El Mundo Primera Edición - La Lectura

EXISTENCIA­LISMO DE CLASE BAJA

-

Una de las líneas principale­s de la ficción de Banks ha sido explorar lo que podría llamarse el “existencia­lismo de clase trabajador­a de Nueva Inglaterra”, como señalaba Adam Hasletten en el ‘New York Times’. En novelas amargament­e elocuentes como ‘Aflicción’ o ‘Deriva continenta­l’, el autor ha narrado el afecto embotado y pragmático de los ‘hombres blancos del norte’.

Esta novela profundiza en esa línea, aunque el protagonis­ta es ahora un artista renuncias y sus cobardías, en una densa atmósfera de culpa. Escenas resueltas con notable oficio que en los mejores momentos (el relato de su segundo matrimonio, y el complicado encaje en una familia sureña) transmiten la sensación de una vida moral para Fife. Y con cada postergaci­ón, Banks nos devuelve a la habitación de rodaje, multiplica­ndo así los pasajes donde los operarios mueven las cámaras, Fife informa de su salud, se retoman las vacilacion­es sobre la confesión, Emma escucha con el corazón en un puño… Esta estrategia es más nociva en la medida que precipita lo escénico hacia lo aparatoso.

Quién más sufre con todas estas anticipaci­ones y postergaci­ones es la delicada dimensión de lo verosímil. Si ya se necesita cierto esfuerzo para admitir que Fife sólo pueda confesarse en medio de un rodaje (con la silla de ruedas y la enfermera a cuestas), traspasado el ecuador del libro resulta casi alarmante que la pobre Emma siga sentada en la oscuridad soportando el tedioso forcejeo de su marido con la memoria y el equipo de rodaje. Reconozco que en algún momento me he escuchado animándola a que se levantase y saliera a la calle: «Vamos, Emma, sal y que te dé el aire, ya te sentarás luego a escuchar la confesión, ¡que por algo se está grabando!».

Lo que no descarto es que, aunque la novela merezca una lectura, esto sea un reflejo inducido de mis propias ganas de terminar con los juegos de manos del prestidigi­tador Banks. Al fin y al cabo, hay una desproporc­ión un tanto insensata en el intento de encajar un escrutinio moral que abarca las cobardías de una vida (y erosiona la fidelidad emocional de cuarenta años de matrimonio) en un dispositiv­o narrativo tan aparatoso y efectista. Un error de tono: una pista de circo no parece el mejor emplazamie­nto para transmitir las emociones de una confesión inculpator­ia.

 ?? ??
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain