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Sexo, amenazas y un fallecido en el primer juicio contra Trump

Es la primera vez que un presidente de EEUU se sienta en el banquillo y el proceso se ha convertido en un circo donde no faltan morbosos detalles de encuentros sexuales o seguidores que se prenden fuego a la puerta del juzgado.

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Trump se enfrenta a 34 cargos penales por falsificar documentos para ocultar un soborno

Él tenía 60 años y ella 27. “No sé cómo acabé en la cama con él; afortunada­mente, fue breve”. Stormy Daniels –nombre artístico de la estrella de cine para adultos Stephanie Clifford– ha compartido estos últimos días ante el tribunal hasta el más mínimo detalle de su encuentro sexual durante un torneo de golf en 2006 con el entonces empresario Donald Trump.

Una década después, el magnate volvería a llamar a la puerta de la actriz erótica, esta vez para pagarla 130.000 dólares (121.000 euros) a cambio de su silencio para que la historia no acabara con sus aspiracion­es a convertirs­e en presidente de EEUU. Nadie cuestiona la legitimida­d o no del pago, sino la falsificac­ión de documentos para ocultar el soborno y hacerlo pasar como gastos de campaña.

En total, 34 cargos en el primer juicio penal al que se somete a un expresiden­te de EEUU. Y con su vida íntima más expuesta hasta el más mínimo detalle. Ni siquiera Monica Lewinsky fue tan explícita sobre su encuentro con Bill Clinton. Y aunque los abogados de Trump han intentando impedir que Stormy Daniels declarara, finalmente todos sus esfuerzos han sido en vano.

Querían proteger la intimidad de su cliente bajo el pretexto de no convertir el proceso en un circo mediático lleno de morbo. Pero llegaban tarde. El primer día, un miembro del jurado consiguió una dispensa alegando que temía que su identidad terminara filtrándos­e a los medios. No es de extrañar. Diarios como The New York Times cuenta con más de una docena de profesiona­les cubriendo el juicio 24 horas desde que comenzara hace cinco semanas.

La miembro del jurado que logró la dispensa argumentó que temía la reacción de las legiones de seguidores de Trump. Y razón no le faltaba. Al cuarto día, uno de ellos se prendió fuego a lo bonzo a las puertas del juzgado, después

de lanzar panfletos en la calle para denunciar una conspiraci­ón del Gobierno. Falleció en el hospital horas después a consecuenc­ia de las graves quemaduras.

Además, tanto desde el jurado, como los testigos e incluso el personal del juzgado han mostrado temor a posibles represalia­s de Trump, que en noviembre podría ganar las elecciones y volver a la Casa Blanca si se confirma lo que adelantan todos los sondeos.

Y no es de extrañar que tengan miedo, teniendo en cuenta que en sus redes sociales el expresiden­te se ha encargado de no dejar títere con cabeza. Incluso amenazó al propio juez, Juan Manuel Merchan, al que ha calificado de “delincuent­e” y “racista”. Su señoría le impuso una orden mordaza, pero no ha servido de nada y ya ha perdido la cuenta de las veces que ha amonestado a Trump por saltarse la restricció­n. Más de 10.000 dólares lleva ya en sanciones por lan

zar improperio­s y algún que otro aviso a navegantes. Una cantidad ridícula teniendo en cuenta el patrimonio millonario del acusado.

Cárcel

El juez incluso ha llegado a advertirle estos días de que si sigue por ese camino va a terminar en la cárcel, no por falsificar documentos –para conocer la sentencia todavía quedan días–, pero sí por faltar el respeto al tribunal y saltarse las normas del proceso judicial.

El momento de mayor tensión se vivió hace justo una semana, cuando Stormy Daniels subió al estrado por primera vez y compartió con los asistentes que el expresiden­te era un amante breve. Trump empezó a jurar en arameo, lo suficiente­mente alto como para que toda la sala pudiera escucharle. El juez llamó al orden a su abogado para pedirle que controlara a su cliente porque su actitud podría interpreta­rse como una amenaza a la testigo, que tenía que volver a subir al estrado al día siguiente. Curiosamen­te, el Juan Manuel Merchan hizo esto en privado y no reprendió en público a Trump para “no humillarle más”.

La defensa del expresiden­te no solo niega el pago a la actriz, sino también cualquier tipo de encuentro sexual con ella. En el caso, es clave el testimonio de Michael Cohen, exabogado de Trump y, según su propia versión, la persona que se encargó de hacer los pagos en nombre del expresiden­te.

Para complicar más la trama, queda el pago de 150.000 dólares que recibió por las mismas fechas Karen Mcdougal, una modelo Playboy que cobró esa cantidad para contar su historia en un periódico a cambio de no revelar la informació­n a nadie más. Pero la exclusiva nunca se publicó y ella alega que fue engañada y que todo fue trama del entorno de Trump para silenciarl­a.

El juez ha llegado a amenazar al expresiden­te con enviarle a la cárcel por acosar a testigos

La modelo Playboy Karen Mcdougal cree que Trump la engañó para que no contara su relación

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El expresiden­te de EEUU Donald Trump durante una de las sesiones del juicio que se celebra estos días en Nueva York.

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