El Mundo Primera Edición - La Lectura
UNA DEDICATORIA MUY ESPECIAL
“Escribí este libro para que lo leyese un amigo, uno en concreto. De ahí que en la dedicatoria figure: ‘Para José Luis Rodríguez García, pasado medio siglo... Ahora sé que la nada lo era todo, y todo era ceniza de la nada’. Para mi desdicha”, se lamenta Albiac, “Pepo ni siquiera pudo llegar a leer ni la dedicatoria ni el libro”, ya que el catedrático de Filosofía de la Universidad de Zaragoza falleció el pasado 12 de julio. “Y eso es lo que me deja jodido, yo quería que viese directamente el libro en papel, que ya estaba impreso cuando murió. Y a uno le queda la sensación de haberse equivocado. Y de que uno siempre se equivoca”
Eso es. Porque más allá de la sordidez, está el mundo de los mártires. Mártir en griego significa testigo, alguien que no posee nombre, que no posee imagen, que está exclusivamente para morir por un absoluto que no va a alcanzar. En el caso del movimiento comunista hay toda una generación, que no es que no hicieran monstruosidades, vaya si las hicieron, pero hay algo de conmovedor en el modo en que el clandestino renuncia a su vida a favor de algo que él sabe perfectamente que no verá. P.
R. La potencia de una esperanza que es abiertamente religiosa, ya que el comunismo, sobre todo en su gran época, funcionó como la última gran religión de suplencia, y los clandestinos fueron unos personajes que renunciaron a su vida y a la vida de los otros, tanto de amigos como de enemigos, tanto de adversarios como de familiares. Individuos así tenían que estar dotados de una intensidad en la percepción de lo sagrado absoluta. Esto viene de una ficción que ha sido clave para la historia del pensamiento occidental y de un modo brutal para toda la historia del pensamiento moderno. La idea de la línea ascendente de la historia, del progreso, la proyección de los modelos providencialistas sobre ese ámbito. Cuando tú entregas una vida oscura, una vida que nadie va a conocer, a favor de un futuro grandioso para la especie, lo que estás presuponiendo es que hay una finalidad en la historia y que tú, pobre mota de polvo, estás contribuyendo a esa finalidad.