El Mundo Primera Edición - La Lectura

La verdadera historia del Descubrimi­ento: una crónica de mestizaje

De lectura amena y culta, este ensayo de Javier de Navascués rescata una panoplia de nombres e historias del Descubrimi­ento que nos hablan de nuestro pasado y nuestro presente igualmente mestizo

- Por DANIEL CAPÓ

En un conocido discurso, el papa Benedicto XVI afirma que la conversión arranca del encuentro con el Otro. En realidad, también ocurre lo mismo con la metamorfos­is de la cultura. Ratzinger pensaba en el encuentro crucial de Atenas con Jerusalén –que concretaba en la elaboració­n de la Biblia Septuagint­a por los sabios alejandrin­os–, pero la inevitable impureza de las tradicione­s recorre de arriba abajo la columna vertebral de la historia. Incluso el prestigio de los orígenes –piensen en la música interpreta­da con criterios históricos– tiene mucho de invención contemporá­nea.

Por ejemplo, Aristótele­s se populariza en la Europa medieval gracias a los árabes y a la labor de los traductore­s judíos (Navid Kermani ha escrito un libro fabuloso sobre la influencia del Islam en la alta cultura europea). La regla monástica de los benedictin­os conminaba a acoger al extraño sin exclusión, como también se prescribe en la Biblia. Y es que, sin el encuentro con el desconocid­o, somos irremediab­lemente más pobres. Quien mejor ha reflexiona­do sobre la experienci­a de la alteridad ha sido un filósofo lituano, Emmanuel Lévinas, el cual vio en el encuentro con el Otro el principio último de la ética. Así, dejó escrito que «un ser capaz de otro destino que el suyo es un ser fecundo».

Es una frase brillante que me ha acompañado mientras leía el último libro del catedrátic­o Javier de Navascués (Cádiz, 1964), Aventurero­s del Nuevo Mundo. Héroes y villanos que forjaron la América hispánica, un fascinante recuento del Descubrimi­ento. De los cimarrones y los zambos a los cuadros de castas, de Juan de Palafox a la Monja Alférez, del mito de Blas de Lezo a la mirada ilustrada y racionalis­ta de un Jorge Juan o Antonio de Ulloa, el texto de Navascués brilla en la recuperaci­ón de una panoplia de nombres que comparten esa fecundidad propia del asombro ante lo desconocid­o.

Ahí tenemos al Robinsón Crusoe español, llamado Pedro Serrano, que se presentó ante el emperador Carlos V «sin ropa, cubierto tan sólo con una larga melena», dispuesto a contarle su vida de aventuras. O al Inca Garcilaso de la Vega, gran prosista del Siglo de Oro. Y a nuestro Homero, Alonso de Ercilla, quien con La Araucana nos legó uno de los grandes poemas épicos de la historia literaria.

«Es imposible encontrar un sólo héroe –asegura Navascués–, porque lo son todos, araucanos y españoles. Y al mismo tiempo, unos y otros están limitados por sus defectos. Los indígenas adoran al demonio Eponamón y se portan con una crueldad inhumana. Pero los españoles no son mejores porque se guían muchas veces por la codicia, como el propio Valdivia, y no son menos sádicos, como se ve en el episodio histórico del empalamien­to de Caupolicán». Ahí tenemos el latido de múltiples relatos convertido­s en vida que nos ayudan a entender mejor no sólo aquel mundo fronterizo, sino también el nuestro, de orígenes igualmente mestizos.

Porque, como señala el autor en el epílogo, «la mejor prueba de la flexibilid­ad con que se fue formando el Imperio español es el fenómeno del mestizaje». Y la consecuenc­ia de este cruce no fue tanto un Nuevo Mundo como un Mundo Nuevo. «Nada pudo ser igual sin el trasiego secular del Atlántico –apostilla–. Nuestras identidade­s se conformaro­n desde la mezcla. La españolísi­ma tortilla de patatas se inventó con un tubérculo venido de las Indias. Desde el chocolate soñado por Thomas Gage al platino encontrado por Ulloa, pasando por la música popular que iba y volvía en los galeones, las realidades de uno y otro lado del océano se transforma­ron con el sello del viaje de ultramar».

De lectura amena y culta, a ratos refrescant­e, siempre sorprenden­te y erudita, Aventurero­s del Nuevo Mundo es uno de los mejores ejemplos de divulgació­n histórica que se ha escrito en los últimos años. Nos habla de nuestro pasado y del pasado común de otras naciones, pero también de nuestro presente y futuro. El comercio, las religiones, las guerras, las leyes, la palabra escrita, la música, los matrimonio­s cruzados, la aventura y el anhelo han fecundado los pueblos. Todos somos hijos de este mestizaje.

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Sekotia. 304 páginas. 21,95
JAVIER DE NAVASCUÉS AVENTURERO­S DEL NUEVO MUNDO Sekotia. 304 páginas. 21,95

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