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Los bufetes miran a las empresas Para sus fichajes estrella
Retribuciones más atractivas, itinerarios profesionales con más visibilidad o trabajos atractivos con diferentes
Los abogados son el ‘core business’ en un despacho a diferencia de en una empresa
Laura Saiz. Madrid
“Nutrirse de tendencias y de un conocimiento jurídico más transversal”. Éstas son algunas de los atractivos que pueden ofrecer los despachos de abogados a la hora de convencer al mejor talento que tienen las asesorías jurídicas de las empresas según destaca Blanca Soler, que en octubre pasó a formar parte de Fils Legal tras siete años en Antai Venture Builder, una fábrica de empresas de la talla de Glovo, Wallapop, Carnovo, SingularCover, Elma, Marmota o ProntoPiso, entre otras.
Y es que la atracción y retención del talento es uno de los principales caballos de batalla en el sector legal. Fuera de nuestras fronteras se está lidiando incluso desde los puestos más júnior para los que los despachos son capaces de ofrecer incluso más de 100.000 dólares a los recién graduados, mientras que en nuestro país, de momento, el foco principal es en puestos más sénior, aunque hay firmas nacionales como PérezLlorca que, en su última revisión salarial, habían subido la retribución de sus júnior hasta los 45.000 euros.
Con habituales rotaciones entre los propios despachos, los bufetes han empezado a mirar a las empresas para fichar a los mejores abogados. Y lo están consiguiendo, a pesar de que durante muchos años la tendencia habitual era que los letrados saltaran de una firma legal a una asesoría interna.
Las razones de este incipiente cambio de tendencia son muchas. En este sentido, Eugenia Navarro, consultora estratégica en Lois, destaca de los despachos que “pueden ofrecer un itinerario profesional con más visibilidad en el mercado, una evolución salarial mayor, trabajos atractivos con diferentes clientes y casuísticas”.
Y es que, como continúa la experta, “en un despacho el abogado es el motor, el core business, mientras que en las asesorías jurídicas son un departamento de apoyo, no están en el negocio, aunque cada vez participen más”.
Se trata, por lo tanto, de una cuestión de prioridades y de enfoques dependiendo de cuál sea la posición del abogado en cuestión. Lo confirma Soler,
una de las últimas in house que han vuelto a ponerse la chaquetilla de asesores externos: “Dentro de una compañía estás obligado a ser un estratega ‘creativo’ porque el departamento legal –igual que el resto– no puede convertirse en un obstáculo ni para el día a día ni para el futuro”. Para la letrada, dónde se pone el foco en un bufete es distinto, ya que de ellos “se espera que aporten luz jurídica sobre los retos y que allanen el camino hacia decisiones
pragmáticas con recomendaciones claras”.
Conseguir la combinación de ambos puntos de vista a la hora de afrontar el asesoramiento legal convertiría a un abogado en un profesional completo, ya que “alinear esos dos puntos de vista equivale a practicar un nuevo tipo de derecho de los negocios”, subraya la actual counsel de Fils Legal, que añade que “los abogados in house tienen la visión estratégica de la empresa y dominan la operativa diaria”, mientras que los externos la tienen “cenital de los proyectos y de los escollos con los que se pueden topar”.
Inconvenientes
La obligación de realizar labores comerciales supone un obstáculo para los ‘in-house’
Sin embargo, el camino de un departamento jurídico interno a un despacho no siempre es fácil. “Los abogados in house son excelentes técnicos, muy preparados y con un conocimiento sectorial brutal, pero, en una firma de abogados, deben generar negocio”, explica Eugenia Navarro. Y es que la actividad comercial y la gestión no sólo de equipos sino de la propia firma legal son dos aspectos complejos a los que se tienen que enfrentar estos profesionales.
Precisamente para aliviar un poco esta carga los despachos han encontrado, en algunos casos, una solución intermedia que pasa por no hacerlos desde un primer momento socios con todas las obligaciones que esta posición implica. Así, los of counsels pueden aportar todo su conocimiento jurídico sectorial, pero, al no participar en los beneficios empresariales, tienen menos presión –e, incluso, ninguna– en las labores comerciales o en las de gestión.