La función legal, hacia un rol más proactivo en las compañías

Partiendo de su tradicional cometido como solucionador de problemas, las asesorías jurídicas se encuentran inmersas en su propia transformación para ser más protagonistas que nunca en la toma de decisiones y la estrategia corporativa.

El Gobierno de Pedro Sánchez aprobó 39 decretos ley sólo en 2020. Es un dato que ilustra el intenso trabajo que han tenido las asesorías jurídicas desde la pandemia, en un periodo que ha acrecentado su importancia en el seno de las organizaciones. Aquel fue un periodo excepcional, pero el escenario de incertidumbre y complejidad regulatoria aún perdura. La función legal no sólo ha salido afianzada, sino que además ha sido capaz de avanzar hacia su propia transformación y ha asumido un papel más proactivo que nunca dentro de las compañías.

Mientras que antes las empresas recurrían a sus abogados externos para resolver problemas, ahora los servicios jurídicos están cada vez más integrados en la estrategia corporativa y en los principales órganos de decisión de las organizaciones.

La pandemia ha sido uno de los detonantes del cambio. “El contexto nos ha situado en un rol de guías, con la responsabilidad de conducir al resto de la compañía en este camino”, subraya Marjorie Colas, general counsel y responsable de transformación e innovación legal de AccorInvest. Esta nueva concepción supone un reto para la función legal, cuya visión tradicional es más conservadora y aversa al riesgo. Colas incide en que “hay que superar barreras como la resistencia al cambio de algunos profesionales; la transformación implica establecer vínculos entre las personas e integrarlas con la tecnología”.

Pese a que el grado de evolución es distinto en cada empresa, la hoja de ruta es similar. “Hemos pasado de asesorar, revisar contratos y resolnológicos, consultas legales a necesitar otras muchas capacidades: conocimiento tecnológico, toma de decisiones estratégicas, conexión con el negocio de las distintas áreas e implicación en los proyectos”, asegura Rosario Baquero Alonso, responsable de los servicios jurídicos globales de recursos corporativos de Iberdrola. En el caso de la compañía, la transformación de la función legal persigue dos objetivos: convertirse en un socio de las áreas de negocio y contribuir a la cuenta de resultados.

Sobre los elementos clave en torno a los que gira este cambio, Rosario Baquero destaca la cultura de transformación, las nuevas competencias, la importancia de la comunicación y la integración de la tecnología. Como añade la representante de Iberdrola, “la transformación de la función legal es un tema de eficiencias, de tecnologías, de procesos y, sobre todo, de personas”.

A menudo, las áreas de negocio en las compañías han percibido las divisiones de

soporte como poco más que un gasto. “Debemos cambiar ese paradigma trasladando que somos una función preventiva que, precisamente, evita que los costes aumenten y ayuda a que su negocio pueda mejorar”, puntualiza Diolimar García González, directora jurídica corporativa de Prosegur. En paralelo, subraya la importancia de formar a los equipos jurídicos, no sólo en capacidades técnicas, sino también a través de herramientas para la realización de proyectos tecver metodologías ágiles y grupos multidisciplinares de trabajo.

Como consecuencia, la representante de Prosegur hace hincapié en que “la figura del abogado ha adquirido protagonismo en un plano más preventivo que reactivo, dando apoyo e implicándose en la toma de decisiones”.

En la misma línea, “la situación tras la pandemia ha dado más visibilidad al papel de anticipador y estratega del abogado, que ha pasado de un rol reactivo a uno proactivo dentro de la organización”, indica Noemí Brito Izquierdo, responsable de las áreas legales de LOTS (Legal Operations Transformation Services) y de IP e IT de KPMG Abogados. Este nuevo enfoque abre la puerta a que las asesorías jurídicas utilicen la regulación como un aliado competitivo.

De este modo, “no sólo se eleva la eficiencia y se ahorran costes, sino que una labor trazable y adecuada de los servicios legales dentro de una organización también ayuda a evitar pérdidas”. Ante la confluencia de estas tendencias, Noemí Brito concluye que “intentar ser disruptivos en un sector como el legal es un desafío muy atractivo”.