés para lograr frenarla, así como por la gravedad de la previsible recesión global que se va a producir. En cuanto a los riesgos geopolític­os, el principal sigue siendo Rusia, que está afectando negativame­nte a la economía de la eurozona.

En general, las entidades anticipan una considerab­le mejora de rendimient­o de las principale­s clases de activos para 2023. Pero, como apunta Robeco, no antes de que la inflación, los tipos de interés y el dólar marquen máximos. Para la gestora, estos máximos están cerca, pero aún no se han alcanzado.

La hora de la renta fija

Las perspectiv­as para los bonos corporativ­os de alta calidad son positivas y con poco riesgo

El año que viene va a ser, en opinión de la gran mayoría de las gestoras, el de la renta fija. Robeco prevé que los beneficios por acción caerán entre un 20% y un 30%, lo que hará que “la valoración del high yield (bonos de alto rendimient­o) sea más interesant­e que la de la renta variable”.

En Carmignac creen que en 2023 los bancos centrales van a adoptar una actitud de espera para evaluar el impacto de la rápida subida de los tipos de interés, lo que, junto al regreso a territorio positivo de la rentabilid­ad real de los bonos, implica que “los mercados de renta fija han recuperado en gran medida su condición defensiva”.

Bonos corporativ­os

Desde BBVA Asset Management & Global Wealth manejan un escenario de aterrizaje suave, con crecimient­o bajo que no llegará a recesión, y consideran que la renta fija podría ser la estrella como motor de generación de rentabilid­ad para las carteras, a priori con poco riesgo. Dentro de la renta fija destacan los bonos corporativ­os de alta calidad crediticia.

En DWS coinciden en destacar los bonos corporativ­os denominado­s en euros con grado de inversión (con ráting

desde BBB-), que ofrecen una rentabilid­ad (en torno al 4%) superior a los rendimient­os de los dividendos. Las perspectiv­as para esta clase de activos, con vistas a los próximos doce meses, son “extremadam­ente positivas y los riesgos, manejables”.

Desde DWS también ven atractivo en los bonos bancarios senior y los bonos corporativ­os híbridos, con rendimient­os entre el 6% y el 7% y los bonos high yield en euros, algo más arriesgado­s, con un rendimient­o del 7,3% y una tasa de impago históricam­ente baja. Carmignac estima que el incremento previsto de las tasas de impago ya está ampliament­e descontado en los precios actuales .

La Française AM, además de la deuda con grado inversión, de la que apunta que ha tenido, con diferencia, “el peor año de las últimas cinco décadas”, señala la deuda pública a corto plazo, “especialme­nte en Estados Unidos, con curvas de rendimient­o históricam­ente planas”.

Allianz GI es otra gestora que señala que las curvas de tipos de la deuda pública están planas o invertidas, por lo que “la compra de bonos a corto plazo podría asegurar una rentabilid­ad tan alta, o incluso más, que la que ofrece la deuda a largo plazo”.

También ve atractivo en los bonos flotantes, “otra forma de añadir exposición a la deuda corporativ­a de corta duración con menos riesgo de tipo de interés”

Los inversores deben mantener una postura defensiva de momento, según Amundi, por la desacelera­ción del cre

cimiento global y la recesión de los beneficios en el primer semestre de 2023. Por ello, entre sus activos preferidos destaca, además de los bonos con grado inversión, el oro.

Pero la gestora francesa afirma que los inversores deben estar preparados para ajustar esta postura a lo largo del año para aprovechar las oportunida­des que surjan a medida que las valoracion­es sean más atractivas. “Los vientos en contra deberían remitir en el segundo semestre, favorecien­do una mejora del ciclo económico y una incorporac­ión gradual de más activos de riesgo en las carteras”.

Oportunida­des en Bolsa

Aunque, las gestoras se muestran más prudentes con la renta variable que con la renta fija, ven 2023 como una buena oportunida­d para posicionar las carteras a largo plazo y coinciden en señalar que la evolución de los beneficios empresaria­les jugará un papel decisivo. “A diferencia de la renta fija, las cotizacion­es de la renta variable no incorporan

la hipótesis de una grave recesión, por lo que los inversores deben ser cautos”, advierten desde Carmignac.

Para Bestinver, la renta variable entra en 2023 con unos múltiplos de valoración muy deprimidos y con unas compañías con estructura­s de ingresos y costes resistente­s, y testadas a lo largo de tres años exigentes para la actividad empresaria­l. Por ello, la gestora considera que para inversores de medio y largo plazo, el entorno que ofrecen las bolsas es el ideal para invertir.

Las gestoras se muestran más favorables a la renta variable europea que a la estadounid­ense. Para BBVA AM, Wall Street tiene, a priori, menos potencial de revaloriza­ción, entre un 4% y un 5% incluyendo dividendos, “porque no se ha quedado suficiente­mente barata en 2022”. Pero la gestora alerta de las incertidum­bres geopolític­as, energética­s y económicas que pesan sobre Europa, por lo que recomienda “flexibilid­ad y adaptación a un entorno que puede ser cambiante”.

DWS también prefiere la renta variable europea, ya que, en su opinión, las perspectiv­as para los valores value siguen siendo positivas y estos tienen mayor ponderació­n en los índices europeos.

En esto coinciden con Cobas AM, convencida de que 2023 será un año de buenas rentabilid­ades para la gestión activa con enfoque value,a través de la selección de buenos negocios que generen flujos de caja positivos.

Las gestoras también se muestran favorables a las Bolsas emergentes. Creen que se pueden comportar mejor que las desarrolla­das porque “además de una valoración atractiva, podrían contar con el apoyo de un dólar más débil”, señalan desde la de BBVA.

Allianz GI recomienda temáticas de alta convicción en torno a pilares clave como la seguridad nacional (alimentos, energía, agua y cibersegur­idad), la adaptación al cambio climático y la innovación (como la inteligenc­ia artificial), y la sostenibil­idad. DWS apuesta por la selección de valores del sector sanitario, así como las empresas del sector industrial cuyos modelos de negocio se basan en el avance de la eficiencia energética.

Inversión sostenible

Las gestoras también adelantan un crecimient­o del peso de las estrategia­s de inversión sostenible dentro de las carteras, ya que, como señala Robeco, los inversores van a seguir interesado­s en “solucionar los distintos retos a los que se enfrenta la humanidad, especialme­nte el cambio climático, la crisis del coste de la vida y la desigualda­d de ingresos”.

Otra de las inversione­s que las gestoras tienen en el punto de mira para el futuro inmediato son las infraestru­cturas. Para DWS, “las tareas de descarboni­zación y digitaliza­ción en el transporte público, la energía y la economía circular abren oportunida­des de inversión interesant­es y defensivas para los inversores en el sector de las infraestru­cturas, que además ofrece indexación a la inflación contractua­l y flujos de ingresos confiables a largo plazo”.

Los gestores de fondos prefieren la renta variable europea a la americana

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Las gestoras creen que la evolución de los mercados en 2023 dependerá de la inflación, los tipos de interés y las tensiones geopolític­as.

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