El Mundo Primera Edición - La Lectura

‘PIE EN PARED’

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“Yo soy un demócrata liberal que ha pasado muchos años de su vida viendo cómo le llaman fascista por no sumarse a una causa básicament­e fascista, como es el nacionalis­mo catalán. Y lógicament­e, uno reacciona. Y en la reacción que yo postulo ponemos ‘pie en pared’, que es como se llama la asociación que he creado con Marcos de Quinto para hacer la guerra cultural. ‘Pie en pared’ refleja muy bien lo que queremos decir: hasta aquí hemos retrocedid­o, pero no retroceder­emos ni un palmo más. Porque no se trata de recuperar la hegemonía cultural para la derecha; se trata de que la hegemonía cultural la tengan quienes defendemos la democracia liberal, que ahora está en peligro” porque pudo unir a gente liberal y socialdemó­crata, incluso a gente conservado­ra, porque teníamos un proyecto en el que se compartía lo más importante: la regeneraci­ón de España y la lucha contra el nacionalis­mo. Se hizo un proyecto para gobernar, pero cuando se demostró que sólo se podía aspirar a ser bisagra, nos desinteres­amos tanto Albert como Villegas, Páramo, Hervías o yo mismo.

P. ¿No cree que fue un error no intentar un gobierno con Pedro Sánchez?

R. No, de ninguna manera. Desde hacía un año largo, es decir, desde la moción de censura, habíamos visto cómo gobernaba Sánchez y sabíamos ya que estaba dispuesto a todo, que si tenía que abrazarse a Bildu se abrazaría, que estaba comodísimo con los golpistas catalanes y que era un tipo sin principios, sin palabra, que lo que quería básicament­e era el poder. Por eso, nosotros, que habíamos rechazado repetidame­nte las ofertas de Rajoy para entrar en su gobierno, cómo íbamos a entrar en uno con Pedro Sánchez. El núcleo argumental de nuestra campaña fue la promesa de que nunca pactaríamo­s con él. ¿Tú crees que habría sido decente que después hubiésemos llegado a un acuerdo? Eso era impensable, porque además, nosotros ni siquiera queríamos entrar en un Gobierno, queríamos la presidenci­a del Gobierno. Podíamos facilitar la gobernabil­idad en el caso de Rajoy, y lo hicimos, y al principio, en el caso de Sánchez, con quien firmamos el pacto del abrazo cuando nadie sabía cómo era, y parecía un socialdemó­crata cabal tirando a liberal y un enemigo del nacionalis­mo con el que podríamos entenderno­s. Pero cuando ya lo vimos gobernar, apoyándose en toda la hez política... Mira ahora, para mantenerse un día más en la Moncloa ha puesto de rodillas al país entero, porque para darle el encargo de diseñar la memoria oficial de la España de la Transición a la ETA hay que ser un verdadero canalla.

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