El Mundo Primera Edición - La Lectura
TAMOS ESTESIADOS TE TANTA RRUPCIÓN”
Gutiérrez y Luis Bermejo an en el Teatro de La Abadía e’, texto escrito y dirigido an Cavestany que aborda as pequeñas miserias
Cuando Javier Gutiérrez (Luanco, 1971) y Luis Bermejo (Madrid, 1969) llamaron a Juan Cavestany (Madrid, 1967) para volver a montar El traje, este último se hizo el remolón. Diez años antes, los tres se habían juntado para hacer una obra con una premisa particular: en el de rebajas de unos grandes almacenes una en tropel y se produce un accidente. Tras el un vigilante de seguridad del centro comercial uno de los presuntos implicados, un hombre s que había acudido a comprar un traje.
Cavestany, autor y director del espectáculo, explica sus reticencias. «Cuando estrenamos, Javier y Luis lo giraron muy poco y lo interrumpieron porque tenían otras obligaciones y compromisos.
Se les había quedado como a medio pasar la bola y tenían una cuenta pendiente con estos personajes que yo había escrito para ellos», relata. Así, la pareja protagonista llevaba tiempo buscando la manera para volver a coincidir, y ese momento ha llegado ahora. De modo que Cavestany se puso a editar el texto, le pegó un buen repaso y mejoró algunos cosas, sobre todo el final. «Lo que nos ha gustado más de esta reposición es sentirnos menos comprometidos con el discurso que había entonces y que era muy cercano al tema de los trajes de Camps y las cuestiones relacionadas con la corrupción», relata el dramaturgo. «Nos afectaba muy directamente y teníamos una necesidad de responder a eso con humor negro. Eso ahora es lo de menos. Hemos estado mucho más con los personajes de la función. Y con el disfrute brutal que es ver a Javier Gutiérrez y a Luis Bermejo en plenas facultades».
Gutiérrez, que da vida al ejecutivo, asiente a Cavestany, pero también le matiza. «Por desgracia, la corrupción sigue estando presente en nuestras vidas, más allá del año en el que encargamos este texto a Juan», lamenta el actor. «Lo que ha pasado es que antes
“Pones la radio o abres el periódico y el nivel de ruido es tan alto y tan insoportable que es casi imposible abstraerte”
asistíamos con pasmo y ojipláticos cuando oc ahora estamos como anestesiados, a fuerza de noticias que aparecen, no digo diariamente, pe una forma casi constante. De un bando y del o trata de algo de un solo signo político. En ese s creíamos que la pieza tenía vigencia».
Pero el protagonista de Campeones y La ísla apunta igualmente a un cambio de enfoque, fru descubrimiento producido después de un conf durante la pandemia y de varias crisis económi «Había temas que estaban presentes en la obra quizá en su día no les dimos tanta importancia cobraban significado en estos momentos, com soledad del individuo, la deshumanización de l sociedad y la brecha generacional entre padres que no acaban de entenderse». Esto último se v través de su personaje y la relación que tiene co adolescente, apunta.
Todo eso se sumaba a las ganas que tenían Gutiérrez de volver a coincidir sobre las tablas de una gira muy exitosa con la versión escénic novela de Miguel Delibes Los santos inocentes d temporada anterior, en la que el primero encar Azarías y el segundo hacía de Paco El Bajo. Al contexto para hacer algo juntos de nuevo, caye cuenta de que tenían «un texto maravilloso» q estaba del todo explotado.
Así que convencieron a Cavestany y este vio reservas tenían que ver en realidad con la etap escribió El traje. «Entonces me fijaba más en m oscuridades y las de los demás, imaginarias o Me llamaban la atención esas maldades const de la gente. Y una cosa que ha pasado en estos que me he curado un poco de esos espantos, s más zen y creo mucho más en una mirada muc tranquila sobre la vida».
Esto no quiere decir renunciar al compromi Gutiérrez. «Yo aspiro a empatizar con el otro, a colocarme en sus zapatos y a dejar la mala bab agresividad y la polarización a un lado», enum que pasa es que es muy difícil deshacerse de e está presente en nuestras vidas desde que sali casa». Y antes incluso, dice, señalando la «enor responsabilidad de los medios de información sentido: «Uno abre un periódico, enchufa el tel enciende una radio y el nivel de ruido es tan al insoportable que, aunque quieras abstraerte d prácticamente imposible».
Pero, lejos de sermonear, El traje apela al ret to y al absurdo como fórmula de reducción de realidad. A través del humor, la pareja protago –«dos jugones y dos grandes mentirosos», en de su amigo dramaturgo– se meten por sitios t para reírse de lo más complicado, huyendo de impostura que tanto irrita a los tres. Así, Gutiér asegura que siempre ha considerado esta piez juguete cómico. «Hay algo de divertimento por parte que se traslada al espectador. Pero tambi poso reflexivo que no se queda simplemente e rato y en las risas del público».
La fórmula para encontrar esa verdad y esa que residen detrás del chascarrillo es, según C apostar por el teatro popular y directo. Una her que él y Gutiérrez consideran un buen antídot actual fiebre por la oscuridad –materializada p ejemplo en el vigor por el true crime–, de igual que la mirada escéptica hacia la maldad acech y la acritud de la actualidad.N