El Mundo Andalucia Weekend Int - La Otra Crónica Int
MI DRAMÁTICA EXPERIENCIA COMO... MINERO
Esta semana se ha producido en el pueblo de Sabinas, en el mexicano estado de Coahuila, un terrible y dramático accidente en la mina de carbón Las Conchas, sepultando en el interior de un pozo a 10 mineros que, a la hora del cierre de esta columna, aún continúan sumergidos en lodo a 60 metros de profundidad. Y han sido abandonados a su suerte. Ello me ha recordado, como en alguna que otra ocasión he comentado, mi experiencia como minero en las Hulleras de Sabero, en León, en 1954, como ayudante de picador cuando estudiaba Derecho en la Universidad de Granada y la explosión de grisú en la mina La Ercina en que murieron... 14 mineros. De esta terrible tragedia se cumplió el pasado 10 de junio, 68 años. Treinta niños de nueve viudas quedaron huérfanos. El más joven de los mineros muertos tenía mi edad de entonces, 22 años, y dos de los fallecidos eran padres de siete hijos. A pocos metros de aquella explosión se encontraba el pozo de la mina en la que yo
trabajaba, a 500 metros de profundidad como ayudante del picador llamado Trinitario. Mi caída del caballo se produjo a causa de las lecturas de la biblioteca de mi abuelo, donde encontré un libro de Somerset Maugham, El filo de la navaja, cuyo protagonista Larry, un periodista y escritor, acabó trabajando de minero en las explotaciones alemanas de carbón del Ruhr.
Conscientes de la ignorancia en la que vivíamos los universitarios acerca de los más trascendentales problemas sociales, el padre Llanos y Eduardo Zurita, así como otros infiltrados universitarios, habían fundado, en 1952, el SUT (Servicio Universitario de Trabajo). Se trataba de un camino espinoso, difícil y peligroso, sobre todo después de los problemas creados en Francia por los sacerdotes obreros que acabaron implicados en las reivindicaciones sociales y políticas de los trabajadores que, of course, eran de izquierdas.
La relación con el SUT despertó, en mí, sentimientos enfrentados a los imperantes en gran parte de la población estudiantil y decidí trabajar en aquel pozo de las Hulleras leonesas de Sabero.