El Mundo Primera Edición - La Lectura
Urueña, el sueño de cualquier lector
El pueblo amurallado de Valladolid, que no alcanza el centenar de residentes en invierno, alberga una decena de librerías de todo tamaño y condición. Es la única Villa del Libro de España, todo un refugio
«Vine con 35 años. Entonces sólo había un bar y no daban comidas. Ahora hay cinco o seis restaurantes que abren los fines de semana. Yo trabajaba en La tienda verde, una librería de Madrid especializada en libros de viaje y naturaleza, hasta que descubrí Urueña. El próximo año, cuando mi librería cumpla 30 años, voy a poner un cartel enorme con el número en la puerta».
Es la voz de Jesús Alcaraván, el primer librero que se instaló en Urueña (Valladolid), a 220 kilómetros de Madrid sentido Benavente. Jesús Alcaraván en realidad se llama Jesús Martínez, pero todos le conocen con el apodo del pájaro y con el que bautizó a su local, Librería Alcaraván.
«Tengo siete baldas con libros de Delibes. Entre descatalogados y agotados, habrá unos 300 libros de él. Los que más se venden son El camino y Viejas historias de Castilla la Vieja. Te voy a poner un ejemplo, si El hereje, su última novela, en edición nueva está por los 17 euros yo la tengo a siete y medio. No habrá día en que no venda un libro de Delibes», comenta.
Jesús Alcaraván vive en el piso de arriba de su local y no usa móvil, excepto cuando viaja. «¿Crisis? Las he pasado todas. Al principio tenía, sobre todo, libros de etnografía y folclore de Castilla y León, pero al final vas personalizando la librería. A la gente la gusta vivir en el campo, pero no todo el año», dice sabiendo lo que dice.
La ventaja de Urueña es que está a seis kilómetros de la autovía de La Coruña, así que la clientela de este pueblo amurallado, con castillo y torreón (por el que pasaron
Isabel de Portugal, Doña Urraca y Pedro I el Cruel) suele ser de Madrid, Galicia y Asturias. «Esta mañana [por el pasado jueves y antes de las doce] han venido una pareja de Castellón y dos chicas de Portugal. Los domingos siempre hay gente». Otra cosa es vivir entre semana y en noviembre. «La gente dice que le gusta vivir en el campo, pero no todo el año».
En invierno, los vecinos de Urueña no llegan al centenar, según el cubano Luis Enrique Valdés, poeta, dramaturgo y actual director de La Villa del Libro, el organismo que cordina las librerías en Urueña. Decenios atrás fue alumno durante cuatro años en la isla de Gabriel García Márquez («era muy vehemente, vehementísimo»)
Pero a cada uno lo suyo, el auténtico pionero, quien puso a Urueña en el mapa fue el músico, folclorista e investigador
Joaquín Díaz, que primero montó un museo y luego una fundación para albergar todo tipo de instrumentos, vestidos y vestigios de una cultura en extinción.
Para todos los gustos.
A Valdés, de memoria, le salen nueve librerías en Urueña: El Grimfilm («dedicada al cine y la fotografía»), La boutique del cuento («de libros infantiles»), Alcuino («que también tiene taller de caligrafía, donde usan tintas y lacre»), Primera Página («diminuta pero la más visitada, es la librería de guardia, como las farmacias»), Libros K («con muchos cómics y como para coleccionistas»), Páramo («de segunda mano»), El rincón del Ábrego, («que no abre mucho»), la de Jesús Alcaraván («la pionera»). También cuenta otra, que «está por abrirse con fondos de la Diputación. Hoy [por el miércoles pasado] habrá abiertas tres o cuatro».
En Urueña suenan cuatro campanadas que se expanden por encima de la muralla circular. Todo está en calma. «Por aquí vuelan cernícalos, milanos, busardos ratoneros, primillas, lechuzas, mochuelos, abutardas... y alcaravanes», dice Jesús Alacaraván, que de animales sabe. «También hay meloncillos, que es la única mangosta europea, y dentro de poco linces. Y lobos en los cercanos Montes Torozos».
