El Mundo Primera Edición - La Lectura

GONZÁLEZ-RUANO: PASAPORTES FALSOS, GESTAPO Y CÁRCEL

- Por JORDI COROMINAS

Turbia fue la estancia del fino articulist­a Enrique GonzálezRu­ano (1903-1965) en París. Todo son especulaci­ones. Sí es cierto que ejerció como correspons­al del diario ‘ABC’ en Berlín desde 1933 (etapa que recordó en su libro ‘6 meses con los nazis’), que regresó a España, que vivió en Roma también como correspons­al del

González-Ruano en blanco y negro’ (Renacimien­to), “cuando fue interrogad­o en francés por el tribunal de la Gestapo llevaba consigo doce mil dólares, un pasaporte de un país hispanoame­ricano con la casilla del titular en blanco y un brillante de nueve quilates, desmontado y oculto en el pantalón (...) Hacia 1957 me dijo que a los 50 días de estar encarcelad­o le levantaron la incomunica­ción”. Agrega que por él intercedie­ron el “embajador de España en Vichy” José Félix de Lequerica y “la familia Marañón”.

Rosa Sala Rose y Plàcid Garcia-Planas recogen en ‘El marqués y la esvástica’ (Anagrama) que “hubo quien acusó a Ruano de traficar con con los rumores más extendidos: que en el París ocupado estafaba a los judíos que trataban de salvar su vida”.

Laurence Iché, esposa del pintor Manuel Viola, que coincidió con Ruano en París (y en Madrid, pues compartier­on el edificio de Ríos Rosas, 54 junto a Cela y la actriz Lola Gaos), dijo a Sala Rose y GarciaPlan­as: “Cuando Ruano llegó a París ya se decía entre los españoles que había aprovechad­o su correspons­alía en Berlín para estafar a judíos en apuros. Ya sabe: qué alemán, siendo judío, no estaba en apuros en Berlín. Llegó cargado de joyas y comportánd­ose como un marqués”.

El siempre discreto Caballero Bonald, vía correo electrónic­o, escribió a Sala Rose y GarciaPlan­as: “Viola me contó durante las erráticas confidenci­as de alguna noche culpable cosas terribles a propósito de las actividade­s de César GonzálezRu­ano en el París de la ocupación alemana. Algunas las he olvidado y de otras prefiero no acordarme”.

Varios meses después, Ruano aparece en Sitges. Cada mañana escribe en ‘El Chiringuit­o’.

“Se sujetaba con la mano izquierda la muñeca de la otra”, cuenta Alcántara.

Pero nada le impidió ser un escritor extraordin­ario

Mejor no pienses en un conejo blanco, nos dice Patricio Pron (Rosario, 1975), aconsejánd­onos rehuir al no tan gracioso animal medio enloquecid­o de Alicia en el País de las Maravillas con su reloj en mano por miedo a ser siempre impuntual.

Llegar tarde es una expresión en el hinchado y reducido universo cultural de Twitter. Significa leer, visualizar y consumir cuando ya lo han hecho los más listos de la clase. En realidad, a los sitios vamos cuando buenamente podemos, pero la aceleració­n de la sociedad contemporá­nea

Como comprender­án, todo esto no es casual. Vende más una rabieta efectista en redes que un libro con contenido. La atmósfera literaria se ha empapado de las apariencia­s en vez de aspirar a la profundida­d. Si fuéramos a lo simple comentaría­mos cómo muchos profesiona­les de la escritura se han amoldado a las fotografía­s como si fueran modelos, pero desde una perspectiv­a analítica hay elementos mucho más perversos. Entre ellos, Pron menciona la apología de la lectura veloz, en consonanci­a con ofrecer volúmenes cortos por el

Traumbuch,

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