El Mundo Primera Edición - La Lectura
El arte de vanguardia en la trinchera de Ucrania
Escoltadas por un convoy militar y entre los bombardeos rusos, 50 obras de dos museos de Kiev salieron del país con destino a Madrid. ‘En el ojo del huracán’ es una exposición estratégica que reivindica la modernidad ucraniana
Evocando la salida de una importante remesa de obras de la colección del Museo del Prado durante la Guerra Civil, que acabaron almacenadas en la Sociedad de Naciones en Ginebra hasta el final de la contienda, 50 obras del Museo Nacional de Arte de Ucrania y el Museo del Teatro, la Música y el Cine salieron de Kiev, el martes 22 de noviembre, en medio de los bombardeos de Rusia, con destino a Madrid. Hoy las acoge el Museo Thyssen, que acaba de inaugurar la exposición En el ojo del huracán. Vanguardia en Ucrania, 1900-1930.
El martes de la salida cayeron cien bombas sobre el país. Escoltado por militares ucranianos, el convoy, con piezas de El Lissitzky, Mykola Kasperovych o Vadym Meller, recorrió los casi 900 kilómetros que separan Kiev de la frontera con Polonia, donde tuvo que detenerse unas 10 horas después de que un misil explotara en territorio polaco y matara a dos personas. Tras cinco días de viaje, las obras por fin llegaron a Madrid para una exposición estratégica que sirve para salvaguardar un importante patrimonio y para recordar la terrible situación que vive Ucrania. El propio presidente Zelenski participó de forma virtual en la inauguración del Thyssen. Después de Madrid, la muestra viajará al Museo Ludwig de Colonia y es probable que prosiga en circulación por otras ciudades mientras dure la guerra.
En el ojo del huracán –que se completa con obras del Thyssen y algunos préstamos privados de distintos lugares de Europa– nos descubre un momento especialmente interesante del arte del país donde nacieron Sonia Delaunay (antes de nacionalizarse francesa) y Aleksandra Ekster, o donde trabajaron Lissitzky y Kazymir Malévich.
Articulada cronológicamente, la exposición muestra obras de artistas relacionados con el cubofuturismo, el constructivismo y varias tendencias figurativas, mostrando la vitalidad creativa de Ucrania durante las tres primeras décadas del siglo XX, una época políticamente inestable.
La represión de Stalin.
Al desmoronarse los imperios ruso y astrohúngaro durante la Primera Guerra Mundial, Ucrania intentó independizarse, perdiendo una guerra contra Rusia (1917-1921). Pasó a ser entonces una república soviética, la cual sufrió con Stalin en el poder una brutal represión, que incluyó la ejecución de docenas de artistas o escritores. Muchas obras de arte de este momento fueron también destruidas. Por si fuera poco, la hambruna provocada
EN EL OJO DEL HURACÁN. VANGUARDIA EN UCRANIA, 1900-1930 MUSEO THYSSEN
por el Estado soviético a principios de los años 30 acabó con millones de personas.
En el ojo del huracán es el estudio más completo realizado hasta la fecha del arte ucraniano de vanguardia y destacan varios artistas del cubofuturismo, como la ya mencionada Aleksandra Ekster, Volodymir Burliuk y Oleksandr Bohomazov. Éste último artista pinta tranvías y trenes tan veloces que transforman el paisaje que cruzan. También es autor de unos paisajes del Cáucaso repletos de movimientos dinámicos, que se convierten en abstracciones de colores expresivos. Un bello dibujo suyo, Mujer sentada leyendo (1914), parece mostrar a esa mujer desplazándose en motocicleta, los asientos circulares de las sillas a su lado sugiriendo unas ruedas. Hay también obras de Bohomazov en ámbitos posteriores, como una pintura de 1927, Afilando sierras, en la que se ve a tres obreros reparando estas herramientas sobre un montón de troncos en posiciones inestables y diagonales.
Identidad ucraniana. La muestra presenta también artistas relacionados con la Kultur Ligue, una asociación cultural avanzada de la época, y que quiso introducir en el arte de vanguardia elementos de la identidad ucraniana y judía. O la obra de Mykhailo Boichuk, quien tuvo varios seguidores y desarrolló una estética figurativa influenciada por los iconos ortodoxos y el arte bizantino.
Otra sección aglutina a artistas del Instituto de Arte de Kiev, donde dieron clases Viktor Palmov y Malévich, y otra está dedicada a los artistas activos en las ciudades de Odessa y de Jarkóv, de donde era Anatoly Petritsky. Su Radiador (1916) es una de las pinturas más impactantes de la exposición: la parte superior del cuadro muestra un radiador de aceite exageradamente grande, mientras que en la parte inferior se ve una mesa ovalada con un vaso y, más abajo todavía, frente a la mesa, vemos la cabeza de una mujer, peinada con un moño y de la que apenas se ven sus hombros y cuello. De tonos grisáceos y marrones, la imagen subraya la soledad de esta persona que parece encerrada en este espacio claustrofóbico.
Por último, son muy destacables algunos diseños de vestuario teatral. Los cuadros finales son ya cercanos al realismo soviético, aunque no lo suficiente, pues sus autores fueron perseguidos con dureza en las distintas purgas.