Una liga europea. La idea original de este pueblo librería llegó de Europa, a la que la Diputación de Valladolid y el municipio se apuntaron con entusiasmo en 2007. Desde entonces forma parte de un club que incluye las poblaciones de Hay-on-Way (Gales), Montmorillón (Francia), Redu (Bélgica), Montereggio (Italia), St-Pierre-de-Cages (Suiza), Sysmä (Finlandia)... No se trata sólo de que se puedan comprar libros sino de participar en concuros y recibir a primeros espadas como el novelista y académico Luis Mateo Díez y el poeta Antonio Colilnas, los dos de la vecina León.
«Pero quien llenó el Centro Centro e-LEA Miguel Delibes de aquí fue Nieves Concostrina», dice con entusiasmo la periodista Tamara Crespo, quien convenció a su colega para que presentara Pretérito imperfecto (La Esfera de los Libros) en Urueña. Tamara Crespo y el respetado fotógrafo Fidel Raso montaron la Librería Primera Página en 2015.
El espacio es pequeño pero recoleto, repleto de objetos (máscaras, un tipómetro) y libros. Aunque está especializada en libros de periodismo, fotografía y via
jes, por los anaqueles asoman desde volúmenes amarillentos de la académica editorial Gredos a títulos de Azaña y Manu Leguineche o enciclopedias antiguas, ejemplares en francés y lo último de Alfonso Armada. También hay fotos enmarcadas de Raso de cuando Adolfo Suárez era presidente de Gobierno y una colección de cámaras Nikkon del propio reportero en una vitrina de cristal.
«Aquí, en este espacio tan pequeño, hemos presentado libros. Apenas caben 15 personas, pero sacaba unas sillas de Ikea y tan bien. Nunca nos aburrimos», agrega Tamara, que recomienda títulos cada dos semanas en el espacio Club de Lectura del programa A media mañana de Radio Nacional de España, que presentan y dirigen Carlos Santos y Samanta Villar.
Sugerencias de chef. Tamara Crespo es de las libreras que, sobre todo, vende lo que recomienda. Elige Diario de la guerra civil española (Editorial ContraEscritura) de Alfred Kantorowicz, «que fue director del periódico de las Brigadas Internacionales», y Breve atlas de los faros del fin del mundo de José Luis González Macías, publicado por un pequeño pero exquisito sello de León, Ediciones Menguantes, que fue reconocido en 2021 por el Ministerio de Cultura con el Premio al Libro Mejor Editado.
Cerca –en Urueña todo está cerca– está también abierta la Librería
Jesús Martínez fue quien inauguró hace 29 años la primera librería, Alcaraván. “He pasado todas las crisis”, asegura
el Rincón, de libros de segunda mano. Lourdes, pintora y licenciada en Bellas Artes, lleva al frente del negocio un año. Del techo del local cuelgan varias estanterías con libros. Hay ejemplares de las prestigiosas editoriales argentinas Porrúa y Sur. Joyas. Una pareja está comprando Yo acuso de Zola y el cómic La armada invencible de Bob de Moor, que protagoniza Cori el grumete. «Pero a quien más vendo es a Delibes. Vender, vendo; aunque también es cierto que a veces la librería está abarrotada de gente pero sólo vienen para mirar. Vendes para mantenerte».
Puerta con puerta hay, claro, otra librería, Páramo, que al caer la tarde está cerrada pero Lourdes, que tiene la llave, la abre para la pareja de clientes que acaban de comprar y vienen desde Galicia. Una treintena de máquinas de escribir, todas distintas y la mayoría antiguas, están esperando. Cada una acoge en el rodillo un papel en el que figuran frases sobre estas reliquias de autores que usaron ese mismo modelo. Una Corona 3 como la que utilizaba Hemingway con la leyenda «Mi psicoanalista es mi máquina de escribir», la Underwood 5 de Henry Miller: «En cuanto me siento ante la máquina de escribir, los dedos ya empiezan a activarse, a alterarse, a ponerme en la piel del escritor», la Royal nº 10 de Pessoa, la Olivetti Pluma 22 de Umbral...
Y aquí y allá, libros sobre mesas larguísimas, como El extranjero de Albert Camus editado por Alianza. Y dentro de una vitrina, enclaustradas, ni se sabe las ediciones de Juan Rulfo, sobre todo de Pedro Páramo. Todo un festín de Babette literario.