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Indemnizaciones de ocho cifras en Twitter: cómo funcionan los blindajes
Proteger a un directivo frente a situaciones que pueden ocurrir durante la vigencia de una relación laboral es la razón principal de que ciertos contratos incluyan cláusulas que blindan económicamente posibles despidos.
“I am officially out (estoy oficialmente fuera)”. Con este tuit anunciaba Irene Font Peradejordi, una analista barcelonesa de Twitter que trabaja en la oficina de Nueva York, que su nombre era uno de los aproximadamente 3.700 que engrosan los despidos que ha puesto en marcha la semana pasada Twitter tras la abrupta adquisición de Elon Musk del gigante tecnológico. Aunque abultada al suponer la mitad de la plantilla, finalmente se ha alejado de los rumores que durante el proceso de compra ponían las recesiones de contratos en el 75% de la plantilla.
Al margen de otras polémicas, la decisión del magnate pretende rebajar los costes de la empresa dada la elevada deuda de la compañía que ascendería a unos 13.000 millones de dólares. Sin embargo, esta jugada no le va a salir barata en algunos casos, ya que algunos de los exdirectivos principales de la compañía cuentan con protecciones especiales que elevarían su indemnización hasta las ocho cifras.
La estrategia legal de Elon Musk ahora es clara: tratar de demostrar que los despidos de esos profesionales son procedentes, ya que “un blindaje de estas características nunca se contempla para el caso de baja voluntaria (pues su aplicación dependería de la única voluntad del trabajador) ni en el supuesto de despido procedente”, según confirma Clara Mañoso, socia de laboral de Araoz & Rueda.
Pero, ¿cómo funcionan realmente estos blindajes? También conocidos como paracaidas de oro (o golden parachutes, según la denominación en inglés) no son más que, en palabras de la experta laboralista, “aquellas cláusulas indemnizatorias que se incluyen en los contratos de trabajo cuyo objetivo último es proteger al trabajador o directivo frente a determinadas situaciones que pueden acaecer durante la vigencia de la relación laboral y, muy especialmente, al término de ésta”. Y, sin duda, el cambio del propietario de una compañía con sus nuevas decisiones y equipos lo es.
Este tipo de cláusulas también son habituales en las empresas españolas, ya que los contratos de la alta dirección están regulados por una normativa diferente al del resto de los trabajadores y su salida es mucho más barata con compensaciones de siete días por año trabajado frente a los 20 o 33 días (dependiendo del tipo de despido).
“Al tener el alto directivo una menor protección económica frente al despido, suele ser más frecuente ver este tipo de cláusulas en los contratos de trabajo de alta dirección”, confirma Mañoso, aunque añade que “nada impide añadir una cláusula de blindaje en el contrato de trabajo de un trabajador ordinario (con independencia de su categoría profesional)”.
Lo confirma el socio de laboral de Dentons Eduardo Gómez de Enterría: “Las mejoras indemnizatorias es posible añadirlas para cualquier categoría, incluso existen ejemplos de mejora indemnizatoria incluidas en convenios colectivos sectoriales”.
Invalidez
Eso sí, no todas las cláusulas ni todas las situaciones harían válido un blindaje. En este sentido, mucho ojo con los autocontratos con cláusulas abusivas como podrían ser las que pactaban las posibles salidas de varios directivos del Grupo Torras, indemnizaciones que se trataron de cobrar tras la compra por parte de KIO y que superaban, según El País recogiendo declaraciones del abogado de la empresa, de los 10.000 millones de pesetas allá por 1993.
Para limpiar la mala imagen que estos y otros casos mediáticos han vertido sobre los golden parachutes, Gómez de Enterría explica que “actualmente se vienen incluyendo cláusulas que incluso podrían obligar a la devolución en caso de irregularidades descubiertas o malos resultados empresariales”.
Aunque lo normal y dejando de lado casos de autocontratación o de una situación que pudiera haber sido realizada en fraude de ley o abuso de derecho, “si el despido se considerara improcedente o nulo el trabajador tendría derecho a percibir el importe previsto en el acuerdo indemnizatorio”, concluye la socia de laboral de Araoz & Rueda.
Rebajas
Más dudas legales hay, sin embargo, en los despidos cuando la empresa atraviesa problemas, ya que Clara Mañoso entiende que, “salvo que esa situación se hubiera previsto en la propia cláusula de blindaje, éste sería plenamente exigible por el trabajador y que la cantidad estipulada en el acuerdo no se vería mermada por el hecho de que el contrato de trabajo se resolviera como consecuencia de un despido objetivo (ya fuera individual o colectivo)”.
Sin embargo, Eduardo Gómez de Enterría recuerda que “existen algunos casos en los que los tribunales han dado la razón a una empresa que ha decidido no aplicarlos en situaciones de ERE o concursales”. Por lo tanto, como parece que ocurrirá en el caso Twitter, serán los tribunales los que determinen cómo será el adiós de esos directivos.