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Abogados que ofrecen su tiempo
Los profesionales del sector legal vuelcan sus esfuerzos en iniciativas solidarias. A título individual muchos usan su
Alejandro Galisteo. Madrid
En los últimos dos años, la pandemia y la guerra en Ucrania han puesto sobre el alambre a las clases sociales más desfavorecidas. En ambos escenarios, la abogacía española, bien a través de los despachos o a título individual, no se puso de perfil. Es más, desde el asociado que formó un convoy hasta la frontera ucraniana para llevar medicinas y traer refugiados hasta el socio que bajó a la calle en los momentos más duros que provocó el Covid-19, algunos de los letrados de élite del país dedicaron su tiempo libre a atender diversas causas sociales.
Y lo siguen haciendo bien desde la cúpula de una ONG, desde el patronato de una fundación o desde la calle participando de un voluntariado. Así, abogados de grandes firmas participan en proyectos que ni mucho menos están en el día a día de los bufetes.
“Los abogados defendemos, ayudamos, intercedemos, protegemos… Estas son las misiones principales de muchas ONG que trabajan con colectivos desfavorecidos. No es casualidad que en España exista una vocación de cooperación de los despachos de abogados con la sociedad a través del probono”. Así explica el paralelismo trazado entre su trabajo en el despacho y su dedicación altruista Juan José García, socio director de Adarve Abogados e ideólogo de la Fundación Abracadabra desde la que recorren hospitales para llevar la magia a los ingresados, “personas enfermas o en situaciones de vulnerabilidad que necesitan ilusionarse”.
Por su parte, José Prieto, socio de laboral de Baker McKenzie, aunque no hace magia, contribuye a hacer realidad los sueños de los participantes en los programas de protección internacional de Cruz Roja. Algunos tan sencillos como ser el enlace con el banco para que puedan abrirse una cuenta corriente o trasladarles desde el aeropuerto a los centros. “Es importante que cada uno pueda ayudar a otros que lo necesitan; si todos aportamos, el tsunami de colaboración es imparable”, apunta Prieto.
Por su parte, Diego García, abogado de White & Case en la oficina de Bruselas, es uno de los miembros que participa en el help desk que el colegio de abogados de la capital belga junto a 30 despachos han puesto en marcha para atender las solicitudes de protección internacional que registran las autoridades locales. “Cerca del 75% de las personas a las que se les deniega la acogida presentan su primera solicitud de protección internacional”, asegura García, que ofrece información jurídica cuando se deniegan servicios básicos como el alojamiento a los solicitantes de refugio.