El Mundo Primera Edición - La Lectura
JORDI LLOVET MIS MAESTROS. UN HOMENAJE
Galaxia Gutenberg. 118 páginas. 17,50 E Ebook: 10,99 E nidades, de manera especial en nuestro país, empujado por el plan Bolonia, que se aplicó acríticamente, tal que de los maîtres à pensé se ha pasado al «máster», convertido en un sistema de recaudación. No hay cuestión, literaria o política, que Llovet no aborde desde la defensa del pensamiento ilustrado. En este sentido, es especialmente despiadado en su crítica al independentismo catalán que considera poco menos que un movimiento religioso.
Hay un aspecto sobre el que Llovet pasa por encima –no es el tema del libro, a pesar de que la lectura lo puede suscitar– y que supuso una ruptura con la Universidad de Barcelona y, de paso, con aquellos profesores y maestros dedicados a lo que Georges Steiner definió como el campo de estudio de «lo muy serio» –se refería a la filosofía alemana frente a la frivolidad francesa–, que él conoce muy bien. Se trata de la fundación del Col·legi de Filosofía en 1977, en la que participa junto a Eugenio Trías, Xavier Rubert de Ventós y Antoni Vicens. Era un síntoma de la recién estrenada democracia la aparición de un filósofo con gran seducción pública que rompía los moldes de la vieja academia, poco menos que tratada injustamente como un reducto franquista. No debe ser una anécdota que fuese el departamento de Estética de la Escuela de Arquitectura, creado por Rubert de Ventós, quien acogiera a Trías, Félix de Azúa, Luis Racionero, Gerard Vilar o Eduardo Subirats. Llovet abogaba aquellos cursos por que la escritura de la filosofía volviera a ser un «excelente género literario». Pocos le hicieron caso.
Por el contrario, ese pensar «lo muy serio» quedó para profesores como Ramón Valls, una eminencia europea en los estudios hegelianos, que hubo de esperar hasta 2017 –él falleció en 2011– para que se publicase la magna edición, bilingüe y comentada, de la Enciclopedia de las ciencias filosóficas (Abada) de Hegel, que es lo que hace una cultura sólida. Ese debe ser el sino de los maestros en el ocaso de las Humanidades.